La Dinastía (libro 13. Ignar Arihan)

Cap. 14 Comienza la cacería

Radek estaba terminando de desayunar mientras escuchaba lo que le decía Nivi, pero repentinamente dejó de mirarla y giró la vista hacia la puerta. Nivi seguía sin tener muy desarrolladas sus habilidades y en su opinión, en realidad no tenía ninguna, pero lo que sí había aprendido a reconocer eran los cambios que se operaban en Radek, así que hizo silencio y miró hacia donde él lo hacía.

No pasó mucho tiempo antes de que viesen entrar a Lucía en compañía del antipático Louis, ya que Irakli y Hani solían quedarse fuera fastidiando a quien estuviese de guardia. Louis se quedó de pie en la puerta, mientras que Lucía avanzó.

  • Kasny din —saludó
  • Lo eran hasta hace unos segundos —dijo Radek
  • Si serás desagradecido —dijo Lucía mientras se sentaba y cogía unas uvas —Solo quería saber cómo estuvo el viaje —y miró a Nivi —¿Te divertiste?

La pobre chica aún no superaba a Mikha, así que cada vez que veía a Lucía entraba en pánico, y como no era que Lucía siendo ella misma fuese muy diferente a su tío, las cosas no se presentaban fáciles.

  • ¿Acaso Rad te cortó la lengua? —insistió —No me digas que no la dejas hablar —agregó mirando a Radek

Sin embargo, Radek estaba muy ocupado intentando equilibrar los enloquecidos nervios de su mujer, algo que Lucía notó, pero no entendió. Una vez conseguido lo anterior, la miró a ella.

  • ¿Qué estás haciendo aquí, Mik…Lucía? —preguntó y ella rio
  • No seas majadero, Rad, te lo acabo de decir
  • Nos fue bien, y ahora que ya lo sabes, me harás el gran servicio de dejarnos en paz

No obstante, Lucía continuó hablando y como si él no hubiese dicho nada, algo que Radek sabía sucedería, porque independientemente de lo que dijese Nadège con relación a la evolución, aquella energía seguía siendo igual de irritante. Un momento después, y cuando pareció cansarse de mortificar a Radek, miró a Nivi.

  • Ahora que están de vuelta, podemos salir y…
  • Eh, eh —la detuvo él —Nivi no va a ir a ninguna parte contigo
  • Cualquiera diría que me consideras un peligro
  • ¡Ah, sí! Y uno muy grande para cualquiera

Mientras Lucía reía con diversión, Nivi agradecía internamente la posición de Radek, porque francamente no se veía yendo a ningún sitio con aquella chica, pero tambien se preocupó cuando Lucía dejó de reír y miró a Radek.

  • Sabes que no puedes oponerte a lo que yo diga ¿no es así?
  • Puedes creerlo, pero te sugiero preguntarles a tus parientes al respecto
  • No puedes tener a la pobre criatura encerrada
  • Puedo hacer lo que se me de la gana con mi mujer
  • Creo que tienes que ponerte al día con ese asunto, Rad, porque hasta donde sé, las cosas han cambiado mucho

Con toda seguridad él iba a responder quién sabía qué, pero no solo guardó silencio, sino que compuso expresión de concentración, algo que no duró mucho, porque enseguida se puso de pie y caminó hacia la puerta. Nivi, que como se dijo, había aprendido a reconocer sus expresiones, entendió que algo serio sucedía, pero como seguía siendo muy aprensiva, y cada vez que él se iba de aquella manera siempre volvía con huellas de haber estado en alguna pelea, pues siempre traía muchas heridas, corrió intentando detenerlo.

Lucía por su parte, estando distraída como estaba, no había captado el mensaje, pero también se puso de pie con más curiosidad que con intención de detenerlo.

  • ¿Qué sucede?
  • Radek, por favor —estaba diciendo Nivi
  • Nidly, debo ir. Quédate tranquila y volveré en cuanto sea posible
  • Pero…
  • ¿Rad? —insistió Lucía
  • Ynli me necesita

Sin agregar nada más, apartó a Nivi y abandonó la estancia, así que Lucía se acercó a alterada chica.

  • No te preocupes, ese sujeto sabe cuidarse

Dicho eso, salió a todo correr tras él, así que los chicos se dieron mucha prisa en seguirlos. Los coches en los que solían moverse quedaron olvidados, así que los chicos pensaron que la alarma que habían recibido más temprano, quizá se había convertido en un problema mayor y lo extraño era que no les hubiesen avisado.

Cuando llegaron a Levzheir, y aunque Lucía no era quien había recibido el llamado, no tuvo problema alguno en establecer la ubicación, así que pasaron como una exhalación hacia la sala de reuniones donde estaba Yves.

Hasta hacía un momento, Nahuel había sentido que se encontraba en un salón de clases rodeado de niños muy inquietos y bulliciosos, pero al escuchar a Yves ahogó la risa pensando que, con independencia de su apariencia casi infantil, la autoridad de Yves inducía no solo a la obediencia, sino al temor. No obstante, enseguida notó que, aunque lo anterior fuese cierto, lo que había causado la expresión que tenían todos no era eso, sino la llegada de quienes lo habían hecho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.