La Dinastía (libro 2. Génesis

Sol Invictus

Dylan fue conducido hasta sus aposentos por uno de los sirvientes, y mientras caminaba iba pensando en todo lo que le habían dicho, pero Janos tenía razón, eso no cambiaba en nada las cosas. Se detuvieron ante una puerta, el hombre la abrió y le preguntó a Dylan si se le ofrecía algo pero él negó, el sirviente se inclinó respetuosamente y desapareció. En cuanto Dylan entró a aquel enorme lugar, lo primero que vio fueron unas botas subidas a una mesa frente a un sillón, pero no veía al dueño. Se acercó con cautela y sonrió.

 

  • Istvan, no tuve…  --  pero se detuvo y miró bien

 

Sus ojos lo engañaban o algo iba mal con su instinto, porque aunque estaba viendo a Istvan, estaba seguro que ese individuo no era Istvan. Sin embargo, al segundo siguiente…

 

  • Deberías dejar de hacer eso

 

Dylan abrió los ojos en forma desmesurada y ahora estuvo seguro que algo de lo que había comido o bebido contenía alguna sustancia alucinógena, porque tenía ante sí a dos Istvan. El Istvan que había permanecido sentado se puso de pie y sonrió con picardía mientras se acercaba al aun sorprendido Dylan con la mano extendida.

 

  • Zdravi priyatel, tenía muchas ganas de conocerte  --  dijo mientras estrechaba su mano y Dylan seguía mirándolos a los dos en forma alternativa  --  Yo soy la parte agradable y divertida de este sujeto y mi nombre es Istval  --  y en ese momento Dylan comprendió
  • Lo lamento Rybik, pero mi hermano no se caracteriza por su cordura  --  le dijo Istvan

 

Después de eso Dylan miró con mayor atención intentando buscar las diferencias, porque estaba seguro que así como Iyul y Luciano se parecían mucho entre sí hasta el punto de poder ser confundidos, si se observaba con atención podían encontrarse las diferencias y en estos dos debía ser igual. Pero después de varios segundos de atenta observación, solo encontró dos cosas distintas. Una, que Istval tenía la sombra de una barba que no lucía en el rostro de su hermano, y la otra, algo que no podía verse y solo era posible percibirlo, la esencia, pero por lo demás eran exactos hasta en el último de los detalles.

 

  • ¿Qué sucede?  --  preguntó Istval con una sonrisa burlona  --  Parece que nunca hubieses visto a unos Aykeris [1]    --  pero luego arrugó la frente  --  No me digas que sustentas las mismas opiniones absurdas con respecto a los que son como nosotros   
  • ¿Aykeris?  --  preguntó Dylan
  • Istval deja de decir necedades, estamos en el siglo XVII  --  lo riñó Istvan y luego miró a Dylan  --  Significa gemelos, Rybik

 

Dylan asintió, pero no entendió del todo lo que había dicho Istval. Sabía que el asunto de los gemelos era algo un tanto misterioso y ya había pensado en eso cuando creyó que los Yaroslávich eran gemelos, pero nada más.

 

  • Lo que sucede es que para algunas culturas  --  explicó Istvan al ver la confusión de Dylan  --  los Aykeris somos la representación del mal y acarrea la desgracia de la desdichada que los tenga, siendo acusada desde adulterio hasta pactar con las fuerzas oscuras de la naturaleza
  • ¡Vaya!  --  exclamó Dylan
  • Afortunadamente en nuestra sociedad se nos considera una especie de semidioses  --  dijo Istval con diversión
  • ¡Istval!  --  exclamó su hermano mientras el otro reía  --  No le hagas caso Rybik, como ya te dije, este sujeto no es especialmente cuerdo
  • ¿Sabes lo odioso que resulta que te llamen Rybik cuando no lo eres?  --  preguntó Istval a su hermano
  • Lo cual no es tu caso, porque seguirás siéndolo toda tu vida  --  dijo Istvan ganándose una mirada de reproche de su hermano
  • Descuida, no me molesta  --  se apresuró a decir Dylan
  • Pues si no protestas ahora, te quedarás así para siempre  --  insistió Istval

 

La extraña conversación quedó suspendida cuando entró Lucien e Istval recuperó su buen humor.

 

  • ¡Lucien!  --  exclamó avanzando hacia él  --  ¡Kicyk Dywel! [2] ¿Cómo has estado?  --  preguntó y sin darle tiempo a nada, ya lo estaba abrazando
  • ¡Zdravi Istval!  --  lo saludó Luciano con entusiasmo

 

Dylan observó la escena con satisfacción, al menos había visto que Luciano se había alegrado de veras al ver a dos personas aquel día, de modo que quizá las cosas no fuesen tan mal, aparte de que no era del todo cierto lo que Luciano le dijese una vez acerca de que no tenía amigos, porque desde luego a Istval y a Itlar, parecía  apreciarlos mucho.

 

  • No estás listo aún  --  dijo Luciano sacando a Dylan de sus pensamientos
  • No es su culpa, Sizvitel  --  intervino Istvan  --  nosotros lo entretuvimos
  • No me llames así  --  dijo Luciano con mala cara y Dylan tuvo deseos de golpearlo 
  • Vycenniani [3] sarì  --  se disculpó Istvan
  • ¡Por todos los cielos, Istvan!  --  exclamó Luciano con exasperación  --  Deja de comportarte como si fuese a atacarte en cualquier momento, hombre.




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