La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 05 Guerras internas

Dylan dedicaba las mañanas a dos actividades específicas y de forma invariable. En cuanto se levantaba se iba a montar, en algunas oportunidades lo acompañaba Lucien, pero esto dependía de dos cosas, la primera que hubiese amanecido en su propia cama, un asunto ya de por sí extraño, y la segunda, que no hubiesen discutido la noche anterior, algo que sucedía con mucha frecuencia y por los más variados y absurdos motivos. Cuando regresaba de su paseo matutino, desayunaba mientras le echaba una hojeada a las noticias y abría su correspondencia. Después de esto se dedicaba a escribir a sus administradores y en ocasiones a Kendall.

El resto de su tiempo lo repartía entre sus visitas a Illir o a Levzheir, y algunas noches  acompañaba a Lucien a cualquiera las muchas veladas a las que era invitado. Una noche Lucien se había puesto especialmente pesado, y aunque nunca insistía de manera tan terca en que Dylan lo acompañase, en esta oportunidad lo hizo hasta al agotamiento.

  • Vamos Dylan, estamos en plena temporada
  • Hasta donde sé, para ti siempre es temporada
  • De acuerdo  --  dijo sonriendo  --  pero estamos en París, hombre
  • ¿Y qué tiene eso de especial?
  • Por ejemplo, madame Javert  --  dijo con sonrisa traviesa
  • Toda tuya si la quieres, esa mujer parece tener dos lenguas por la forma en la que habla sin detenerse nunca  --  dijo con acidez y Lucien soltó una carcajada
  • Eres muy necio, Dylan Danworth, porque solo tienes que ordenarle callar y asunto arreglado

Finalmente Lucien había conseguido convencerlo y fue en esa oportunidad que se encontró de forma inesperada con los Saint-Claire, algo por lo que Lucien se arrepintió mucho.

Apenas unos instantes después de haber llegado y sin que Dylan hubiese tenido tiempo ni siquiera de tomar una copa, Lucien apareció de nuevo a su lado.

  • Vámonos
  • ¿Qué?  --  preguntó Dylan con extrañeza
  • Después te explico

No obstante, fueron detenidos unos pasos más allá y Lucien estaba deshaciéndose con velocidad de sus interlocutores cuando Dylan escuchó su nombre.

  • ¿Lord Danworth?  --  preguntó una voz con una nota de sorpresa y Dylan se volvió al reconocerla

Dylan ya llevaba poco más de quince años siendo un Devirg y viviendo en ese mundo, de modo que se olvidó de la formalidad con la que se trataba al resto del mundo.

  • ¡Jacques!  --  exclamó al verlo y avanzó hacia él estrechándole la mano  --  ¿Cómo estás, hombre?
  • Bien milord  --  dijo Jacques con cierta expresión de extrañeza, y aunque Dylan entendió, ya no había cómo remediar el asunto
  • Vamos, monsieur Germain, nos conocemos desde hace mucho tiempo para tanta formalidad  --  e inmediatamente puso en práctica sus nuevas habilidades, por lo que Jacques sonrió confiado

Lucien había terminado de deshacerse de los que los habían detenido y se acercó a ellos.

  • ¿Jacques, recuerdas a mi amigo el conde de Cagliari?
  • Claro  --  dijo él extendiendo la mano a Luciano  --  Signore
  • Buonasera, signore Germain  --  saludó Luciano, pero al mismo tiempo  --  Debemos irnos, ¡ya!  --  dijo solo para Dylan
  • Me alegra mucho haberte visto Jacques, pero…
  • ¿Lord Danworth?  --  escucharon a su lado

Lucien gimió internamente y decidió poner fin a aquello con la máxima rapidez. Cuando habían llegado hacía un momento y apenas había dado un par de pasos, había divisado a Maurice Saint-Claire. Inmediatamente había procedido a hacer una rápida búsqueda, y aunque no había visto a ningún otro Saint-Claire en el salón, decidió ir por Dylan y salir de allí a toda prisa antes de que fuese visto por Maurice, pero en vista de la inutilidad del asunto, ahora lo importante era marcharse a la mayor brevedad.

 

A unos cuántos metros de ellos, otros ojos observaban la escena. Dos pares de ellos con preocupación y los otros seis con curiosidad.

  • Mal asunto  --  dijo Edin
  • Normalmente Lucien sabe cómo manejarse, pero si no se van en breve, tendremos que sacarlos  --  dijo Itlar
  • Y de prisa, porque si bien Saint-Claire y Germain no tienen ninguna posibilidad de reconocerlos, ella sí  --  dijo Edin señalando hacia el otro extremo del salón
  • Que alguien se encargue de distraerla
  • Vamos Itlar, es una vidmagy y lo notará enseguida

En otra dirección Guy Dessart, Henri Toureain y Pierre Chifflet tampoco les quitaban los ojos de encima.

  • ¿Desde cuándo un Yaroslávich en tan buenos términos con un Saint-Claire?  --  preguntó Pierre
  • Supongo que como él es el sizvitel, puede hacer lo que se le venga en gana mientras a nosotros nos prohíben hasta respirar  --  dijo Guy con ira
  • No sean necios ustedes dos  --  intervino Henri  --  Si pusieran atención, se darían cuenta que no es Lucien quien se lleva bien con Saint-Claire, sino el pequeño Lord.
  • Lo que viene a ser lo mismo, porque es su Djali ¿no?  --  insistió Guy
  • Kasny dunheit, devjavrys
  • Bon soire, Patrick  --  saludó Pierre sin volverse, pero los tres se habían tensado



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En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

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