La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 08 Paralelamente

Sophie se encontraba en el jardín y miraba con desolación los rosales, pronto llegaría el invierno y éstos dejarían de florecer. Caminó un rato más mientras pensaba en la última carta de Brian. Su hijo estaba que no cabía en sí de felicidad y como siempre, hablaba maravillas de Victoria. Sophie estaba realmente contenta de que todo hubiese salido bien y Kendall no hubiese tenido problemas para pactar el compromiso, ahora solo esperaba el momento de conocer a la futura esposa de su hijo.

Caminó de vuelta pero tuvo que correr, porque de pronto se desató una extraña e inapropiada tormenta. Mientras corría hacia la casa, recordó repentinamente a Dylan y que él siempre predecía con bastante exactitud aquel hecho.

  • Bueno Lord Danworth, no estás aquí y no pudiste avisar  --  dijo en voz alta

Después se reprochó a sí misma, pero no pudo evitar preguntarse qué sería de la vida de Dylan. Eventualmente Kendall le decía cuando recibía carta de él, pero la verdad era que no había mucho que decir, solo que seguía en sus interminables viajes y no mucho más. Sin embargo, hacía ya algún tiempo que Kendall no lo mencionaba, y luego con un deje de tristeza y preocupación pensó que en realidad hacía mucho que Kendall le comentaba pocas cosas y conforme pasaba el tiempo, parecía alejarse más.

Inicialmente Kendall apenas si participaba de la vida social, porque recién iniciado su matrimonio, ambos se dedicaron primero a Brian y luego a Christopher y a Derek, pero paulatinamente Kendall comenzó a integrarse de nuevo a sus actividades en la corte y cada vez pasaba más tiempo en Londres. Cuando esto comenzó a suceder solía venir varias veces durante la temporada, pero ahora ya no lo hacía y Sophie lo atribuyó a que el viaje era muy cansado, Kendall  pronto cumpliría cuarenta y uno, de modo que ya no era un jovencito y por fuerza tenían que afectarlo aquellos traslados.

Subió a toda prisa para cambiarse, lo último que necesitaba era pescar un resfriado estando tan cerca el invierno, pero antes de entrar a su habitación escuchó voces dentro. La puerta estaba entornada y se detuvo al escuchar su nombre.

  • … la verdad es que es una pena
  • Sí, pobre Lady Arlingthon

Sophie se preguntó por que razón las doncellas opinaban eso, pero obtuvo la respuesta casi de forma inmediata.

  • Bueno, Lord Arlington aun es muy guapo, así que no es de extrañar que tenga a esa señorita, y en cualquier caso…

Sophie dio media vuelta y entró a la habitación de Brian. Se sentó en la cama y trató de detener la enloquecida carrera que habían emprendido tanto su corazón como sus pensamientos. Aquello no podía estar pasando, Kendall nunca… ¿o sí? Pasó mucho rato antes de que lograse serenarse, y después de hacerlo comenzó un pleito mental. Estaba muy disgustada consigo misma, porque escuchar conversaciones tras las puertas no se correspondía con el comportamiento que debía exhibir una dama. En este punto volvió a recordar a Dylan y sus irritantes lecciones de buen comportamiento, y se enfureció aun más.

Abandonó la habitación de Brian y caminó con decisión hacia la suya,  por fortuna ya las doncellas la habían abandonado. Después que se hubo cambiado y cuando estaba a punto de ir a la habitación de Derek, llamaron a la puerta.

  • Mi lady, Lord Saint-Claire acaba de llegar  --  le informó la doncella
  • Gracias, enseguida bajo

Sophie se extrañó por la hora, ya que su padre había quedado con ella que vendría para la cena, pero como no era la primera vez que llegaba mucho más temprano solo para alborotar con los niños, no le dio mayor importancia. Sin embargo, apenas lo vio supo que algo iba muy mal.

  • ¿Papá?
  • Sophie…  --  aquella vacilación hizo que Sophie se alarmase de veras  --  recibí carta de Francia

Sophie sintió que el mundo comenzaba a girar a velocidades inusitadas, y pensó ¿Tío Maurice…Madeleine…?

  • Sophie, Jacques…
  • ¡No!

Phillipe reaccionó con rapidez para detener la caída de su hija, que aunque no llegó a perder el sentido, sus piernas se habían negado a sostenerla. Después que estuvo sentada, Phillipe procedió a contarle lo sucedido, o al menos parte de ello. Sophie sentía una terrible opresión en el pecho, no solo porque  Jacques había sido el hermano que no había tenido, sino porque no se imaginaba a Madeleine sin él. Pasó mucho tiempo antes de que lograse recuperar la compostura.

  • Salgo para Francia mañana, Sophie, espero que lo comprendas
  • Por supuesto papá, y créeme que me gustaría mucho poder acompañarte, Madeleine debe estar…  --  pero las lágrimas volvieron a ahogarla

Phillipe tuvo verdaderas dificultades para calmarla, sobre todo porque él mismo aun no asimilaba del todo el asunto, pero finalmente ella se tranquilizó y él consideró más prudente ser él quien le diese la triste noticia a los niños, porque ella no iba a poder sin venirse debajo de nuevo. Después de hablar con ellos, algo que tampoco resultó sencillo, porque estaban muy encariñados con el tío Jacques, sobre todo Derek; se despidió de ellos y se marchó. Se iba con el corazón roto, tanto por el motivo del viaje como por tener que dejar a su hija y a sus nietos en aquellas condiciones, pero no tenía alternativa. No le había dicho a Sophie que Maurice también había resultado herido, porque, aunque ya estaba mejor, eso solo habría alterado más a su hija. Así como tampoco había mencionado el importante asunto que su sobrina le había dicho que necesitaba urgente atención.



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En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

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