Kendall se encontraba en el estudio después de un tenso desayuno donde casi nadie había dicho nada. Brian se recuperaba físicamente, pero era evidente que emocionalmente seguía muy mal. Su ánimo era casi nulo y su humor había variado en forma notable. Sophie hacía cuanto le era posible por imprimir algo de alegría al pobre chico, pero fracasaba sin remedio al chocar contra la sólida pared del dolor y el resentimiento.
Por otro lado, Christopher y Derek habían tenido conversaciones tal vez impropias para niños de su edad, pero dadas las circunstancias y la especial relación familiar de los Arlingthon, los niños estaban perfectamente al tanto de lo que había sucedido, por lo que Christopher se mostraba muy indignado mientras que Derek juraba que no se comprometería en matrimonio nunca.
Kendall estaba pensando en todo esto cuando entró el mayordomo interrumpiendo de ese modo sus pensamientos.
Kendall tomó el sobre con curiosidad, porque la correspondencia generalmente llegaba mucho más temprano y él la revisaba después de desayunar, pero al ver el escudo de armas de Livingstone, se emocionó, porque eran noticias de Dylan. Sin embargo, apenas leyó la primera línea su emoción se desinfló, ya que no era la letra de su amigo, pero aun así continuó leyendo y al hacerlo se puso de pie con violencia.
En la breve nota, el administrador de Livingstone le participaba acerca de la muerte de Lady Danworth. No era que le interesase especialmente la suerte de aquella odiosa mujer a quien nunca había profesado estima alguna, pero sin duda su muerte tendría como consecuencia directa la pronta visita de Dylan.
De modo que Kendall decidió enviar una nota al administrador de Livingstone para saber si es que esto era posible, dónde se encontraba Dylan en aquellos momentos. Pero la mayor sorpresa se la llevó cuando el mensajero estuvo de vuelta con la información de que Lord Danworth se encontraba en el castillo.
Dylan y sus amigos habían llegado a Livingstone y fueron recibidos por un apenado mayordomo que informó a su señor que hacía apenas un par de horas que Lady Danworth había fallecido. Dylan no mostró mayor sorpresa y ordenó al sirviente que sus amigos fuesen conducidos a sus habitaciones mientras él iba a hablar con su administrador.
Dylan ya había planificado que efectuarían un funeral rápido y sencillo, ya que debido a las distancias y al poco trato que sabía sostenía su madre con los únicos parientes vivos que le quedaban, era sumamente escaso. Sin embargo, se encontró con la novedad de que en su ausencia, el administrador habiendo sido informado de la gravedad e inevitable fallecimiento de Lady Danworth, ya había cursado las notificaciones correspondientes, no solo a los parientes de la misma que en cualquier caso no llegarían a tiempo, sino a las amistades y conocidos de los Danworth.
Aquella circunstancia obligó a Dylan a cambiar de planes, así que dejó todo lo concerniente a la organización del funeral a su administrador y se preparó para la segura visita de Kendall, que siendo el más cercano de sus vecinos y su único amigo en realidad, no tardaría en venir a verlo.
Evitó ir a la habitación de su madre, al fin y al cabo si no había tenido interés en verla viva, muerta mucho menos. De modo que una vez que se cambió las ropas de viaje, se reunió con los Yaroslávich y les informó acerca del cambio de planes.
Luego Dylan miró a los Lovets y se quedó pensativo, pero Yvaylo resolvió su aparente dilema.
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Editado: 20.08.2021