Después que Istvan había hablado con Iziaslav y éste a su vez había ordenado a Iyul regresar, se habían reunido con el sorprendido príncipe.
Aunque ciertamente Iziaslav la mayor parte del tiempo le decía que no hiciese aquello, Iyul lo hacía más por instinto de conservación que por otra cosa, y siendo que no sabía a qué obedecía el urgente llamado de su padre, y no sabiendo de qué humor se lo iba a encontrar, no iba a dejar de hacerlo justamente ese día.
Iyul obedeció y esperó pacientemente a que su padre dijese lo que tenía que decir, pero en ese momento llegó Istvan en compañía de Misha y tomaron asiento también. Iziaslav se llevó la mano a la frente con evidente cansancio antes de mirar a su hijo.
En esta ocasión se interrumpió él mismo y miró a Misha quien le hizo un gesto afirmativo. Iyul abrió desmesuradamente los ojos y pensó que no podía ser, al menos de forma consciente él no había registrado nada. Sin embargo, sabía que si Misha lo decía no había lugar a ninguna duda. De forma inevitable recordó a Andrei y el terror lo invadió. Realmente acababa de estar a punto de ser víctima de una Saint-Claire y ni cuenta se había dado, lo que lo llevó a pensar que, aunque lo sabía, en realidad aquellas mujeres eran una verdadera maldición para ellos.
Después de aquella conversación, Iyul recibió el permiso para ir a donde quisiese menos a Inglaterra. Iziaslav por su parte seguía en la misma actitud silenciosa, y así como él se había preocupado por su hijo, Janos lo estaba por él.
Unos días antes de la Evesbriel, Istvan recibió dos visitas y ninguna de las dos le trajo buenas noticias. La primera había sido la de Adrian Brander, el Lovet que vigilaba a Phillipe.
Ciertamente aquello sorprendió a Istvan, y a menos que le dijesen que Edin había contraído alguna enfermedad y lo estuviese pasando especialmente mal en aquel momento, no veía otro motivo para la preocupación de los Lovets que estaban bajo sus órdenes. Pero lo que no se habría esperado jamás, fue lo que escuchó a continuación.
A pesar de estar escuchándolo, Istvan se negaba a creer en las posibles implicaciones de aquello. Edin era un Devrig con demasiada experiencia y dominio de sí mismo como para caer en eso, y aunque en mayor o menor medida todos ellos eran Yaroslávich, estaban muy lejos de los Yaroslávich primigenios como para sufrir del mismo mal que ellos con respecto a las Saint-Claire. Su mente estaba trabajando a toda marcha buscando posibles razones que justificasen ese acercamiento, pero no había ninguna. Para empezar, y aunque Edin había decidido poner una guardia en los alrededores del Chateau Saint-Claire, a él no le correspondía efectuar esa guardia, eso sería trabajo de un havarik o cuando mucho de un Lovet con menos antigüedad, pero en ningún caso a él que tenía otros asuntos de los cuales ocuparse. Edin no solo era un Lovet Mayor, sino que era un Levjaner, el más joven de todos, pero si había llegado a Levjaner era porque estaba preparado para ello y por tanto a Istvan se le hacía muy difícil digerir aquello. Finalmente había agradecido a Adrian la información y le había autorizado a retirarse, pero un par de días después y antes de haber tomado una decisión en ningún sentido, se presentó Edin con otro asunto quizá mucho peor de cara al futuro próximo.
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Editado: 20.08.2021