La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 30 Sospechas II

Unos días después del suceso presenciado por los Arlington, se llevaba a cabo una reunión en Ledviacir.

  • Todas las pistas nos conducen a callejones sin salida  --  estaba diciendo Adnan
  • Era de suponerse, por muy necio que sea Swaney, sabemos que cubre bien su rastro  --  dijo Franz
  • Los dos últimos desgraciados que llevamos a Zatvor, cumplirán una condena menor y quedaran en libertad de nuevo  --  dijo con disgusto Dimitri
  • Sarì, si me preguntas, pienso que Swaney nos está distrayendo  --  intervino Patrick  --  Él sabe que Lord Danworth está vigilado y acercarse a él es casi imposible, de modo que su objetivo tiene que ser otro
  • Coincido contigo, pero por una parte no hemos logrado establecer cuál es, y por la otra, distracción o no, no podemos dejar desprotegidos a los habitantes de la zona sabiendo como sabemos que Swaney ha enviado a sus hombres allí  --  le respondió Istvan
  • No estoy sugiriendo eso, sabemos que tantos Predvarys descontrolados son un peligro, pero hay dos individuos a los que deberíamos vigilar más de cerca, porque son los brazos ejecutores de Swaney.
  • Damien está vigilando a Guy Dessart, pero a André parece habérselo tragado la tierra, desde que Edin y Damien reportaron su encuentro con él, y luego de que salió de Zatvor, Krasmir lo ha estado buscando pero no ha dado con él aún  --  hizo una pausa y luego agregó  --  En cualquier caso, manténganse alertas, sabemos que a Swaney no le importaría sacrificar a cualquiera de sus Predvarys con tal de fastidiar.

La reunión finalizó y todos volvieron a sus lugares de vigilancia, pero Patrick iba pensando que estaban viviendo una época difícil y eso se notaba en Istvan. Normalmente, y aunque él no era como su aykeri, sí era un individuo alegre, optimista y bromista, pero en los últimos tiempos había perdido todo eso, y en su opinión, el actual estado de cosas se lo debían a Lord Danworth. Él no tenía nada en contra del cuestionado duque, pero, aunque no fuese hijo de Iziaslav, éste lo había colocado al mismo nivel de sus hijos, así que tenía el estatus de un nuevo sizvitel y estaba dando tantos dolores de cabeza como Lucien, con el agravante de ser su Djali, lo que lo colocaba directamente en la línea de fuego de Swaney, y en ese momento Patrick se preguntó de nuevo qué demonios sería lo que tenía aquel loco en contra de Lucien, porque si bien todos conocían su manía, eran extraordinariamente pocos los que sabían la razón, y lo que casi todos se imaginaban era que por tratarse del hijo menor de Iziaslav y conociéndose su debilidad por él, suponían que se trataba de eso.

 

Sophie le escribió a su padre y a Madeleine para darles la noticia en cuanto confirmó su embarazo, y aunque aun no se lo podía creer después de tanto tiempo, ciertamente estaba muy feliz y recordó lo que le había asegurado Madeleine con respecto a que sí tendría una hija.

Por supuesto los Saint-Claire se alegraron muchísimo cuando recibieron las cartas de Sophie, y lo único que lamentaban era que Brian, para quien también había llegado una misiva de su madre, se hubiese marchado el día anterior con rumbo a Grecia. Originalmente iba a Austria, Alemania y Hungría, pero siendo que era aun una zona en conflicto, Phillipe le aconsejó desistir de ello y el chico lo obedeció cambiando de itinerario.

 

Brian había partido con intención de visitar dos islas griegas, que por los relatos de su madre, llamaban mucho su atención, Corfú y Creta. Para la fecha, y aunque la parte continental del país estaba bajo el dominio Otomano, ambas islas estaban en posesión del gobierno Veneciano. Durante el viaje, Brian hizo amistad con el Conde de LaFère y con el Baron d’Auvergne, dos jóvenes alegres y bulliciosos que le recordaban a su hermano menor, y que serían sus compañeros durante toda la travesía. Poco antes de embarcarse, les escribió a sus padres notificándoles su destino y asegurándole a Kendall, que estaría de vuelta en Inglaterra en un par de meses, pero en realidad no volvería hasta casi un año después.

 

Entre tanto en Inglaterra el tiempo comenzaba a cambiar, y aunque aun no había comenzado el deshielo, ya los días no eran tan fríos. A Dylan le había tomado más tiempo del que esperaban, reponerse de la noticia del embarazo de Sophie, y Lucien le había ordenado a Itlar que evitase a toda costa que Kendall apareciese por Livingstone, al menos hasta que Dylan  estuviese en mejores condiciones.

Lo sorprendente para Lucien no fue el tiempo que le llevó a Dylan aceptar aquello, sino que no pensara, ni por un momento, que ese niño podía ser suyo, así que supuso que Yvaylo tenía razón y que el sentimiento de pérdida lo estaba cegando. Sin embargo, y en medio de todo, lo consideró mejor, porque de habérselo imaginado, posiblemente la desesperación y la culpa no lo habrían dejado vivir, de modo que se aplicaron tanto como les fue posible a distraerlo, y entre las reformas que habían emprendido y su interés por el aprendizaje de Tommy, mismo que Lucien dejó de cuestionar dadas las circunstancias, Dylan comenzó a salir de su depresión.

Hacia finales de febrero la casa de Thomas quedó terminada y la familia se trasladó a su nuevo hogar. Dylan le había dicho a Mary que realmente no era necesario que siguiese trabajando, pero ella insistió en continuar a su servicio al igual que Elizabeth.

Tommy había comenzado a leer y a escribir, de manera rudimentaria, pero era un avance, con lo que quedó demostrado que el señor Nevsky sabía lo que hacía, pero éste también le informó a Dylan, que aunque el chico era muy despierto y tenía una mente ágil, para lo que mostraba un mayor talento era para el manejo de las armas, de modo que Dylan decidió que él mismo se ocuparía de aquel aspecto.



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En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

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