La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 32 Llévame a casa

En los días siguientes, aunque Dylan se mantuvo atento, no sucedió nada relevante. Se enteraron que Kendall había salido de viaje con Christopher, y sabiendo que Derek era el más inquieto, alertaron a los Lovets de la zona en caso de que el chico saliese de excursión solo. Sin embargo, esto no sucedió, porque al parecer, y aunque ellos no lo sabían, Derek se había tomado muy en serio el asunto de cuidar de su madre.

Una mañana de finales de marzo, Lucien se quedó mirando a Dylan después que había terminado de desayunar.

  • ¿Qué?  --  preguntó Dylan con suspicacia
  • ¿Qué te parece si damos un paseo para divertirnos un poco?

Dylan lo miró con aprensión, porque usualmente el concepto de paseo  y  diversión de Lucien, difería en mucho del comúnmente aceptado, y según podía recordar de los tiempos en que estaban en Milán y Florencia, aquello solía terminar en problemas.

  • Luciano…
  • No me vayas a decir que estás ocupado, porque no lo estás. Hemos concluido con los trabajos en tus villas y no hay mucho más qué hacer
  • Suponiendo que estuviese dispuesto a escucharte, y es algo de lo que no estoy muy seguro ¿Qué es lo que quieres exactamente?  --  Lucien sonrió y Dylan estuvo positivamente seguro que iba a arrepentirse
  • Podemos ir a visitar a Giulio por ejemplo, hace tiempo que no lo vemos

Aunque aquello a simple vista no parecía revestir ningún problema y habría podido ser considerado de lo más normal, Dylan sabía mejor que nadie, que Lucien no era del tipo familiar, de modo que pensar que echaba de menos a su hermano le resultaba un tanto difícil.

  • ¿Y sabemos dónde está Iyul?
  • ¡Claro, sígueme!  --  dijo poniéndose de pie
  • Espera, no he dicho que…

Pero ya Lucien había desaparecido seguido por Itlar, así que Dylan miró a Yvaylo en forma interrogativa.

  • Salzburgo  --  dijo el Levjaner
  • ¡Vaya! Sin duda siente predilección por los climas cálidos  --  dijo en forma por demás irónica  --  Austria en esta época debe estar a unos 9º
  • Siempre nos va mejor con el frío que con el calor excesivo  --  dijo Yvaylo con una sonrisa  --  Y no es que Inglaterra sea muy cálida precisamente  --  agregó

Dylan aun estaba tomándose el café en forma distraída cuando lo sorprendió la voz de Lucien.

  • ¿Vienes o no?

Siendo que ya lo imaginaba muy lejos, se sobresaltó al escucharlo, no obstante, dejó la taza y se puso de pie para seguirlo. Cuando llegaron, se encontraron con la novedad de que Iyul no se encontraba en su casa y Lucien compuso expresión de fastidio.

  • Bueno, esto es lo que sucede cuando decides visitar a alguien sin anunciarte  --  dijo Dylan

Pero Lucien no le prestó atención e igual entró y se instaló cómodamente en un sillón del salón.

  • Luciano, no sabemos…
  • No debe tardar  --  lo interrumpió él  --  Debe haber amanecido en agradable compañía, pero no suele quedarse mucho más, y en caso de que se demore, yo mismo voy por él, después de todo no lo visito con frecuencia y es su deber atenderme

Dylan lo miró con incredulidad, porque, aunque lo conocía bien, no dejaba de sorprenderle tanta desvergüenza junta. Miró a los Levjaner, pero éstos simplemente se encogieron de hombros, conocían lo suficiente a Lucien como para saber que nada lo induciría a moverse de allí fueran cuales fueren sus motivos para aquella inesperada visita. Aunque Dylan no estaba en lo más mínimo de acuerdo con invadir la privacidad de alguien de aquella manera, no le quedó más remedio que sentarse y esperar.

Sin embargo, siendo que Dylan no estaba acostumbrado a la inactividad, ignoró el servició de café que les habían traído y levantándose, primero se paseó por la estancia admirando las pinturas y objetos de arte esparcidos por esta, llegando a la conclusión de que Iyul sentía predilección por el arte clásico, mientras que las casas de Lucien parecían tiendas donde se acumulaban toda clase de objetos, muchos de los cuales solo él parecía verles su utilidad o discutible belleza. Se asomó a mirar por la ventana, el jardín que rodeaba el pequeño palacio estaba hermosamente diseñado, los arbustos parecían haber sido podados recientemente y presentaban una uniformidad perfecta. Las fuentes eran bellas obras de arte y en conjunto, todo reflejaba el amor de su dueño por el arte y las cosas bellas. Desde allí podía verse la cima del Untersberg, una montaña de casi 2.000 m que forma parte de los Alpes de Berchtesgaden. Aun estaba contemplando el majestuoso macizo cuando experimentó una extraña sensación como de sacudida, e inmediatamente escuchó el ruido de cristales rotos y se giró.

Lucien se había puesto repentinamente de pie dejando caer la taza que tenía en las manos y los Levjaner estaban en actitud de concentración.

  • Dyrthàir  --  murmuró Lucien y acto seguido desapareció

En esta ocasión y a pesar de estar sorprendido, Dylan lo siguió de forma inmediata al igual que los Levjaner, y unos segundos después se encontraban en lo que le pareció el pie de una colina que posteriormente se enteraría era la colina Kapuzinerberg. Pero lo importante del asunto, era que el lugar estaba lleno de individuos de aspecto andrajoso que sostenían una lucha contra Iyul y Misha, quienes a pesar de su indiscutible fuerza, estaban en evidente desventaja. Obviamente en cuanto Lucien llegó, se metió en el pleito, y lo mismo hicieron los otros tres que llegaron unos segundos después, lo que les significó a los que estaban atacando a Iyul, la muerte sumamente rápida de muchos de ellos. Un momento después llegó también un grupo de Lovets que neutralizaron a sus atacantes y el asunto quedó resuelto en breve. Lo sorprendente para Dylan, fue escuchar a Lucien.

  • ¡Mátenlos a todos!  --  ordenó con suprema ira



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En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

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