La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 36 ¿Venganza o Justicia?

Istvan y Edin llegaron a Levzheir y después que Istvan impartió unas órdenes a un grupo de Havariks, entraron al despacho.

  • ¿Qué sucedió, Edin?

El Levjaner se sentó y después de un suspiro resignado, le contó a Istvan lo sucedido el día anterior con Madeleine.

  • Sé que me advertiste que restringiese mi contacto con ellos, pero la verdad nunca imaginé que algo así podía ocurrir  --  dijo al final del relato
  • Lamento todo esto  --  dijo Istvan luego de un momento de silencio  --  No voy a decir que yo lo supiese, pero bien mirado era una posibilidad muy factible, ya que cuando llegaste a su vida se encontraba en un momento especialmente vulnerable, fuiste amable y considerado volviéndote su amigo y su apoyo, de modo que no era tan difícil imaginar que podía suceder.
  • Reconozco mi error, me gustaría pensar que solo está confundida y que solo extraña a su esposo.
  • Tú y yo sabemos que no es así. Ella lo amaba, pero, aunque le llevó algún tiempo aceptarlo, sabe que ya no está ni estará, de manera que inadvertidamente se enamoró de ti, es algo muy humano, pero en este caso muy inconveniente también.
  • Lo entiendo y lo mejor es mantenerme alejado, no dejaré de estar al tanto, pero sin acercarme a ella  --  Istvan lo miró durante unos segundos y Edin agregó con cansancio  --  No Istvan, sabes que es imposible
  • Nada es del todo imposible, Edin, más difícil quizá, pero no imposible. En cualquier caso, y aunque lo lamento por Madeleine, dadas las circunstancias me tranquiliza saber que no es tu caso  --  y luego de observarlo unos segundos más agregó  --  No te martirices, no tuviste malas intenciones y simplemente ocurrió. Aparte de eso seamos honestos, estás demasiado acostumbrado a que las mujeres te persigan  --  y en este punto el chico arrugó el entrecejo  --  y como dudo mucho que Madeleine hubiese dado muestras de lo que estaba sintiendo, pues se te escapó
  • Soy un Levjaner, Istvan, y un estúpido aventajado, porque por lo primero estaba en la obligación de notar lo que estaba sucediendo

Istvan entendió que de momento no iba a hacerlo cambiar de opinión y tendría que pasar algún tiempo antes de que Edin dejase de culparse, de modo que hizo eso a un lado y pasó a otro asunto que de forma inmediata le interesaba mucho más.

  • ¿Fuiste a Alejandría?  --  y Edin asintió  --  ¿Qué dijo Haris?
  • No estaba allí, así que tuve una agradable conversación con Haliq, que luego de revisarme hasta el último cabello, me dio uno de sus asquerosos brebajes y me tuvo allí por más de dos horas riñéndome como a un crío
  • Entonces asumo que todo está en orden  --  dijo Istvan intentando disimular la sonrisa
  • Sí, todo en orden

Después de eso se despidió y volvió para ocuparse de los asuntos pendientes, dejando a Istvan preguntándose por qué la mayoría de las Saint-Claire, empezando por Seren, tendían a enamorarse de los hombres más inconvenientes, mientras que Edin iba lamentándose de que aquello hubiese ocurrido. Madeleine era una buena persona y merecía ser feliz, pero, aunque no se hubiese tratado de una Saint-Claire, igual no hubiese tenido ninguna oportunidad con él, porque una de las primeras cosas que decidió Edin una vez que aceptó la idea de lo que le había sucedido, fue que jamás se involucraría sentimentalmente con nadie y había cerrado firmemente su corazón a ese sentimiento. Era asediado por las mujeres tanto Devrigs como humanas, como había señalado Istvan, porque como decía Istval con el único fin de molestarlo, Edin parecía la pintura de un ángel con sus cabellos dorados como el sol y los ojos tan azules como el mismo cielo, pero, aunque disfrutaba de la compañía femenina y ésta nunca le faltaba, en todos los años que llevaba de transformado jamás se involucró más allá de lo estrictamente necesario con ninguna. De modo que Saint-Claire o no, Madeleine igualmente no habría tenido ninguna oportunidad.

 

Mientras tanto, Louis se había avocado a lo que tenía entre manos olvidándose de cualquier otro asunto. Estudió con cuidado lo que Dennis Hinault le había entregado y sin duda había suficiente como para dar inicio a un proceso en contra de su sobrina. Sin embargo, Louis sabía que las cosas habían cambiado y debía moverse con cuidado. Phillipe tenía una enorme influencia en Francia, y siendo que las facciones religiosas seguían divididas, sacar a la luz pública aquello habría desatado una guerra de fuerzas en las que ambos tenían casi las mismas posibilidades de ganar, pero el casi no le servía a Louis y debía asegurarse el triunfo a cualquier precio.

El día de la entrevista con Hinault, Louis no durmió y se pasó el resto de la jornada revisando concienzudamente todos los documentos, después de lo cual y a pesar de la avanzada hora a la que concluyó, estableció contacto con el resto de las autoridades eclesiásticas, descansó unas horas y luego fue a reunire con ellos. Una vez que les hizo un resumen del caso, se convocó en forma inmediata un ilegalísimo tribunal para juzgar in absentia a la presunta acusada con los resultados previsibles. De modo que Louis ya tenía lo que necesitaba.

Andrew, que había seguido atentamente todo el procedimiento, sintió verdaderos deseos de arrancarle la cabeza a aquel sujeto, pero era un Saint-Claire y eso estaba fuera de discusión. Pero en cuanto Louis recibió el permiso para ir por Madeleine, envió un urgente mensaje a Edin y a Istvan, quienes a su vez salieron de inmediato para el Chateau Saint-Claire.



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En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

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