La Dinastía (libro 5. Sangre Real)

Cap. 18 Conociendo a los aykeris

Lucien vio a Dylan tomar las manos de los aykeris y abandonar el salón, y estaba a medio camino entre el asombro y la indignación, porque en su opinión tenían una conversación pendiente y Dylan ni siquiera lo había mirado.

  • ¿Qué demonios le sucede a este cretino?  --  preguntó en voz alta  a nadie en particular

Los Levjaners se miraron, pero obviamente el que no podía quedarse callado era Iván.

  • Si me preguntas yo diría que está algo ocupado con sus hijos  --  y Lucien le lanzó un mirada venenosa
  • Vamos Lucien  --  dijo Itlar que sin necesidad de meterse en sus pensamientos sabía perfectamente lo que surcaba éstos, porque lo conocía bien  --  ¿Qué esperabas?
  • No lo sé, pero ciertamente no que decidiese ignorar al resto del mundo  --  dijo en tono ofendido
  • Lleva más de veinte años a tu lado, en cambio a sus hijos apenas los está conociendo  --  insistió Itlar
  • Y en mi opinión su compañía es más amable  -- dijo Iván ahogando la risa
  • ¡Ja! Pues eso es según, porque la criaturita no es precisamente simpática y nada amable
  • Lo que me recuerda advertirte que sería poco juicioso molestar mucho a iuv larsèvirier, porque tiene el poder para destruirte el cerebro
  • No lo dudo, pero eso no... 

Sin embargo, se detuvo súbitamente y miró a Iván con los ojos muy abiertos mientras que éste asentía.

  • Lo que te estoy diciendo no es un eufemismo, Lucien  --  y a continuación le contó lo que Iliar les había referido
  • ¡Demonios!  --  exclamó Lucien  --  De veras que mi vida empeora a cada segundo que pasa  -- dijo en tono abatido mientras los demás ahogaban la risa

 

Entre tanto el objeto de discusión brincaba al lado de su padre por todo el castillo atormentándolo a preguntas mientras que Dylan hacía esfuerzos por contestarlas y no podía sentirse más feliz y complacido.

  • Lucía déjalo hablar  --  la riñó su hermano
  • Yo no se lo impido ¿verdad papá?  --  preguntó mirándolo
  • Por supuesto que no, linda  --  dijo Dylan alzándola
  • ¿Lo ves?
  • Padre, hay algunas cosas que…
  • ¡Alexander Phillipe!  --  lo interrumpió ella

Como Dylan no había tenido ninguna dificultad para ver lo que su hijo había intentado advertirle, volvió a reír ante la indignación de la niña, pero juzgó oportuno poner fin al pleito.

  • Veamos niños  --  dijo volviendo a colocar a Lucía en el piso  --  no es necesario que se peleen, porque los hermanos no deberían hacerlo
  • Pero tú te peleaste con el tuyo  --  dijo Lucía y Dylan pensó que aquella señorita no calificaba en el renglón de fácil
  • Y ahora tendré que disculparme con él, porque eso estuvo mal  --  le dijo él y miró a Alex  --  Siempre deberás amarla y cuidar de ella no solo porque es una chica, sino porque es parte de ti  --  y luego miró a Lucía,  pero la niña bajó la mirada
  • Siempre lo hace, haryk  --  reconoció antes de que Dylan pudiese decirle nada  --  lo que sucede es que me fastidia mucho que me digan qué hacer
  • Pero comprendes que es por tu bien ¿no?  --  y ella asintió  --  Me dolería mucho ver que se peleen entre ustedes
  • Lo siento, Lucía  --  dijo Alex como siempre más inclinado a ceder
  • No, yo lo siento, Alex  --  dijo ella abrazándose a su hermano

Yvaylo que observaba en silencio todo el asunto, decidió que el Rybik tenía mucho sentido común, y según lo que estaba viendo, quizá no tendría mayores dificultades para manejar a sus hijos, aunque no tuviese ninguna experiencia.

Dylan sonrió y los abrazó a ambos, pero cuando iban a continuar el recorrido miró por la ventana notando que ya había oscurecido, de modo que sacó su reloj y al ver la hora se reprendió a sí mismo recordando que los niños estaban pequeños y debía alimentarlos.

  • Creo que es hora de ir a cenar  --  les dijo
  • ¿Por qué tenemos que comer?  --  preguntó Lucía

Yvaylo que sabía algunas cosas que Dylan no, sonrió y decidió esperar a que él aprendiese por sí mismo lo difícil del asunto.

  • Porque si no te alimentas como es debido, no crecerás y además puedes enfermar con facilidad
  • También comiendo puedo enfermar  --  insistió la niña mientras bajaban las escaleras  --  ya estuvimos enfermos antes

Dylan sintió una repentina punzada de temor al recordar lo que le había dicho Iván con relación a que los mydevrigs eran niños tan normales como cualquier humano común, lo que hizo que se sintiese muy preocupado, porque sabía los peligros que corrían al contraer enfermedades que eran la principal causa de muerte infantil, pero en medio de su repentina preocupación, olvidó el hecho de que eran mydevrigs y lo que también le había dicho Iván acerca de que eran muy especiales, de modo que miró al silencioso Yvaylo con el miedo reflejado en los ojos y la pregunta muda.

  • ¿Recuerdas cuando estuviste enfermo hace poco?  --  y Dylan asintió, aunque no veía la relación  --  En esa oportunidad los aykeris también lo estuvieron y por el mismo asunto. Según Aleksèi, es una condición hereditaria




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