La Dinastía (libro 5. Sangre Real)

Cap. 19 ¿Y yo qué hice?

Istval salió dando un portazo y venía todas luces furioso, de modo que los ZD se miraron y ahogaron la risa, ya que tenían pocas dudas de la razón por la que su jefe se encontraba en aquel estado. Desde que había llevado a Aureliè a su casa, aparte de que se veía obligado a ir a diario a la misma como si fuese un crío, algo que en su opinión le restaba tiempo para ocuparse de cosas realmente importantes, el entrenamiento le estaba resultando la cosa más frustrante del mundo. Se peleaba con la chica un día sí y otro también, aunque todos pensaban que la pobre niña no tenía la culpa y todo se debía a que Istval no quería hacer aquello y se estaba comportando como un niño malcriado. Sin embargo, Irakli que en opinión de todos era el que más deseos tenía de perder su cabeza, no dejaba de hacerle la misma pregunta a diario.

  • ¿Cómo va el entrenamiento, lavny?
  • ¡Vete al demonio, Zurab!  --  le gritó Istval y a continuación tuvieron que darse mucha prisa para seguirlo

No obstante, cuando se detuvieron, los chicos pensaron que Istval había escogido el peor destino en las presentes circunstancias al darse cuenta que estaban en Darnley, pero no tuvieron ocasión para decir nada, porque en ese momento vieron que iba saliendo Brian y todos aceleraron sus energías. Istval no tuvo mucho en cuenta eso y entró en el castillo.

  • Definitivamente este sujeto ha perdido el juicio  --  dijo Constantin
  • No puede perder algo que nunca ha tenido  --  opinó Hani y todos rieron disponiéndose a verlo salir apaleado de nuevo

Sin embargo, se sorprendieron mucho al verlo regresar tan pronto y pensaron que la pequeña sizviteliani había batido su propio record en deshacerse del Lovet a tanta velocidad, pero Istval no se detuvo y lo vieron correr por lo que lo siguieron para encontrarse casi inmediatamente en Livingstone

  • ¿Sker advajèvka, Istval?  --  preguntó Silvano
  • Los aykeris están aquí  --  dijo él

Los Lovets compusieron cara de sorpresa, pero aquellos individuos no eran de la clase que pudiese guardar silencio.

  • ¿Ya lo sabe?  --  preguntó Admir con incredulidad
  • Por fuerza  --  opinó Niko
  • Y no quiero perderme esto  --  dijo Irakli con malignidad  --  porque si Lucien está aquí, debe ser todo un espectáculo con fuegos artificiales incluidos
  • Dejen de decir tonterías  --  los riñó Sharik mientras subían las escaleras de la entrada

 

Al amanecer, Dylan se había ido a su habitación con la intención de bañarse y cambiarse de ropas para estar listo cuando despertaran los niños, pero cuando se estaba vistiendo, Lucien entró en la habitación.

  • Buongiorno
  • ¡Vaya! ¿Te caíste de la cama?
  • En realidad no he dormido
  • ¿Y tú por qué?
  • Esperando que vinieras a quitarme la cabeza

Dylan se giró y lo miró con atención, realmente aquel individuo era muy necio, pero él no tenía tiempo en ese momento para su infantil comportamiento, porque había dos que eran niños, eran sus hijos y despertarían breve.

  • Luciano…

Pero sin importar qué pensaba decir, esto quedó suspendido y olvidado cuando la puerta se abrió con estrépito y entraron los niños.

  • ¡Kasny din, haryk!  --  exclamó Lucía corriendo hacia él y lanzándose en sus brazos
  • Buenos días, papá, tío  --  saludó al mismo tiempo Alexander, pero con más calma mirando a los dos hombres

Dylan sonrió mientras que Lucien juntaba las cejas

  • ¿No la enseñaron a llamar a las puertas, señorita?  --  preguntó en tono ácido

Por un momento la niña miró con preocupación a su padre, pero como Dylan no tenía aspecto de estar molesto, se volvió hacia Lucien, aunque en lugar de decir algo se limitó a sacarle la lengua.

Luego de eso bajaron y después que los niños saludaron a los Levjaners pasaron al comedor. En esta ocasión hubo otro problema con la comida, porque apenas destaparon las charolas con los huevos, tanto Dylan como su hija compusieron expresión de asco, pero Lucía además comenzó a hacer arcadas, y aunque a Alex tampoco le gustaban, parecía menos exagerado. Después que los Levjaners y Lucien se habían servido, las bandejas fueron retiradas a toda prisa de la mesa.

  • Ed ho ekdrik [1]  --  dijo Lucía y Lucien la miró con disgusto, porque pensaba que aparte de su adorable carácter, algo ya de por sí malo, tenía que venir a sumarse el hecho de que hablase en devriùrik la mayor parte del tiempo
  • No podría estar más de acuerdo contigo, linda, pero hay a quienes parece gustarles  --  dijo Dylan

Dylan estaba por ofrecer su ayuda a Lucía que intentaba picar una manzana, cuando se fijó en un detalle al que no había prestado atención la noche anterior, giró la vista hacia Alex y vio el mismo asunto, de modo que miró son sorna a Lucien.

  • ¿Qué?  --  preguntó éste con suspicacia
  • ¿No eras tú el que decías que no tenían nada en común?  --  preguntó señalando las manos de los niños




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