La Dinastía (libro 5. Sangre Real)

Cap. 23 Descubriendo a los aykeris

Mientras los niños acosaban a Iziaslav a preguntas, Janos se acercó a Milorad y le hizo saber que Lucien había despertado y que ya estaba mucho mejor, de modo que se excusaron y fueron a su habitación.

  • ¿Y tendremos una habitación aquí?  --  estaba preguntando Lucía mientras caminaban por los pasillos
  • Desde luego  --  dijo Iziaslav con diversión
  • ¿Y podrán venir Istziar y  mamá?  --  preguntó a su vez Alexander

Iziaslav se tensó y fue algo que no se le escapó a nadie. Todos ellos estaban perfectamente al tanto de que él se resistía a tener mujeres en Illir como no fuesen las bizlykis y en el menor número posible, de manera que todas las miradas convergían en él en aquel momento.

  • Su madre tiene tanto derecho como ustedes a venir cuando quiera  -- les dijo
  • Pero Istziar podrá venir también ¿no?  --  insistió Alexander

Dylan tuvo el deseo de decirle a su hijo que dejase las cosas así, porque una cosa era Sophie que al fin y al cabo era una Siglair, y otra muy diferente una mujer que no lo fuese.

  • Niños no estarán aquí tanto tiempo como para necesitar a Istziar  --  les dijo Dylan
  • ¿Pero quién va a ocuparse de nosotros mientras estemos aquí, haryk?  --  preguntó Lucía
  • Janos puede hacerlo  --  intervino Iyul intentando ayudar a Dylan, pero ganándose una mirada reprobatoria por parte de Lucía
  • Eres lindo ewyr, pero eres tonto  --  dijo sin la menor sombra de vergüenza  --  soy una niña

Iyul enrojeció violentamente y dijo algo que esperaba hubiese sido una disculpa adecuada. Sin embargo, al segundo siguiente todos estaban siendo víctimas de la más absoluta sorpresa.

  • Esta es su casa rybiks, de modo que pueden traer a quienes ustedes deseen, cuando lo deseen y por supuesto eso incluye a Istziar  --  les dijo Iziaslav

Con lo que quedaba demostrado una vez más, que aquel individuo amaba a su sangre hasta por encima de sí mismo. Los niños sonrieron satisfechos y en el caso de Lucía estiró los bracitos, fue alzada por Iziaslav y de seguido lo estaba asfixiando en un apretado abrazo para enorme felicidad de éste. No obstante, el momento fue interrumpido por dos expresiones idénticas.

  • ¡Voch dzulv hori!  --  exclamó Lucía
  • ¡Non può essere!  --  escucharon que decía la voz de Lucien al mismo tiempo

Por una parte Dylan se alegró de verlo y de que estuviese bien, pero por la otra pensó que era muy desafortunado que hubiesen ido a encontrarse allí, porque no quería que aquel par comenzase su pleito en presencia de Iziaslav. Sin embargo, Dylan sabía que el solo desear las cosas no era suficiente, algo que quedó demostrado a continuación.

  • ¿Te he hecho algo Dylan?  --  le preguntó Lucien, pero no esperó respuesta  --  Porque si no es así, me gustaría que me explicaras la razón para que te empeñes en torturarme
  • ¡Lucien!  --  exclamó Iyul, pero él no le prestó atención como cabía esperar, sino que miró a su padre
  • ¿Querías verme?  --  preguntó sin siquiera saludar
  • Así es syn, quiero hablar contigo un momento

Aunque Dylan estaba prestando atención a lo dicho por Lucien, no le había quitado los ojos de encima a su hija, y por un momento pensó que había decidido mostrarse misericordiosa, porque no miró a Lucien, sino que seguía mirando a Iziaslav.

  • Lamento que tengas que pasar un rato tan horrible, Ymharyk  -- dijo dándole un beso y luego estiró los bracitos hacia Iyul  --  ¿Me muestras el castillo dharahy ewyr?
  • No es un castillo es un…
  • Nunca me han gustado los bufones, ewyr  --  dijo Lucía interrumpiendo a Lucien que era quien había tenido la necia idea de corregirla, pero sin mirarlo  --  en cambio tú eres tan lindo  --  dijo sonriéndole en forma encantadora a Iyul y luego se volvió hacia su padre  --  ¿Haryk, el tío Iyul puede venir con nosotros a casa? Es mejor compañía que otros

Dylan cerró los ojos con resignación, Iyul tenía expresión de diversión al igual que Yvaylo, Itlar e Iziaslav – lo que empeoró muchísimo el ánimo de Lucien – mientras que Janos y Milorad que venían con el sizvitel, lo miraron con preocupación.

  • Los veré a la hora de la comida, rybiks  --  dijo Iziaslav

Los niños se fueron en compañía de Iyul, Yvaylo, Boris y Dylan, mientras que los demás regresaban al salón privado de Iziaslav donde los estaba esperando Iván, pero después de una muy frustrante conversación con su hijo, Iziaslav tenía ganas de sacudirlo, de modo que dejó el asunto así, pero llegó a la misma conclusión que Iyul, decidiendo que Lucien simplemente lo que no podía soportar era a alguien que le hiciese sombra en ningún sentido.

Iván por su parte y en cuanto recibió el permiso para retirarse, aceleró su energía y siguió a Lucien antes de que Milorad pudiese preguntarle nada. A pesar de la baja temperatura, Lucien había salido a los jardines y caminaba sin rumbo fijo cuando Iván se le acercó con el mayor cuidado. Después de pasar poco más de una hora caminando, a Iván se le dibujó una arruga en la frente y pensó que las cosas iban a ponerse muy difíciles, pero de momento nada podía hacer.




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