La Dinastía (libro 5. Sangre Real)

Cap. 26 Alegrías y tristezas

Una vez que Franz había sacado a Brian de escena, Kendall tenía expresión de disgusto, Sophie de profunda tristeza, Istziar de pena al ver la de Sophie, y Phillipe abrió mucho los ojos al ver que Madeleine se limpiaba la sangre de la mano en la servilleta, ya que no le cupo ninguna duda de lo que pensaba hacer.

Entre tanto, Franz se había llevado a Brian a su habitación e intentaba tranquilizarse para no sacudir a aquel necio. Franz al igual que la mayoría de los Lovets, había escuchado hablar mucho y bien del joven Saint-Claire como llamaban a Derek la mayoría de los Devrigs que lo conocían, y aunque no había tenido oportunidad de hablar mucho con él, el hecho de estar conviviendo bajo el mismo techo, le había bastado para conocerlo. De modo que cuando Lord Halton hizo su velado planteamiento, él se encargó diligentemente de advertir a Brian de no meterse en ese asunto, porque aparte de saber cómo iba a terminar, sabía también de la relación existente entre Istziar y Derek, pero evidentemente aquel individuo era obtuso y acababa de quedar demostrado más allá de toda duda.

  • Te lo dije, te advertí que no te metieses en eso
  • Quien no tiene que meterse eres tú, esto es un asunto familiar y…
  • Escúchame, niño  --  dijo interrumpiéndolo  --  estoy aquí para evitar que cometas estupideces, y lo que acabas de hacer definitivamente califica en ese renglón
  • Tal vez para ti que no tienes familia lo sea, pero preocuparme por el futuro de mi hermano no es ninguna estupidez
  • ¡Oh sí, sí que lo es!  --  lo contradijo Franz  --  En especial si ese hermano es condenadamente independiente y dejó claro hace mucho tiempo que nadie iba a dirigir su vida ni a tomar decisiones por él. Pero obviando eso, lo que no deberías olvidar, es que por encima de todo es un Saint-Claire, y lo último que deberías hacer, suponiendo que quieras vivir, es provocarlo.

Aquella discusión no los llevó mucho más lejos, pero cuando Brian se fue a la cama, aun estaba pensando en el mismo asunto y en que su padre no lo había apoyado a él sino a Derek, y las palabras de André volvieron a su memoria: Tu padre te abandonó para irse de viaje con Danworth… tú nunca le has importado… a quien quiere es a tus hermanos…

 

Desde que Sophie se había enterado que Brian era un Devirg, y siendo que esto no hacía que lo amase menos, intentaba por todos los medios acercársele y conversar con él. Seguía siendo igual de cariñosa, y aunque en un principio le costaba mucho contener las lágrimas, como también estaba enterada de que cualquier fluido corporal podía resultar sumamente dañino para él, aparte de controlarlas, también evitaba cuidadosamente que sus labios hiciesen contacto con la piel del chico.

Después de la discusión que habían tenido sus hijos, Sophie consideró su deber hablar con Brian, de modo que a la mañana siguiente se fue derecha a su habitación.

  • Buenos días, madre  --  saludó él al verla entrar
  • Buenos días, cariño ¿podemos hablar un momento?
  • Claro  --  contestó señalando hacia un sillón
  • Brian, entiendo que tienes las mejores intenciones, pero espero que comprendas que así como Kendall nunca te ha obligado a un compromiso que tú no deseases, tampoco piensa hacerlo con Derek. Tú conoces a tu hermano y sabes las ideas que ha sustentado prácticamente toda la vida con relación a esto  --  pero como Brian no dijo nada ella agregó  --  Me dolería mucho que esto abriese una brecha entre ustedes, hijo.
  • Entiendo madre, no te preocupes, porque no volveré a mencionarlo

Aunque Sophie debió sentirse aliviada, por algún motivo no lo hizo y por el contrario salió de allí mucho más preocupada que antes.

 

Un par de noches después y a muchos kilómetros de allí, Louis maldecía en todos los tonos. Llevaba ya mucho tiempo intentando acercarse a Brian como André le había ordenado, pero el condenado Lovet se lo había hecho imposible, y la última criatura que había intentado utilizar con aquel fin, había terminado con un Dykari en su cuello cuando Franz la había sorprendido intentando acercarse a Brian, de modo que a Louis le había quedado claro que Franz Ehrlich no era especialmente dado a la compasión y que hacía bien evitándolo. Sin embargo, después de un rato, una sonrisa perversa se dibujó en sus labios.

  • Ya veremos  --  dijo

Si bien Henri había sido el zsameni de Louis, éste seguía siendo un djali de André que, aunque no recibía entrenamiento de él, sí estaba en estrecho contacto, de modo que seguía comportándose del mismo modo que su izbretel y tal vez con algo más de locura.

 

En Livingstone el ambiente era casi festivo, porque una vez que Christopher se marchó, los gemelos pasaban casi todo el día allí y regresaban a Darnley casi al anochecer. Los días que Brian iba a Londres, Sophie aprovechaba para pasar más tiempo en Livingstone, de modo que Dylan no podía estar más feliz. Iyul había estado un par de veces allí, y como su sobrina parecía haberlo perdonado, se habían divertido mucho en ambas ocasiones. El único que no parecía compartir la felicidad colectiva era Lucien, que había sido víctima en innumerables ocasiones de la venenosa lengua de Lucía o de sus pesadas bromas, de manera que estaba pensando seriamente en marcharse, pero como no acababa de decidirse, pasaba la mayor parte de los días lejos de Livingstone hasta que juzgaba seguro volver.




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