La Dinastía (libro 6. Mavraì)

Cap. 02 En Illir II

A pesar de que el espectáculo que se ofreció ante sus ojos no podía ser más hermoso, ni Phillipe ni Madeleine estaban como para admirar nada cuando llegaron a Illir, de manera que ni Istvan ni Adrian se detuvieron, sino que caminaron a toda prisa hacia el interior del palacio y fueron conducidos directamente a las habitaciones.

Después de la reunión y de haber dispuesto lo más urgente, Istvan se fue a ver a los Saint-Claire para asegurarse que estuviesen bien, pasó luego por las habitaciones de los aykeris, pero tal y como Janos había ordenado, tanto a los adultos como a los niños se les había administrado un té de hierbas para que pudiesen dormir un poco. En cuanto concluyó allí, se fue directo al Haigala y después de informarse acerca del estado de los heridos, fue al piso donde tenían a su hermana. Cuando entró a la habitación, vio que ya su madre había llegado, pero si bien ella estaba preocupada, mantenía la serenidad, mientras que Milorad tenía los ojos enrojecidos por el llanto.

Aunque ya Haris había atendido la totalidad de las heridas de Istziar, a Istvan le dolió el corazón al recordar las condiciones en las que la habían encontrado.

  • Zdravi syn  --  lo saludó Jovanka
  • Zdravi ayhyr  --  respondió él acercándose y dándole un beso en la frente
  • Ella va a estar bien  --  dijo Jovanka y se volvió hacia ellos  --  Haris dijo que despertará en breve, así que no quiero que los vea así
  • Mhàyr, etvi…
  • Si comienzas a culparte por esto, voy a apalearte como no lo hice ni cuando eras un rybik, Istvan Korsacov  --  lo amenazó y luego miró a Milorad 
  • Jovanka…
  • Tampoco lo eres tú, así que dejen de portarse como críos  --  dijo ella de malos modos

Aunque Milorad estaba desecho, sintió alivio de que al menos su mujer no lo culpase por lo sucedido a su hija, pero dejó de pensar en ello cuando sintió que Istziar se quejaba. Los tres se abalanzaron hacia la cama antes de que la chica abriese los ojos, de modo que cuando lo hizo, vio los rostros familiares.

  • Haryk… ayhyr…
  • Danmidam nidly  --  dijo Milorad acariciando sus cabellos

Sin embargo, tanto Milorad como Istvan vieron con claridad formarse los recuerdos en la mente de Istziar, pero antes de que pudiesen decir nada, ella intentó incorporarse.

  • ¡Los aykeris!  --  exclamó con angustia  --  ¡Haryk, no pude!
  • Istziar…
  • ¡Lo intenté!  --  seguía diciendo y su voz iba en aumento  --  ¡Lo intenté pero eran muchos y…! ¡Derek!... ¡Atacaron a Derek, él no podía…!
  • ¡Istziar!  --  dijo Milorad sujetándola por los hombros

La chica calló por un breve momento, pero enseguida sus ojos se fijaron en los de su hermano e inmediatamente se llenaron de lágrimas.

  • ¿Está muerto?
  • Tranquilízate, él…
  • ¡No me mientas!
  • No lo estoy haciendo, dobríly  --  dijo él en forma pausada  --  pero debes tranquilizarte para que podamos explicarte
  • ¿Explicarme qué? -- Istvan miró a su padre y éste asintió -- ¿Explicarme qué?  --  repitió Istziar elevando de nuevo la voz y con visos de histeria

Así las cosas, Istvan acercó sus manos a la cabeza de Istziar hasta que logró tranquilizarla.

  • Istvan…
  • Escúchame Istziar, Derek está vivo
  • Pero… yo… es decir… ¿cómo?
  • Ahora es un Devrig -- Istziar ahogó un grito y se llevó las manos a la boca
  • ¡Pero él no quería!  --  dijo con angustia para extrañeza de los tres Korsacov que pensaban que eso iba producirle tranquilidad y en ningún caso aquella expresión de horror
  • Kaisyn, cuando llegamos estaba muriendo y sabes que esa era la única manera de salvarlo
  • ¡Va a odiarnos por esto!
  • Nidly…  --  comenzó Milorad pero se detuvo al ver que a Istziar se le dilataban los ojos
  • ¿Cuándo sucedió esto?
  • Hace unas horas, pero…
  • Quiero verlo  --  dijo intentando ponerse de pie
  • Kaisyn…
  • ¡Tengo que verlo, debe estar sufriendo!
  • En este momento Haliq lo está atendiendo y…
  • ¡No me importa!  --  gritó ella

Istvan ya iba a sujetar su cabeza de nuevo cuando salió despedido contra la pared.

  • ¡Kaisyn!  --  exclamó Milorad intentando sujetarla
  • ¡Ya basta!  --  dijo Jovanka  --  Hazte a un lado, Milorad

Milorad se apresuró a obedecerla pensando que siendo su madre, tal vez tendría más oportunidad de tranquilizarla, pero no podía estar más equivocado.

  • Apóyate en mí, aun estás débil, porque recibiste muchas heridas y sabes que el veneno del Daearprin demora en abandonar el cuerpo  --  le dijo a su hija que la miró agradecida  --  Ahora, ustedes dos díganme donde tienen a este individuo o mejor aun, llévennos hasta él




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