La vida en Illir si bien había sufrido muchos y muy sensibles cambios con la llegada de los niños, pronto todos fueron habituándose a ellos. Madeleine y Phillipe, aunque en un principio se sentían un tanto fuera de lugar, con el correr de los días fueron adquiriendo confianza y el esfuerzo de Iyul e Iziaslav por hacerlos sentir en casa, había rendido sus frutos.
Derek y los niños siempre parecieron sentirse en casa, así que no requirieron de ningún período de tiempo para adaptarse, y en el caso de Aureliè que sí tuvo que afrontar muchos cambios, contó con la ayuda de todos para hacérselo menos duro. Sin embargo, una vez que Dylan había regresado y que Istval estuvo libre de aquella responsabilidad, su nada caritativa madre le recordó la que tenía con Aureliè, y aunque lo último que deseaba Istval era aquello, tuvo que retomar el asunto. Así que una mañana mientras Aureliè estaba con su familia terminando de desayunar, se presentó Istval y fue evidente para todos que venía del peor humor. Aureliè, que en realidad no le conocía otro, no se extrañó mucho, lo que sí la alteró en forma visible fue escucharlo.
Aquello era por demás lógico, ya que todos estaban acostumbrados a que aquel individuo era tan informal como su hermano era lo contrario. No obstante, él no les prestó atención demostrando así la condición mencionada y miró a Aureliè
Aureliè compuso expresión de consternación y Phillipe se preocupó, Madeleine y Dylan se extrañaron, Alexander tenía expresión impenetrable y Lucía estaba fulminando a Istval con la mirada mientras que Iyul y Derek, que eran los únicos presentes que parecieron entender, el primero meneó la cabeza y el segundo rio con disimulo. Sin embargo, antes de que Phillipe pudiese preguntar nada como era su intención, hizo acto de presencia Iziaslav en compañía de Iván y de Janos.
Aureliè le dirigió una mirada de súplica a su padre y éste la interpretó con corrección, de modo que se giró hacia Iziaslav.
A Iziaslav naturalmente no se le había escapado el malestar de la chica y le resultó fácil imaginar que no lo había pasado precisamente bien con el aykeri, pero de momento hizo eso a un lado y miró a Phillipe.
Durante las muchas conversaciones que habían mantenido antes del regreso de Dylan, en alguna oportunidad habían tocado aquel punto básicamente con relación a Derek, pero Phillipe no pensó que su hija necesitaría lo mismo hasta ese momento, y como Aureliè no había mencionado nada al respecto, Phillipe mal interpretó su malestar pensando que la chica podía estar asustada, así que se puso de pie, caminó hacia ella y sujetando sus manos le sonrió en forma tranquilizadora.
Pero si bien Madeleine y Phillipe tenían razones para confiar en Istval y de hecho se llevaban muy bien con él, no le sucedía lo mismo a la pobre Aureliè, pero no queriendo angustiar a su padre, intentó una sonrisa y se puso de pie para ir con Istval. Se estaba despidiendo de Phillipe, cuando la voz de Lucía los hizo mirarla.
Ya en una oportunidad anterior él había conversado con su hija acerca de aquella antipatía que parecía sentir por Istval, pero la niña le había asegurado que no era así y que no sentía ninguna antipatía por el Lovet, sin embargo, no era eso lo que le parecía a Dylan.
Janos se había acercado a los aykeris y después de asegurarse que ya habían terminado su desayuno, los tomó de la mano y también abandonó el comedor. Después de eso Dylan se excusó y marchó a la habitación de Lucien, porque era donde pasaba las mañanas mientras Iván estaba ocupado con Derek, y sus hijos recibían instrucción de Janos.
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Editado: 16.10.2021