Después de dejar al grupo, Derek se había alejado en dirección a Iyul, pero iba buscando con la mirada a Istziar y a Aureliè, ya que sabía que ellas sí asistirían a la recepción y a la cena de aquella noche, pero había tanta gente, que los pensamientos y las energías interferían unas con otras dificultándole ubicarlas. Cuando llegó hasta Iyul, vio a una dama que en ese momento hacía una reverencia ante él.
Entre tanto y en otro lugar del salón, otros tres sujetos miraban a Derek, dos con curiosidad y el otro con incredulidad.
Gianfranco tenía verdaderos deseos de golpear a su hermano, porque aun asumiendo que la madre del nuevo príncipe fuese Eldir Breizhlander, no veía ninguna necesidad de restregarle aquello en la cara a su padre. Sin embargo, le extrañó mucho que Avitzedek no reaccionase en forma violenta, de modo que seguía mirándolo con algo cercano a la preocupación. Avitzedek por su parte si bien estaba escuchando las necedades de su hijo menor, ciertamente estaba muy ocupado, pero no pensando en eso, sino preguntándose quién sería la mujer que había logrado hacerse con el amor de Iziaslav, porque independientemente de lo que dijesen y en su opinión, aquel bambino no era de ningún modo hijo de Dylan sino de Iziaslav, y sabiendo como sabía que para que eso fuese posible, era necesario que el individuo en cuestión se hubiese enamorado y que hubiese sido correspondido, estaba verdaderamente sorprendido y decidió asegurarse del asunto.
Giorgio rio con malignidad y comenzó a caminar en la misma dirección, ya que de ninguna manera pensaba perderse del espectáculo. Gianfranco gimió internamente y se preguntó si su padre había perdido el juicio, porque normalmente evitaba con diligencia acercarse a cualquier Yaroslávich, y si hablaba con Iziaslav era porque no tenía alternativa.
Derek registró las advertencias, se preparó cerrando lo más firmemente posible el acceso a su mente y esperó.
Tanto Iyul como los Levjaners e Istval que se había movido con rapidez hacia ellos, tuvieron que hacer un verdadero esfuerzo para no reír ante el asombrado horror de los tres sujetos que miraban a Derek. Sin embargo, Iyul se repuso y procedió a las presentaciones.
Aunque como le había advertido Iliar, aquellos tres hombres eran Devrigs primigenios, Derek tuvo acceso a sus pensamientos con absurda facilidad y todos estaban pensando exactamente lo mismo. Avitzedek apenas si fue capaz de decir algo que sonase medianamente coherente, Gianfranco se limitó a darle la mano, y en el caso de Girogio, que era quien mayores dificultades había tenido siempre para guardar el adecuado silencio, ni siquiera se molestó en extender su mano.
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Editado: 16.10.2021