La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 15 Regreso

 

El día del regreso de Lucien fue caótico en el Laki, porque si bien Dylan se dejó atender y Henri hizo un maravilloso trabajo con él para sorpresa de Liever y satisfacción de Iván, Lucien dio todos los problemas del mundo, confirmando con ello lo que siempre habían pensado todos, es decir, que donde quiera que estuviese aquel individuo habría problemas de cualquier especie.

Por empezar se negó a ser dormido como Dylan, y en esas condiciones era mucho más difícil brindarle una atención más efectiva; por otra parte, aquello debía estarle costando mucho más que el calor a Lucía, pues el sufrimiento de Lucien era tan auténtico como si lo estuviese padeciendo él mismo, y a diferencia de Dylan, su piel adquirió un color azulado y para el final de la tarde tenía todos los signos y síntomas de una severa hipotermia; y para completar el cuadro, no había dejado de proferir insultos en contra de Lucía, de Istval y de todos los ZD a quienes estaba gritando que mataría en cuanto los viese.

Si bien a los devrigs primigenios les había costado adaptarse a su nueva condición, y el clima había sido uno de los mayores desafíos, ellos lo habían hecho en forma progresiva, y cuando los Levjaners regresaron de su retiro los ayudaron a completar el proceso, así que en conjunto no habían sufrido del modo que lo hacían los devrigs que se preparaban para havariks por ejemplo, debido a que estos lo hacían en menor tiempo y por tanto de forma más traumática. Por todo lo anterior, Lucien estaba más furioso aun con la muchachita aquella, y en su opinión, Dylan tenía que haberla encerrado en una celda de máxima seguridad en lugar de cometer la enorme necedad de llevársela de viaje.

Finalmente Lucien perdió el conocimiento y fue cuando pudieron dedicarse a atenderlo como era debido, pero como esto sucedió ya muy tarde, cuando Dylan despertó se alarmó y entre Iyul y Aleksèi le contaron cómo habían estado las cosas.

  • ¿Pero por qué no lo durmieron?  --  preguntó Dylan que si bien había escuchado la primera parte de las quejas de Lucien, ciertamente no había tenido que soportar todo un día de las mismas
  • Vamos Rybik, ¿te imaginas a Lucien aceptando pacíficamente algo como eso?  --  preguntó Aleksèi
  • Pero era por su bien  --  insistió él mirando en forma acusadora a Iyul
  • No me mires así dhyrthàir, tú lo conoces bien y sabes que la única manera era acomodándole un buen golpe, y la verdad es que no me entusiasma nada la idea de enfrentarlo después de eso, sin contar con que no me habría ido mucho mejor teniendo que explicárselo a haryk   --  dijo Iyul y escucharon la risa burlona de Alexander
  • Yo te entiendo tío, y tú deberías entenderlo también papá, porque si se tratase de Lucía, matarías limpiamente a quien se le ocurriese siquiera contrariarla

 

Durante los siguientes cinco días, y aunque fue evidente que el malestar iba disminuyendo, eso no hizo que el humor de Lucien mejorase, y de hecho un par de días después de su regreso, se presentó en el despacho principal del Laki.

  • Itlar, quiero a los mejores rastreadores y los quiero ya, hay que encontrar a la necia esa antes de que nos mate a todos

Aunque eso era una obvia exageración, y a pesar de que Itlar sabía que aquello era inútil, igual organizó a un escuadrón de Lovets para que saliesen en la búsqueda de Lucía, pero todos se sorprendieron mucho cuando Lucien dijo que él iría con ellos.

  • Lucien, tú no estás en condiciones…
  • No te estoy pidiendo permiso  --  cortó a Iyul
  • Pero tampoco puedes desobedecerme
  • ¿Y qué harás? ¿Me encerrarás en un calabozo? Porque si no es así, entonces estamos perdiendo el tiempo

Iyul estaba en una difícil situación, porque normalmente Lucien obedecía cuando él esgrimía su mayorazgo, pero como en aquella ocasión no estaba haciendo nada que en verdad atentase contra su vida, si tomaba una medida tan drástica como la de mandarlo a encerrar, y aunque era lo mismo que Lucien había asegurado que debían haber hecho con Lucía, Iyul estaba seguro que Iziaslav no iba a mostrarse muy contento, así que no le quedó más remedio que dejarlo marchar.

Como todos sabían, aquello no sirvió de nada y lo único que Lucien consiguió fue un resfriado que solo vino a complicar más las cosas obligándolo a guardar cama durante casi dos días con una fiebre brutal.

  • Espero que eso te enseñe a no hacer tonterías, Luciano  --  le dijo Dylan la segunda noche
  • Y yo espero que tu hayas aprendido que eso que tienes por hija…
  • ¡Luciano!  --  exclamó Dylan, pero habría sido mucho esperar que  él se detuviese por eso
  • … es una amenaza pública y que el mejor modo en el que puede estar es encerrada en una torre

Aunque Dylan conocía bien a Lucien, en aquel momento abandonó la habitación o terminaría por acomodarle un puñetazo al necio aquel, porque después de todo Lucía era su hija.

  • Creo que esta vez te excediste, Lucien  --  le dijo Janos
  • No veo por qué, no dije que nada que todos no sepamos que es cierto
  • Pero esa niña es su hija




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