La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 24 Extraña situación

 

Una vez que Istval había sacado a Lucien de escena y lo había puesto en tierra de nuevo, tuvo que enfrentarse a su ira. Si bien era cierto que nadie estaba autorizado a golpear a un sizvitel o siquiera a tocarlo sin su consentimiento, Istval a diferencia del resto de sus congéneres, y aunque se habría dejado matar por sus altezas reales si sabía que había hecho algo mal y que por tanto estaban en su derecho para disponer de su vida, si no era así, no habría poder humano ni divino que lo hubiese convencido a dejarse apalear sin defenderse. De manera que aunque Lucien tenía toda la intención de machacarlo, Istval no se dejó, aunque tampoco lastimó al furioso individuo limitándose a detener el ataque, y como él no estaba en el estado de furia que estaba Lucien, tuvo bastante éxito.

  • ¡Voy a enviarte a Zatvor por esto, imbécil!
  • ¿Y qué sería esto exactamente?  --  preguntó Istval con tranquilidad  --  Porque según y como yo veo las cosas, solo cumplía con mi obligación
  • ¿Qué obligación, infeliz?
  • La de salvar tu vida  -- le dijo, pero como Lucien compuso expresión de confusión, sonrió  --  Veamos Lucien, tú tienes tanta experiencia como yo con las mujeres, y sabes que pueden resultar muy peligrosas en ciertas ocasiones, así que como dije, solo cumplía con mi obligación de salvarte de las manos de nuestra sizviteliani
  • Estás diciendo estupideces, eso no es una mujer, solo es…
  • ¡Oh sí, sí lo es!  --  lo interrumpió Istval  --  Dime algo Lucien ¿Sabes cuántos años tiene Lucía?
  • Doce  --  contestó en forma automática  --  pero eso no la hace otra cosa que un molesto dolor de cabeza
  • Voy a ponértelo así, digamos que si aún estuviésemos en la época en la que tú y yo nacimos, Dylan se apresuraría mucho a encontrarle un buen arvaer [1]  --  dijo Istval

Lucien tardó unos segundos en procesar lo que Istval acababa de decir y reaccionó de forma similar a Yvaylo, o al menos casi con las mismas palabras.

  • Non è possibile
  • Créeme hermano, yo estaba ahí

Lucien no era ajeno a los procesos biológicos del ser humano, pero naturalmente aquello en particular no era algo por lo que hubiese tenido que preocuparse nunca, sin embargo, a diferencia de Yvaylo, él no pensó en lo que aquello había implicado para su cultura en el pasado, sino en que era una cuestión desagradable y con la que un caballero no tenía nada que ver. No obstante, y como en su posición ninguna mujer, a excepción de la que los ocupaba, lo había tratado jamás de otro modo que no fuese con el debido respeto independientemente de si se encontraba indispuesta o no, lógicamente no entendía qué importancia podía tener aquello o por qué Istval sostenía que esta circunstancia podía amenazar su vida de alguna manera, así que Istval dedicó unos minutos a instruirlo al respecto.

  • Esto es lo que yo llamo mala suerte  --  dijo de mal humor una vez que Istval terminó su instructiva exposición  --  Ahora aparte de desagradable por naturaleza, habrá días en los que lo sea mucho más

Istval rio, pero al menos Lucien pareció perder el interés por enviarlo a Zatvor.

 

Después que Yvaylo había dejado a Lucía en su habitación, caminó por los pasillos del palacio en actitud pensativa. A pesar de lo que le había dicho Istval, y aunque sabía que era verdad porque estaba bastante seguro de que Dylan la última cosa en la que habría pensado sería en comprometer a su hija a una edad tan temprana, sabía igualmente que en cualquier caso aquella era una cuestión de la que debían estar al tanto los progenitores de la criatura en cuestión, pero siendo que Yvaylo no tenía idea de cómo proceder ya que Lucía no tenía una madre que se ocupase de informar al padre y al mismo tiempo se ocupase de los detalles, se fue a hablar con la suya.

Jovanka se alegró mucho al ver a Yvaylo, pues aquel seguía siendo visto como el bebé de la casa.

  • ¡Kicyk!  --  exclamó al verlo llegar
  • Zdravi ayhyr  --  la saludó él
  • ¿Sker advajèvka syn?  --  preguntó ella con preocupación

Jovanka era una mujer a la que todos reconocían como una con un carácter muy difícil, pero lo que nadie podría negar nunca era que se trataba de una madre a tiempo completo, de manera que le bastó mirarlo para saber que algo lo preocupaba.

  • ¿Acaso no puedo venir a visitar a mi madre sin que me suceda algo?
  • Yvaylo  --  dijo en tono admonitorio, pero su mirada se suavizó cuando acarició su mejilla  -- conozco esa mirada dhazshliv, esos zafiros no pueden mentirme

Yvaylo sonrió e inclinándose le dio un beso antes de comenzar a hablar. A pesar de que Jovanka no era su madre biológica, no solo era la única que había tenido, sino que lo había sido en todos los sentidos posibles, era la que lo había alimentado, cuidado cuando estuvo enfermo, la que curó sus heridas infantiles y lo defendió de los aykeris e incluso de Lucien cuando ellos querían fastidiarlo, de manera que sí, Jovanka era su madre, la amaba y tenía una fe ciega en ella.

Mientras Jovanka lo escuchaba, pensaba que aunque Yvaylo era el vivo retrato de Iván, sus actitudes, sus sentimientos y su delicadeza eran los de Adrik; Jovanka sabía que aunque lo había amado y para ella Yvaylo era su hijo más pequeño, y a pesar de la constante alegría que el chico exhibía, tras aquellos ojos azul inmensidad seguiría siempre una leve sombra de tristeza por no haber tenido la oportunidad de conocer a su verdadera madre. Una vez que Yvaylo había terminado su exposición, Jovanka sujetó sus manos y lo miró directo a los ojos.

  • ¿Qué es lo que te preocupa tanto syn?
  • Bueno… en principio lo que te dije, algo así debería informársele a su padre
  • Bien, entonces díselo
  • ¿Yo?  --  preguntó escandalizado  --  Esto no es cosa de hombres, ayhyr
  • Entonces no veo razón para que estés tan mortificado  --  Yvaylo se levantó y en un gesto muy característico de Iván, comenzó a mesarse el cabello  --  Yvaylo  --  dijo Jovanka sacándolo de su abstracción y haciendo que se girase sobresaltado  --  ¿Cuál es el verdadero problema?
  • Creo el problema es que está creciendo, ayhyr
  • Ven aquí  --  le ordenó y él obedeció  --  Mírame rybik  --  y él así lo hizo  --  Sabes que soy capaz de hacer cualquier cosa por todos mis hijos y tú eres uno, pero dime por favor que aquí no está sucediendo lo que estoy pensando




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