La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 28 Despedida

 

Dylan superó el malestar que lo había atacado, aunque nadie pudo dar una explicación plausible para el mismo y tuvieron que quedarse con la teoría de que los aykeris o Lucien hubiesen sufrido algo de lo que iban a tardar mucho en enterarse.

El tiempo siguió su curso, pero con el mismo llegó la preocupación, porque no tenían noticias de los viajeros Istvan incluido, porque a pesar de que recibió la orden de su soberano de tratar de establecer contacto con su aykeri, a éste le resultó imposible. Con las cosas así, Iziaslav envió por Nadège, pero el svetsnik tampoco sabía nada.

  • Cálmate, rybik – le dijo cuando Iziaslav comenzó a gritar y a despotricar en contra de los svetsniks – sabes que no les harían ningún daño
  • ¡No sé una maldita cosa! – gritó él – Y por saber, lo único que podría saber es que me odian y envié a mi hijo directo a sus manos

Por algún motivo que solo él sabría, aunque los demás podían imaginar, a Iziaslav no parecía preocuparle la situación de sus nietos, pero se sentía enfermo de solo pensar que aquellas personas pudiesen hacerle algo a Lucien.

Istvan recibió la orden de enviar a un escuadrón de Lovets a rastrear la zona y de hecho él mismo fue con ellos, pero resultó igualmente inútil y casi termina en un calabozo de nuevo, pero Janos y Milorad con mucho esfuerzo, hicieron entrar en razón al furioso soberano.

Aunque Iyul estaba igualmente preocupado, se adjudicó la tarea de mantener a flote a Dylan, porque cuando los días se convirtieron en semanas y éstas en meses, el pobre individuo estaba al borde de un colapso y finalmente tuvieron que acudir a Aleksèi, porque Dylan lucía realmente enfermo.

Aunque las actividades de la familia real en teoría eran privadas, siendo que dos miembros del Arkel y no precisamente integrantes de la plana mayor, habían desaparecido sin explicaciones, y si bien ningún havarik iba a ponerse a pedirlas, Louis era otro asunto y no de la clase que intentaba obtener información de manera mesurada, de modo que armó tanto escándalo que terminó encerrado en un calabozo. Una vez que salió y siendo que no estaba más dispuesto que antes a quedarse sin respuestas, Iliar decidió llevarlo ante Istvan. Como aquel muchachito, y aunque ya llevaba casi ocho años en el Laki y en teoría estaba a solo un par de años de concluir con su entrenamiento básico, seguía siendo él y no había forma de cambiar su esencia, la conversación estuvo vestida de su característica falta de delicadeza. A pesar de que Istvan le aseguró que Henri estaba bien aunque no podía decirle dónde estaba, aquello no convenció en lo más mínimo a Louis que seguiría pensando que se habían desecho de él, sin tener en cuenta que Derek tampoco estaba en el Laki.

  • ¿Qué sugieres que hagamos con él? – le preguntó Iliar – Porque sabes que no va a quedarse tranquilo
  • Habla con Liever y que se haga cargo
  • ¿Sker? Este no tiene…
  • Lo sé – lo interrumpió Istvan – no lo digo en el sentido de que vaya a entrenarlo de forma diferente, sino para que implante la orden de tranquilizarse
  • ¿En un havarik? – preguntó Iliar con extrañeza, porque aquella era un práctica prohibida entre ellos
  • En este caso es necesario Iliar, porque para Louis, Henri es lo más cercano a un pariente que ha tenido en su vida y está aterrado
  • Vamos hombre, ese chico no…
  • Créeme, lo está. Por lo que te acabo de decir, tiene miedo de haberlo perdido y si termina por convencerse que así es, será directamente peligroso para cualquiera de nosotros.
  • Creo que esta no fue la mejor idea del Rybik – dijo Iliar en tono críptico
  • No te llames a engaño, porque hasta donde sabemos Louis tiene lo necesario, lo que sucede es que también tiene un  desorden mental que si bien puede mantenerse a raya, cuando se siente amenazado puede volverse problemático
  • Entonces todo esto no es como piensas por temor a haber perdido a su amigo, sino por miedo a lo que pudiese sucederle a él
  • Estás mal interpretando las cosas Iliar, la amenaza es justamente el temor de que le hayan quitado a Henri y lo que a la larga lo haría ir en contra de los que podría considerar responsables.

Aunque al finalizar aquella conversación Iliar no estaba muy convencido, luego recordó lo que Iván le había dicho con relación a aquel problemático chico, y concluyó que Istvan estaba en lo cierto, pues recordó la reacción de Louis cuando había visto lo que tachó de tortura en contra de Alexander, así como su rápida y afortunada decisión de proteger a Lucía de las flechas que habían terminado en su propia humanidad, de manera que las amenazas no tenían que ser necesariamente en su contra para que el chico reaccionase de aquella manera.

 

Aunque los Yaroslávich estaban en verdad muy preocupados y cada quien lo resentía a su manera, un hecho sumamente triste vino a hundirlos más en el abismo a todos por igual, pues había transcurrido casi un año desde la partida de los príncipes cuando una noche se presentó Istvan en compañía de Edin. A pesar de las lamentables condiciones en las que se encontraban, les bastó una mirada a los Levjaners para saber que eran portadores de malas noticias.

  • ¿Los niños…? – comenzó Dylan levantándose a toda prisa
  • Tranquilízate Rybik, no se trata de ellos – dijo Istvan después de saludar con corrección




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