La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 36 Príncipes

 

Por muy abstraídos que estuviesen los presentes, en cuanto Axier comenzó a anunciar la entrada de los príncipes, todos prestaron atención, en especial las damas presentes. Cuando los príncipes hicieron su entrada, fue cuando los demás notaron que en aquella ocasión llevaban sus coronas.

  • ¿Pero… qué…? 

Había comenzado Massarik, pero se había quedado a media frase haciendo que Hossa lo mirase con curiosidad, mientras que Avitzedek había expresado la misma sorpresa, pero con más mesura.

  • No es posible
  • Cosa? – preguntó Pietro que estaba a su lado

Sin embargo, Avitzedek no le estaba prestando atención, porque había girado la cabeza y buscaba casi con desesperación a Eldir.

 

Aunque había en aquella reunión otros itsliev, eran pocos los primigenios, y por tanto no habrían podido tener la misma aprensión de Massarik y los Savaresce, quienes estaban perfectamente al tanto de que la familia real solo utilizaba las coronas en ocasiones muy puntuales. Una era cuando anunciaban a un nuevo miembro de ésta, y otra en las bodas reales, aunque en éstas últimas también lucían lo que llamaban las galas reales, que estaban compuestas, al menos en la época de la que procedían, de unas pieles de zorro polar de color blanco azulado, y unas joyas que estaban bastante seguros que en la actualidad no guardarían ningún parecido con las de aquel entonces. Si bien Massarik sabía esto por haberlo presenciado, Avitzedek solo por haberlo escuchado, de manera que, desconociendo el último detalle, era la razón por la que buscaba a Eldir temiendo que lo que fuese a anunciar Iziaslav, fuese la inclusión de la chica en la familia haciendo formal la relación entre Eldir y Dylan.

  • En verdad es muy necio este infeliz – murmuró Domenico
  • ¿Quién? – preguntó James, y Domenico señaló a Avitzedek – Aunque podría y de hecho estoy de acuerdo contigo…
  • Está pensando que el Rybik piensa contraer matrimonio con Eldir – lo interrumpió él
  • Lo que demuestra que por sus venas no corre ni una sola gota de sangre noble, porque ningún soberano permitiría una unión como esa – dijo el chico con cierta nota de desprecio
  • Lo primero es cierto, pero lo segundo no, porque te recuerdo que las cabezas coronadas pueden hacer lo que se les venga en gana, y, aunque nosotros sabemos que eso no va a suceder, este nekasny no.

Entre tanto, Massarik les había dado una sucinta explicación a sus acompañantes, pero Hossa le encontró un fallo al asunto.

  • Cuando presentaron a Phillipe no las llevaban
  • Y no sé por qué, pero asumí que habían renunciado a esa arcaica costumbre – dijo mintiendo con convicción pues él no había dejado de soñar con la arcaica costumbre ni un solo día
  • O quizá solo era porque no estaba Lucien – opinó Hossa

Fueran los que fueren los pensamientos o preguntas que estuviesen haciéndose, éstos quedaron detenidos al escuchar a Iziaslav.

  • Hemos escogido esta fecha que nos es tan especial, para presentar a ustedes a los últimos príncipes de la dinastía Yaroslávich

Sin darle tiempo a nadie para digerir o especular sobre el asunto, ya Axier estaba haciendo el anuncio.

  • Iuv larsevirier asaly, dim sizvitel Alexander Phillipe – dijo y Alexander avanzó

Si bien era cierto que por las venas de Derek corrían siglos de sangre noble, Alexander tenía el porte de aquel que nació para gobernar, aunque en su caso y dada la particular condición de su raza, era más bien improbable que llegase a hacerlo, pero, aun así, los presentes sintieron, más que vieron, que aquella corona era parte esencial del joven príncipe. No obstante, si se habían sentido sobrecogidos ante la presencia de Alexander, casi sufrieron un infarto en cadena al escuchar a Axier.

  • Iuv larsevirier asaly, dam sizviteliani Lucía Danielle

La mayoría de los asistentes, y por algún motivo, cuando habían escuchado el plural, asumieron que se trataba de dos hombres, pero en ningún caso se plantearon que uno de los anunciados príncipes fuese en realidad una princesa, de manera que estaban paralizados. En el caso de las mujeres, quizá solo fuese la curiosidad aunada a la sorpresa, pero en el de los hombres, aunque compartían la sorpresa, también había una altísima dosis de admiración.

Como ya se dijo, a pesar de que los aykeris habían guardado un enorme parecido con su progenitor, esto era más en el aspecto esencial y más Alex que Lucía, de modo que el parecido físico se inclinaba hacia la rama materna, y si bien seguía siendo obvio que eran aykeris, Lucía poseía no solo la delicadeza femenina, sino que para aquellos que como Massarik y unos pocos más, que habían conocido a Seren, se les hizo tremendamente familiar.

Los Lovets tuvieron que intervenir para que la concurrencia recordase que estaban ante su princesa y adoptasen la adecuada postura de respetuoso saludo. Después de eso, Iziaslav abrió la marcha de descenso de las escaleras seguido de Iyul y Lucien, luego iban Derek y Alexander, después Dylan y Lucía que iba del brazo del primero, y los Levjaner cerraban la marcha.

  • Odio estas cosas – dijo Iliar
  • Díselo a nuestro sozdatel’ – le contestó Iván en tono burlón




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