Después que Dylan y Lucía habían abierto el baile, él la dejó en compañía de un apenado Sergei.
Sergei ya había tenido ocasión de conocerla, pero no tenía ni la más lejana idea de cómo tratarla, porque en principio, Iziaslav no había tenido hijas, ya que Emiliana en realidad no lo había sido y en cualquier caso él nunca habló con ella. También era cierto que había conocido a algunas princesas, pero la naturaleza de su trabajo con quien más lo obligaba a relacionarse era con los dignatarios de las diversas monarquías, principados o imperios. Y para coronar todo el asunto, aquella era una Siglair, y si alguien no podía olvidar lo que aquellas criaturas podían hacerles, ese era Sergei que había visto morir a Andrei por causa de una. De modo que la incomodidad de Sergei estaba plenamente justificada y todo lo que quería hacer era alejarse a toda prisa. Todo esto fue claramente percibido por Lucía que compuso expresión de tristeza.
Aquello no mejoró en nada la situación del pobre sujeto, porque aparte del malestar que le produjo escucharla debido al credo de todos ellos con relación a que ningún príncipe tenía por qué disculparse por nada, vino a sumarse el sentir casi como un golpe físico, la más de media docena de miradas de los ZD que si bien no estaban visibles, la fuerza de su ira fue perfectamente captada por Sergei.
Los ZD cursaron un urgente mensaje a Istval quien en ese momento estaba conversando con Iziaslav, pero en cuanto las voces de sus compañeros colisionaron en forma violenta en su cabeza, se quedó a media frase y casi de inmediato corrió en aquella dirección sin detenerse a pensar que ni había pedido permiso para retirarse, ni que aquello podía reportarle pésimas consecuencias, pues nadie deja a un soberano sin su autorización.
Giorgio no era un Lovet y ni siquiera estaba cerca, pero seguía siendo un devrig y registró con claridad meridiana la enfurecida mirada de Istval, pero antes de que pudiese volverse, tuvo que prestar atención a Lucía.
Istval sabía quizá mejor que nadie, salvo por Yvaylo tal vez, que era un pésimo asunto contrariar a aquella chica en ciertas circunstancias, y, aunque Istval era anárquico, tenía claro que no podía impedirle a una princesa hacer lo que le viniese en gana estando en público, de modo que se tragó su ira.
No obstante, si bien los ZD estaban dispuestos a acatar las órdenes de Istval y no tenían alternativa con relación a las de Lucía, Lucien era otro asunto de más difícil arreglo, porque en cuanto vio a Giorgio al lado de la chica, lanzó el vaso que tenía en las manos y un segundo después estaba frente al sorprendido devrig.
Como Iziaslav, Istvan y Milorad, habían estado mirando hacia donde Istval había corrido, fueron los primeros en llegar, pero mientras Iziaslav sujetaba a Lucía, nadie podía hacer lo mismo con Lucien, así que vieron con preocupación, cómo estaba masacrando a Giorgio. Sin embargo, cuando Lucien sacó su Dykari, escucharon a Avitzedek.
#1020 en Otros
#212 en Novela histórica
#618 en Fantasía
#411 en Personajes sobrenaturales
Editado: 17.11.2021