La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 41 ¿Y cómo fue?

 

Cuando estuvieron de vuelta y cuando Dylan estaba por entrar a su habitación, notó que Yvaylo seguía con él y aquello no era lo habitual cuando estaban en el palacio.

  • ¿Qué?
  • Dímelo tú – pero como Dylan solo juntó las cejas, agregó – Hay una indecente cantidad de cosas que quieres preguntar
  • ¿No es eso traición? Ya sabes, eso de hurgar en mi cabeza
  • No si vas por ahí gritándolo
  • Vamos entrometido, supongo que no te vas a quedar ahí parado

Yvaylo sonrió y después de saludar brevemente a los havariks de guardia, entró tras él, pero se detuvo por la misma razón que debía haberlo hecho Dylan.

  • Supongo que después de todo, no confía tanto en tu habilidad para protegerme – dijo Dylan con malignidad

Quizá otra persona se habría sentido incómoda o molesta, pero en el caso de Yvaylo y a pesar de que la víctima de aquella vena maligna de Dylan, fuese él, no podía sentirse mal, porque eran las ocasiones en las que veía emerger al viejo Dylan y esto reforzaba sus esperanzas de que toda aquella pesada tristeza que parecía estar matándolo a raíz de la muerte de Sophie, terminaría por irse algún día.

Una vez que el sirviente que atendía a Dylan les había servido el té, los dejó solos a petición de su señor.

  • No es tan malo y está lejos de causarte los trastornos que produce lo que sueles beber.
  • Gracias, pero sigo prefiriendo nuestra infame bebida

Esto obedecía a que si bien Yvaylo eventualmente, lo acompañaba a la hora del té y hacía su mejor esfuerzo por beberlo, en realidad no le gustaba ni un poco, así que después de un sorbo y como de costumbre, había colocado la taza en la mesita.

  • ¿Y bien? ¿Por dónde quieres comenzar? – le preguntó a Dylan que parecía ensimismado
  • ¿Cómo fue todo en realidad, Yvaylo? – preguntó y el Levjaner no necesitó aclaración
  • La verdad es que no puedo decírtelo. Sabes que los que sufrieron la maldición proceden de un momento de la historia situado entre los siglos III y II antes de la era actual.
  • No es posible que nadie lo sepa con exactitud y me refiero al año, porque tienen que haber llevado alguna clase de registro, aunque fuese rudimentario – hizo una pausa y luego agregó – ¡Los cumpleaños! Si celebran los cumpleaños es porque…
  • Dylan – lo detuvo él – esa clase de registros comenzaron a llevarse mucho después, al menos en nuestro caso. Con relación a los cumpleaños, es algo más bien impreciso para la mayoría, porque Ymharyk o haryk, te aseguro que no tienen idea de cuándo nacieron y lo único que saben es que Ymharyk nació en el verano y haryk en invierno, pero no encontrarás a nadie entre ellos que pueda darte una fecha exacta. En el caso de los monarcas y sus hijos, debido a su importancia, podrían ser un poco más exactos, aunque no mucho, y más que todo en casos como el de Lucien, que aparte de ser un príncipe, su nacimiento coincidió con un fenómeno natural como el que ya conoces. Alekséi, Itlar y yo, nacimos cientos de años después de los hechos, de modo que no podría decirte nada más que lo que nos han contado nuestros padres.
  • No es que no le crea a Luciano, sino que…
  • Entiendo, Rybik. Lucien ve las cosas, y siempre lo ha hecho, desde una perspectiva velada por el sufrimiento, él nunca cometió el error de ver lo nuestro como otra cosa que una terrible maldición, por lo tanto, podríamos decir que sufrió mucho más que los demás.
  • Él tiene razón – dijo después de un momento de silencio – No puedo imaginarme una maldita cosa

Yvaylo se sintió brevemente confundido, pues no sabía a qué se estaba refiriendo exactamente, aunque Dylan lo aclararía a continuación.

  • He tratado, pero por mucho que me lo expliquen no logró ni siquiera construir una imagen de cómo… era la vida entonces.
  • Si es tan importante para ti, podemos intentar algo – le dijo
  • ¿A qué te refieres?
  • Como te dije, yo nací mucho después, pero puedo mostrarte algunos aspectos de nuestra vida, aunque para el momento de mi nacimiento, ya nuestra tribu no era nómada.

Dylan lo miró sin comprender, pero asintió lo mismo. Yvaylo le indicó que relajase su mente y luego que cerrase los ojos. Dylan obedeció y poco a poco a su mente fueron entrando imágenes desconocidas para él. Lo primero que vio fue un conjunto de construcciones que le parecieron bastante toscas, pues estaban hechas de lo que le pareció barro y hojas. En el interior de una de aquellas viviendas, si es que lo eran, vio un fuego situado más o menos en el centro de la misma y pensó que iban a ahogarse, pero luego notó que en el techo había un agujero por el que salía el humo. Las mujeres iban cubiertas con pieles largas y de colores claros, y algunas incluso se adornaban con lo que parecían cristales, mientras que la vestimenta de los hombres, y si bien eran pieles también, eran de color oscuro. Vio a muchas mujeres y hombres, lo que no había eran niños, pero de pronto vio a quien sin duda era Yvaylo, aunque él no se lo dijo pues solo estaba colocando esas imágenes sin hablar. El pequeño Yvaylo corría tras un gato y de pronto se cayó. Dylan tuvo la necesidad de ir a socorrerlo, pero naturalmente no podía y se sintió muy indignado al notar que no había sido un accidente, sino que…

  • ¡Luciano! – exclamó




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.