La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 43 El gran día

 

Antes de que Iziaslav hablase, hicieron su entrada Iyul y Lucien en compañía de Janos.

  • ¿Y ahora qué? – preguntó Lucien sin saludar a nadie
  • Los he hecho venir, porque quería que estuviesen presentes y escuchasen lo que voy a decirle al Rybik

Iyul se preguntó qué podía ser aquello, pues usualmente y en los últimos años, cuando su padre tenía algún plan que involucrase a Dylan, lo discutía con él primero, mientras que el cerebro de Lucien comenzó a correr en diversas direcciones, porque que él supiese, Dylan no era de la clase que iba metiéndose en líos, y precisamente por eso no debió mortificarse tanto, el asunto era que como él sí lo era, solo pensaba de ese modo cuando su padre decidía conversar de aquella manera con ellos.

  • ¿Y eso es? – preguntó Derek que seguía teniendo problemas con algo tan útil como el silencio
  • Derek – dijo Dylan a modo de inútil advertencia
  • Como bien saben, el Rybik es en extremo curioso – comenzó – algo natural, pero en su caso debemos entenderlo más, porque ingresó a un mundo que no le era familiar por no ser aquel en el que nació. Sin embargo, por lo primero, y aunque hemos contestado a toda sus preguntas y le hemos dado la mayor cantidad de información, sigue haciéndosele difícil imaginarlo.
  • Haryk…
  • Espera Rybik, porque antes de comiences a sentirte culpable, déjame decirte que no hay razón para ello, porque tienes derecho a querer saber todo lo que haya que saber de la que es tu familia y tu raza. No obstante, primero quiero disculparme contigo, porque pude haber hecho esto mucho antes, pero sigo siendo egoísta, y conociéndote, me ganó el temor, porque pensé que cuando vieses cómo éramos, te sentirías horrorizado, ya que a pesar de que hemos evolucionado, nuestros inicios no son la clase de historia que podría hacer feliz a nadie – hizo una leve pausa y luego agregó – Ahora, quiero corregir ese error, tal vez un poco tarde, pero espero me comprendas, y espero con mayor ahínco, que no nos juzgues tan duramente.

Ya Dylan había entendido por dónde venía todo aquello y quiso apalear a Yvaylo, porque él habría estado dispuesto a guardar silencio con relación a lo sucedido, pero evidentemente su Levjaner tenía otras ideas.

  • ¿De qué estás hablando, padre? – preguntó Lucien del todo innecesariamente, porque había entendido lo que su padre se proponía hacer
  • Voy a decirle a Iván que…
  • ¡No! – exclamó Lucien poniéndose de pie – No estoy de acuerdo con esto y…
  • Y nadie ha pedido tu opinión – escuchó – Todo esto es tu culpa, porque si no te hubieras puesto a llorar como un bebé por lo que en tu necia opinión es “nuestra injusta condición”, Ymharyk no habría tomado esta decisión, ni Yvaylo estaría preso ahora
  • ¿Qué? – preguntó él

Como Lucien se había pasado casi todo el día durmiendo, no se había enterado de nada, de modo que ahora miraba a todos los presentes con expresión de confusión. Todos habían centrado su atención en Lucien cuando éste se quedó a media frase, aunque Derek y Alexander no tuvieron ninguna dificultad para enterarse de lo que su hermana le estaba diciendo, nada dijeron y en realidad Derek estaba en la misma situación de ignorancia que Lucien con respecto a Yvaylo. Y en el caso de Dylan, se sentía terriblemente mal como cabía esperar.

  • Siéntate Lucien – le dijo Iziaslav
  • Haryk, si esto causa algún trastorno, en verdad no es necesario – dijo Dylan
  • No lo hace, y como dije, no solo es tu derecho, sino que no es de ningún modo un crimen, solo que no vamos por ahí pasando información de esa clase a nadie, pero tú eres un príncipe de tu raza y esto no tiene por qué representar un problema.
  • Ymharyk, visto así, entonces Yvaylo no cometió una tan terrible falta que amerite un castigo tan duro como el de privarlo de su libertad ¿no? – dijo Alexander
  • Tienes razón, syn, Tal vez y por las razones que ya expliqué, me dejé llevar por la ira, pero en realidad no lo merece.
  • ¿Eso significa que ordenarás que sea puesto en libertad? – preguntó Lucía
  • Ak nidly – le contestó y ella lo obsequió con una resplandeciente sonrisa
  • Dhavjà Ymharyk – dijo ella yendo a sentarse en sus piernas y llenándolo de besos – Eres el soberano más justo sobre la tierra
  • Aun no, pero espero llegar a serlo algún día. Ahora si me lo permiten, quisiera hablar un momento a solas con Lucien

Iyul y Dylan se miraron y a ninguno de los dos le gustó de manera especial cómo había sonado aquello, y tampoco estaban muy seguros de que fuese una buena idea, pero como no podían desobedecer, se levantaron y salieron en compañía de los chicos.

  • ¿Acaso quieres que nos odie o que…?
  • Lucien, estoy bastante seguro de que me escuchaste, y la verdad es que nuestra posición, o la mía, ha sido muy necia y estoy haciendo una tormenta de algo que no tendría por qué serlo. Somos nosotros los que estamos llenos de prejuicios en contra de él y no al revés. Somos nosotros los que nos avergonzamos de lo que fuimos y no terminamos de aceptar que el cambio ha sido lento, pero hemos cambiado, hemos evolucionado y nos encaminamos cada vez con más firmeza a ser lo que se supone deberíamos ser, los guardianes de ese mundo que una vez maltratamos y que ahora estamos en capacidad si no de evitar todos las males, sí de protegerlo tanto como sea posible. Así que no Lucien, no tememos lo que le haga al Rybik ver cómo era nuestra vida, lo que tememos es enfrentarlo con esa verdad que constituyó la nuestra por siglos, lo que tememos es a nuestra propia vergüenza, no a su posible juicio.
  • Esto no lo estás diciendo tú, quien está hablando es Lucía – dijo mirándolo con atención – Hablaste con ella y…
  • Sí, hablé con ella, y si de algo debo avergonzarme, es de que una criatura me apalee con su claridad
  • ¿Te das cuenta de que lo único que quería era que dieses la orden de liberar a Yvaylo por lo que sea que haya hecho?
  • Algo justo si me preguntas, porque lo único que hizo fue mostrarle al Rybik parte de sus propios recuerdos, y como dije, es algo que debí ordenar yo
  • Pero no lo hiciste, así que su castigo sí es justo
  • Lucien…
  • ¡Te está manipulando!
  • No, no lo está haciendo. Le has transmitido muchas cosas, pero no eso, porque Lucía es directa y siempre dice lo que piensa sin segundas intenciones
  • Padre – dijo en tono peligrosamente calmado y poniéndose de pie – por si no lo has notado, te va mal con las mujeres. Desafiaste al consejo para tomar a mi madre como esposa siendo una esclava. Enloqueciste por Emiliana, y aunque podríamos haberlo entendido pues mamá no te había dado hijas y éstas no eran especialmente apreciadas, igual adoraste a Emiliana. Luego perdiste tu coronada cabeza por Seren y no te importó hacer miserable al resto del mundo. Y ahora esta criatura, quien si te descuidas, y lo harás, en breve estará gobernando en tu lugar. Con la primera – y en este punto elevó la mano y comenzó a contar – te fue mal, porque si bien te dio cuatro hijos, lo que no te dio fue paz y de hecho quiso matarte – dijo haciendo que Iziaslav abriese mucho los ojos y a él se le dibujó una sonrisa helada en los labios – ¿Crees que soy estúpido? Sí padre, lo sabía, siempre lo supe y te admiré por ser capaz de seguir amando a una mujer que quería matarte – aclaró y continuó – Emiliana te hizo la vida miserable en otro sentido, porque tú y yo sabemos que era una perra indecente sin escrúpulos ni consciencia, cuya lista de amantes era tan indecente como ella, y si finalmente terminaste exiliándola, aunque tarde, fue porque le destrozó el corazón a Istvan. Mataste a mi madre porque se interponía en tu relación con la mujer a la querías hacer reina, pero igual fracasaste con ella, pues la susodicha todo lo que hizo fue aumentar el peso de nuestra maldición, con razón o sin ella, pero lo hizo, y al final terminaste matándola a ella también; y todo esto has podido hacerlo porque eres un autócrata que jamás escuchó a nadie si lo que te decían contravenía tus deseos. Y ahora, vas derecho a perder algo más que tu tranquilidad, te perderás a ti mismo en manos de ella. Así que si tienes algo de sentido común y haces a un lado tu arrogante manía de pensar que siempre tienes la razón, notarás que como dije, te va mal con las mujeres independientemente de si son Siglair o cualquier otra cosa, pero en el caso presente, no solo es una mujer, sino que es una Siglair, y eso, es sinónimo de desgracia para nuestra familia, padre.




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