La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 46 Después

 

Una vez que todos los Levjaners les expresaron sus buenos deseos, fue el turno de los miembros más importantes de su clan, momento que se vistió de tensión cuando Massarik se acercó.

  • Larsèvirier – dijo inclinándose – Permítame expresarle mis buenos deseos
  • Dhavjà sarì, Massarik – le dijo Derek – Pero imagino que los mismos serán extensivos a mi esposa ¿no es así?

Aquello fue dicho con toda la mala intención de la que Derek era capaz, pues recordaba perfectamente que Massarik odiaba con vehemencia a todo aquel que llevase sangre Korsacov en sus venas y había hecho el mayor de los esfuerzos por no mirar a Istziar y ni siquiera la había incluido en la felicitación. Massarik por su parte, hervía de furia, porque en principio no quería estar allí, no había nada que le interesase menos que la felicidad de aquel mocoso, y ciertamente lo traía sin cuidado si la hija de Milorad vivía o moría. Sin embargo, la peligrosa mirada de Derek, que se parecía de forma extraordinaria a la de Iziaslav, lo obligó a hacer a un lado su odio y mirar a Istziar.

  • Le deseo la mayor de las dichas, larsèvirier

Istziar se limitó a hacerle un gesto con la cabeza y todo lo que quería era que se alejase lo antes posible, pues no era que ella le profesase más afecto a él que él a ella.

Lucien estaba divirtiéndose horrores, porque al igual que todos, sabía lo que Massarik pensaba y sentía por los Korsacov, pero mientras a los demás les importaba poco, a él le encantaba ver lo mal que lo pasaban aquellos que a su juicio se lo merecían.

  • Creo que ese infeliz está a punto de sufrir un colapso – dijo Iyul
  • Lo penoso es que no pueda morir por ello – completó Lucien y Dylan los miró con reprobación – ¿Qué? – preguntó Lucien
  • Ese no es un pensamiento muy misericordioso hacia uno de tus súbditos
  • No seas pesado, Dylan. Ese desgraciado es un desperdicio de espacio y una molestia en todos los sentidos posibles. Por otra parte, tal vez no esté siendo misericordioso con él, pero sí con nuestros guerreros, pues si eso sucediese, les ahorraría trabajo – concluyó riendo

Otro momento incómodo fue cuando le llegó el turno a Guy Dessart, porque si bien él sí felicitó a ambos contrayentes, no pudo evitar mirar con descarada admiración a Alexander, y en esta ocasión, quien no pudo evitar sentirse furioso fue Dylan.

  • ¿Comienzas a pensar que es necio sentir misericordia por algunos individuos, fratello? – le preguntó Lucien en tono burlón

Aunque quería acomodarle un buen golpe a Lucien, era cierto que la última cosa a la que habría podido sentirse inclinado en ese momento, era a sentir misericordia por Dessart, y era más cierto aún, que si lo veía cerca de su hijo, no lo dudaría para arrancarle su aristocrática cabeza.

Superados los momentos desagradables con los miembros de su propio clan, fue el turno de los Savaresce y aquí las cosas podrían haberse puesto muy difíciles, porque de Iziaslav para abajo, todos querían masacrar a Giorgio, y esto incluía a individuos tan pacíficos como Anatoly o Istvan, pues en opinión de todos, Giorgio estaba mirando a Lucía de un modo casi insultante, pero quien la tuvo más difícil fue Itlar, porque tuvo que lidiar no solo con su propia incomodidad, sino con la ira normalmente inmanejable de Lucien.

 

Superado todo lo anterior, pasaron al festejo, pero los aykeris estaban siendo sometidos a una vigilancia extrema, y si bien Alexander era poco dado a protestar por cosas como aquella, Lucía era otro asunto, así que cuando se acercó a su hermano que en ese momento hablaba con los Varhidi, Zsiga que era problemático pero no estúpido, sujetó a Zsa Zsa y excusándose se alejaron.

  • ¿Qué sucede, Lucía?
  • ¿Qué sucede? ¿Es en serio? – preguntó ella – No nos dejan ni respirar
  • No veo que tengas dificultades para ello
  • ¡Alexander Phillipe!
  • No me grites, Lucía, y deja el drama pues solo cumplen con su deber
  • Es una fiesta y se supone que en una, las personas se divierten
  • Y puedes hacerlo todo lo que quieras, pero evita acercarte a ese sujeto y todos podremos tener la fiesta en paz

Lucía compuso una pésima expresión, porque a su juicio todos se comportaban como si Giorgio estuviese corriendo tras ella con un dykari en la mano.

  • Sabes que no es por eso – dijo Alex
  • Deja de hurgar en mi cabeza, entrometido – le dijo y él sonrió
  • Sabes que es inevitable, pero mucho descaro el tuyo al llamarme entrometido cuando sabemos que si alguien no puede permanecer fuera de las cabezas ajenas, eres tú – le dijo – pero haciendo a un lado lo anterior, y suponiendo que Savaresce no tuviese ninguna de las intenciones que a todas luces tiene, al menos por la tranquilidad de papá no hagas nada que complique las cosas
  • Como si pudiera
  • Puedes – dijo mirándola con fijeza – Lucía, sabemos que Lucien es poseedor de la percepción de la esencia pura
  • No es el único
  • No, no lo es, pero lo posee, así que evita alterarlo y sabes que lo harás si te acercas a Giorgio Savaresce, porque si en la ocasión anterior logramos detenerlo, no sucederá una segunda vez
  • Pero Alex… – dijo en forma pensativa
  • No me lo dijo – contestó él, pues a pesar de que Lucía no había concluido la frase, eso era innecesario para que él lo supiese lo mismo – El día de la Evesbriel, después que todo se calmó, hablé con él, pero lo único que parecía tener claro era que ese sujeto representa un serio peligro para ti. Así que créeme hermana, si se te acerca va a matarlo, y esta vez nadie podrá impedirlo.
  • Eso sería injusto, nadie debería morir si nada ha hecho – dijo con una calma impropia de ella y tanto Alexander como los ZD se preocuparon
  • Lucía, estamos  hablando de Lucien, pero más allá de eso, él aún no se ha perdonado por no haber matado a Brian cuando tuvo la oportunidad, pues en su opinión eso casi nos costó la vida a nosotros; así como tampoco el no haberse deshecho de Arlington aun sabiendo, como lo supo siempre, que era un peligro para papá. De manera que no Lucía, con razones o sin ellas, con pruebas o sin ellas, Giorgio Savaresce estará muerto antes de que pueda completar una frase ¿comprendes?
  • No, y esto es una necedad más de él, porque dudo mucho que le importe lo que me suceda y…
  • Lucía, aun suponiendo que no le importases tú, le importa papá y lo que sufriría si algo te sucede.




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