La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 53 Conversaciones

 

Como los príncipes que estaban fuera habían sido notificados que tanto Alexander como Iziaslav se habían trasladado a Yoroslavl, Dylan arrastró a Henry con él.

Dylan estaba bastante al tanto de cómo se efectuaba un acto de coronación, pues eso había formado parte de su educación, pero sabiendo que las mismas se llevaban a cabo en una iglesia y los devrigs no tenían una, recurrió a Janos en busca de unas explicaciones sumamente necesarias, pues no tenía ni idea de cuál sería el protocolo a seguir. El maligno Henry sostenía que no sería ninguno recordándole que aquellos individuos eran unos salvajes. Inicialmente, cuando Henry hacía aquella clase de comentarios Dylan montaba en cólera, pero poco tiempo después recordó que aquel sujeto era muy parecido a Lucien, aunque sin la expresividad o la simpatía de éste, pues Henry exhibía en todo lugar y momento la característica frialdad inglesa, de modo que sabiendo que solo lo hacía por molestar y no necesariamente porque lo pensase, dejó de prestarle atención.

  • Janos, necesito tu ayuda – le dijo Dylan después del desayuno y arrastrándolo con él hasta su salón privado
  • ¿Qué sucede, Rybik?
  • Sé cómo es un acto de coronación en la tierra que me vio nacer, pero no aquí y no quiero cometer estúpidos errores que le causen un colapso a haryk

Janos rio con verdadero regocijo y una alegría aún mayor, porque cada vez era más frecuente ver algo del Dylan que había conocido cuando el chico llegó a sus vidas.

  • No me parece que sea gracioso, sarì  Dvòrak – dijo con disgusto
  • Veamos Rybik, no tienes que preocuparte tanto por esto, porque aparte de estar seguro que estás lejos de ser de la clase que cometería estúpido errores – dijo imitándolo – y suponiendo que esto revistiese mucha complicación, Yvaylo se ocuparía de indicarte qué hacer como en la boda de Phillipe. Aun así y para tu tranquilidad, te aclaro que nuestra Cydnadiel[1] más que una coronación como las que conoces, es más que todo un acto de proclamación o reconocimiento. En la antigüedad, cuando los livlje cumplían con su Erwedais… – se detuvo cuando percibió con claridad que en la cabeza de Henry se formaban las lógicas preguntas con relación a aquellos términos desconocidos para él y lo miró – Los livlje eran los hijos del Hlavary o soberano, es decir, los príncipes; y la Erwedais es una prueba de supervivencia a la que debían someterse los varones al llegar a los doce años – aclaró

A Dylan le extrañó mucho que Henry no supiese aquello, pues en su experiencia aquel individuo sabía todo de cualquiera o de cualquier cosa le interesase o no, lo que parecía haber olvidado era que primero, Henry no iba por ahí estableciendo relaciones con los miembros de su raza y menos con aquellos miembros, y segundo, que los términos que acababa de escuchar provenían de una época que con seguridad y al igual que le había sucedido a él, Henry no alcanzaría ni a imaginar, de modo que estaba mucho más lejos de conocer aquellos tratamientos. Janos ignoró el evidente malestar de Henry y continuó, de modo que Dylan prestó atención.

  • Como sabes, una vez superada la Erwedais, se considera que han dejado de ser niños, pero más allá de eso y en aquella época, era una señal de que no morirían a causa de alguna enfermedad de las que atacaba a la población infantil. Naturalmente eso era una inexactitud, pues todos podemos enfermar en cualquier momento, pero digamos que nuestra experiencia de entonces era que a partir de ese momento éramos menos vulnerables y más aptos para defendernos, defender a nuestro Ehali[2] y nuestros territorios en general. La cuestión es, que era en ese momento cuando el livlje se presentaba ante el Hlavary y el consejo donde juraba defender y proteger a su pueblo y expandir sus territorios, después de lo cual el Hlavary le colocaba la capa que ya conoces, un cordón como el de Iyul que para entonces era ostentosa joyería a pesar de solo ser un tejido al que se le colocaban algunas esmeraldas, así que no era ni de lejos parecido al que conoces, y las coronas que tanto los mortifican a ti y a Phillipe, si bien existían, eran un tanto diferentes, pues parecían más un gorro…
  • No estaba yo muy equivocado con relación a… – estaba escuchando Dylan, aunque Janos también y por eso se había interrumpido 
  • ¡Voy a cortarte la lengua, Richmond! – exclamó Dylan que lo llamaba de aquel modo cuando se molestaba mucho y Janos rio
  • Si te molesta lo que piensa tendrías que cortarle la cabeza, porque no ha dicho nada, y en cualquier caso, no creo que sea ese tu deseo ni el de él, Rybik

Dylan se sintió apenado, porque era obvio que Janos había tenido acceso a lo que él, Dylan, pensaba que eran los groseros pensamientos de Henry.

  • Rybik, tú mejor que nadie debería entender a Lord Richmond, pues sabes que para los nacidos en esta época es imposible imaginar siquiera aquella de la que nosotros procedemos
  • Por supuesto, pero eso no le da derecho ni a él ni a nadie, a juzgarla desde su obtuso y casi nulo conocimiento de la misma
  • Juzgar es un derecho que nadie tiene, pero que todos se adjudican; sin embargo, no es un crimen tener opiniones personales, aunque éstas pudiesen ser erróneas y sostenidas desde lo que se conoce, o desde lo que se imagina, Rybik
  • Espero acepte usted mis excusas, señor Dvòrak, pues no fue mi intención ofenderlo – se disculpó Henry
  • Y no lo hizo, porque como dije, entiendo su desconocimiento, milord
  • Claro, pero como dijo Dylan, el desconocimiento no justifica de ninguna manera mi inexcusable opinión. No obstante, me sentiría muy honrado y agradecido, si se aviniese usted a instruirme con relación a una cultura y costumbres de las que nada sé




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