Cap. 60 Iván
Aunque Iyul y Lucien habían conocido a los LL toda su vida, se sentían tan perdidos como los demás y Lucien lo puso en palabras.
- ¿Por qué siento que nos falta una indecente cantidad de información?
- Porque así es – murmuró Iyul mirando a Darko y a Kireg
- Pues si a ustedes les falta, en mi cao es un vacío del tamaño del planeta – dijo Derek
- ¿Te parece gracioso? – preguntó Lucien mirado con ira a Iziaslav
- No que se sientan confundidos, syn, pero sí algunos recuerdos – contestó él
- Lucien, tú, y todos ustedes – dijo Nadège mirando a los levjaners – los conocieron a ellos cuando ya eran klaviecs y teniendo que enfrentar algo tan serio como nuestra nueva condición a la que nos resultó difícil adaptarnos, pero ese grupo de chicos – dijo señalando a los LL y a Iziaslav – le dieron todos los problemas del mundo a Iolan, con las posibles excepciones de Anatoly y Aritz que eran como la consciencia colectiva de sus amigos, aunque no por eso dejaron de estar metidos en los mismos problemas
Las cejas de todos eran perfectos arcos de sorpresa, y de hecho Yvaylo miraba a su abuelo con algo muy cercano al reproche, y en el caso de Derek y Dylan, que si bien compartían la incredulidad con respecto a los LL, a quien miraban era a Janos, aunque él mal interpretó la mirada, pues en su caso lo que ellos estaban pensando era que había sido Janos quien los instruyese en cuanto a la historia, anécdotas y curiosidades de su raza y nunca mencionó nada de lo que acababan de escuchar.
- No – dijo él – yo no formaba parte de ese peligroso grupo, porque siempre han existido las diferencias de clase, y en nuestra tribu estaban bien definidas; ellos eran uno un livlje, y los otros eran hijos de levjaners, y en el caso de los Korsacov, eran además parientes cercanos del Hlavary, mientras que yo solo era un buen guerrero y nada más
- ¡Dvòrak! – exclamó Iziaslav
- No le grites a Janos – dijo Lucien en tono acerado
- Cálmate kicyk, porque el día que no lo haga me preocuparé seriamente
- Y voy a pasar de los gritos a romperte…
- Rybik – lo interrumpió Nadège – Janos no ha dicho nada que no sea cierto. Iolan desconoció abiertamente su parentesco como lo hiciste tú con Gregori, pero la naturaleza se encargó de demostrarles su error, porque ellos no eran levjaners y sin embargo, sufrieron la misma transformación porque llevaban tu sangre, al igual que muchos otros que fueron hijos no reconocidos y a veces del todo ignorados, pues sabemos que tanto Iolan, como Hlavarys anteriores, los hermanos de éstos o sus hijos, engendraron con otras criaturas y en ocasiones ni se enteraron de ello.
Ni Dylan y Derek, que eran los nuevos allí, se habían planteado aquello, pues Massarik ciertamente nunca les interesó, y a Janos siempre lo habían visto como parte de la familia, así que recién en ese momento fue que prestaron atención a aquel detalle, pero no tendrían ocasión de pensar mucho en ello.
- Para cuando nos convertimos en devrigs, ya hacía mucho que Janos formaba parte integral de la familia, era a quien Iziaslav había confiado el cuidado y la instrucción de sus hijos, algo que no habría sucedido de ninguna manera si no confiase ni lo quisiese como lo hacía y aún lo hace – estaba diciendo Nadège
Los príncipes miraron a Janos y le sonrieron, pues todos en mayor o menor medida, habían sido beneficiarios de los cuidados y atención de Janos, pero prestaron atención, pues Nadège volvía a hablar.
- Entiendo su sorpresa, pero sí, Darko era un positivo dolor de cabeza, porque aparte de que no obedecía, era extraordinariamente bueno para dos cosas, meterse y meter a los demás en donde no debían, y para convertir en horrorosos incendios hasta la más inocente o exigua fogata. Y en el caso de Kireg, el problema radicaba en permitirle hablar, porque cuando lo hacía, nadie podía rebatir sus argumentos, y si Iolan no hubiese sido el déspota que era, Kireg habría salvado al grupo de más de la mitad de los castigos que se ganaron, porque aun mereciéndolo, él convencía al consejo de que no era así, pero Iolan siempre hacía los que se le venía en gana – y en este punto miró a Lucien – Independientemente de lo que pienses de tu padre, y aunque muchas cosas son ciertas, si no conociste a Iolan y sabemos que no lo hiciste, pero de quien heredaste muchas características, entonces no conoces a un verdadero déspota, kicyk.
- Ya decía yo. Mucho descaro el tuyo el de culpar a mi inocente abuelo de mi incapacidad para guardar silencio – dijo Iliar aflojando la repentina tensión que se había hecho cuando Nadège se dirigió a Lucien
- Inocente es el calificativo que menos le acomoda a Alier – dijo Nadège – y ciertamente no lo era en ningún sentido, y si bien le heredó a su hijo el don de la palabra, te heredó a ti no solo lo anterior, sino el de la risa
- Bien, entonces soy un sujeto afortunado – dijo él exhibiendo la discutida risa
- Pero nos desviamos del tema – continuó Nadège haciendo que Derek, que había estado riendo al igual que Iliar, dejase de hacerlo
- Cierto – dijo y miró a Darko – ¿Qué hizo Iván? Y por cierto ¿no debería él, estar escuchando?
- Lo está haciendo, pero no necesitamos que destruya el palacio mientras lo hace – dijo Nadège
- Iván hizo lo que debía – dijo Anatoly
- Disculpa, pero estoy confundido
- Iván es considerado anárquico y siempre lo será, porque no es susceptible a aceptar órdenes que no entienda o con las que no esté de acuerdo, pero cuando está convencido de algo, tampoco hay forma de hacerlo cambiar de opinión ¿No es así, kicyk Iliar? – preguntó Nadège
- Ah sí, ya puedo pasarme un año entero intentando convencerlo y él me hará tanto caso como una sólida pared – contestó el aludido
- Y eso, tratándose de Iliar, ya es una hazaña – intervino Milorad – porque solo por no escucharlo, terminamos aceptando casi cualquier cosa
- Entiendo eso, pero qué tiene que ver con… ¿cómo dijiste que se llamaba tu hija?
- Airla, y tiene que ver, porque lo que dijo no lo dijo solo porque no quisiese casarse con quien habíamos pautado, sino porque en verdad quería a Iván
- ¡Ay no! – murmuró Derek, pues su mente se llenó con rapidez de ideas locas
- Iván la veía como a Iliar o a Ander, es decir, como otro chico
- ¿Ander?
- Mi hijo mayor – aclaró – así que cuando ella le dijo su verdad, Iván hizo lo único que encontró adecuado. Alejarse. Como dijiste, eran niños aunque no fuesen niños como los de ahora, así que actuaron como tales y los tres chicos hicieron a un lado a la niña, pues fue entonces cuando parecieron ser verdaderamente conscientes de su condición. De más está decir lo miserable que se sintió mi hija y…
- No fue la única, Anatoly – lo interrumpió Iliar con más seriedad de la que le habían visto nunca – Para nosotros tampoco fue fácil, Airla había crecido y aprendido todo con nosotros, era una de nosotros – puntualizó – y si Ander y yo lo pasamos mal, Iván se sintió tan miserable como ella y fue por eso que decidió abandonar la tribu
- ¿Qué? – preguntaron varias voces entre las que destacaba la de Yvaylo
- Pero no entiendo por qué se hicieron y le hicieron eso – estaba diciendo Lucía al mismo tiempo
- Yo sí – dijo Dylan y Lucien cerró los ojos pues sabía lo que Dylan estaba recordando – Iván podía haber sido un niño entonces, pero si bien no la quería como esposa pues no podía verla de ese modo ya que la quería como un hermano – puntualizó – en mi opinión necesitó mucho valor para hacer lo que hizo, y sin duda era poseedor de una consciencia impropia para su edad, porque entendió que continuar cerca de ella solo iba a causarle sufrimiento a Airla. Aunque no puedo asegurarlo, tal vez pensó que alejándose contribuía a que ella aceptase comportarse según lo que se esperaba, pero les aseguro que no por eso sufrió menos y es algo que deben creerme, porque aunque fue en otras circunstancias, yo hice lo mismo.
- Yo no lo haría explicado mejor – dijo Nadège
- Pero si se fue… – comenzó Derek
- Se fue, pero sabíamos dónde estaba – dijo Iliar que lo conocía bien y sabía lo que estaba pensando aunque no pudiese enterarse por los medios habituales – se había ido a una cueva y dijo que no regresaría hasta que el Merwelik de Airla se hubiese efectuado. Como supondrás, ningún argumento fue válido, así como no lo fue que intentasen atacarlo, porque el día que eso sucedió, cuando Ander y yo fuimos a verlo, encontramos media docena de cadáveres en la ladera, y por la forma como habían muerto, supimos que tuvieron la mala idea de meterse con el chico equivocado
- No es mi intención contradecirte, Iliar – dijo Dylan – ¿Pero cómo fue eso posible? Estamos hablando de un niño de doce o… trece años
- Rybik – intervino Nadège – no voy a presumir de saber por qué, pero a los miembros de nuestra tribu, y más específicamente a los descendientes de los primeros levjaners, les fue concedido un poder que si bien puede ser bueno, también puede causar mucho daño, en especial aquel del que Iván es portador, algo que con nuestra transformación se volvería directamente letal para quien se pusiese en la difícil situación de enfrentarlos o molestarlos más allá de lo razonable – aclaró
- Debemos suponer entonces, que tu hija decidió obedecerte – dijo Derek que no quería perder el hilo del asunto
- Sí, aceptó para que Iván regresase, pero hubo un fallo, porque si bien aceptó casarse, eso no hizo que le gustase más y nunca fue una buena esposa, porque siguió metiéndose en las batallas, pero las cosas se complicaron cuando un buen día intentó inmiscuirse en una e Iván se lo impidió.
- Y fue cuando comenzó a odiarnos a todos, porque se sintió traicionada cuando la llevamos de vuelta – dijo Iliar con una alta nota de tristeza
- Y ciertamente lo hicieron – dijo Lucía
- No, no lo hicieron, porque te recuerdo que el poder de Iván le permite enterarse de todo, aunque no le incumba, y se había enterado a través de una de las leychtikar que Airla no solo esperaba un bebé, sino que el embarazo no marchaba bien. Así que no, Lucía – dijo Anatoly – él no la traicionó, fue un acto de amor. Lo triste, es que eso no iba a servir para cambiar el destino de Airla, porque a pesar de que no lo parecía, ella había heredado la condición de su madre, así que esa criatura no llegaría nacer, pues mi hija murió antes de que eso ocurriese.