La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Cap. 61 Cydnadiel

 

El Pravitel era el palacio de gobierno, era allí donde se trataban todos los asuntos administrativos y políticos, se solicitaban las audiencias con el soberano, y era la sede de los tribunales de justicia, de manera que era un lugar abierto para todos los devrigs del mundo independientemente de a qué clan perteneciesen. Sin embargo, y lo importante en aquel momento, era que sería también el lugar donde se efectuaría la primera coronación pública de un príncipe. De manera que, desde tempranas horas de la mañana, la amplia calzada que conducía al edificio, había sido despejada y estaba custodiada por varios escuadrones de Levramzyk. Por supuesto aquel día estaban suspendidas las actividades cotidianas del Pravitel, aunque no por eso había menos actividad dentro de sus paredes, pues Sergei se preparaba para recibir en breve a la familia real en pleno.

 

Cuando Igor Hossa y Loran Harsady recibieron la invitación para asistir a la coronación, les habría encantado poder negarse y no porque les molestase un príncipe más o menos, ya que después de la sangrienta muerte de Massarik, estaban convencidos que nadie tendría la oportunidad de acceder a aquel trono, pues estaban igualmente convencidos que no había nadie que pudiese enfrentar a Lucien o al príncipe que sería coronado ese día. Por supuesto ese convencimiento no hacía que los quisiesen más o que dejasen de fastidiar, pero lo harían con la mesura que siempre les recomendó Massarik y la pena era que no lo hubiese recordado él mismo, y si por cualquier motivo habían dudado de lo que Gregori siempre había dicho con relación a la peligrosidad de aquellos individuos, habían tenido oportunidad de verla en aterradora primera fila.

 

El caso de Guy Dessasrt y la facción que lo seguía, era más desesperado todavía, porque a pesar de que Guy era considerado un itsliev, ni era un primigenio ni había pertenecido a ninguna tribu tan bárbara como la de los Yaroslávich, de modo que, aunque él se había visto obligado a participar en algunas batallas, jamás en toda su ya muy larga existencia, había presenciado lo que vio el día de la boda. Pierre a diferencia de Guy, había sido testigo de algunas ejecuciones con tortura y ver morir a un hombre despedazado no habría sido algo que lo impresionase mucho, pero comprobar que las historias que se contaban de los antiguos devlianos eran ciertas, y sin duda lo eran, porque él y todos habían visto que Lucien ni siquiera había tocado a Massarik pero lo había destrozado lo mismo, cambiaba por completo el panorama. Sin embargo, tuvo que ocuparse de Guy antes de pensar en nada más, porque éste estuvo casi quince días en estado de shock y finalmente Pierre se vio en la necesidad de acudir al Haigala por la ayuda de algún lijenik. No sin mucho esfuerzo y algún tiempo en el Valkinka, a donde fue enviado Guy después que lo atendieron, se recuperó, pero cuando recibieron la invitación a la coronación entró en crisis de nuevo negándose a asistir, algo que Pierre sabía que no podían evitar o en breve se verían en muchos más problemas de los que podían afrontar; así que después de dejar que Guy dijese cualquier cantidad de barbaridades, y de administrarle el sedante que le habían recetado los lijeniks, fue que pudo sentarlo y hablar de forma más o menos calmada.

  • No quiero y no voy a acercarme a ese individuo – estaba diciendo por enésima vez
  • Y no tienes que hacerlo – dijo Pierre aun a sabiendas que tendrían que hacerlo – pero si no asistimos, tendremos a todo el Arkel tras nosotros por desobedecer una orden real, Guy
  • Es una invitación, no una orden – porfió
  • Claro, pero sabemos que para nuestro maldito soberano, son la misma cosa, así que nos guste o no, tenemos que ir y lo único que tienes que hacer es mantenerte alejado de sus altezas reales
  • Alexander no…

Los ojos de Pierre adquirieron un brillo peligroso al escucharlo y era una buena cosa que Alexander fuese quien era, porque de lo contrario, y aun cuando él no tuviese el mismo interés que a todas luces sentía Guy por él, Pierre se habría ido derecho a arrancarle la cabeza.

  • ¡¿Acaso eres ciego?! – le gritó sobresaltando aún más a Guy – ¡Porque si tú lo eres yo no!
  • Pierre…
  • Has pasado días con pesadillas y gritando que Lucien es un monstruo, un demonio del infierno y que sé yo cuánta cosa más, pero pareces haber olvidado que el otro muchachito no es mucho mejor
  • Él no…
  • Escucha, necio – dijo sujetándolo por la chaqueta -  yo vi salir de su mano un rayo que se convirtió en un aro de fuego,  y si puede hacer eso ¿no te has preguntado qué más puede hacer? O más importante aún y es algo de lo que a mí no me cabe la menor duda, es que debajo de esas finas maneras, es igual de salvaje que su desgraciado tío

La relación de aquellos dos seres era tan larga como años tenían, y aunque habían tenido muchas otras parejas, algún sentimiento tenía que haber para que siguiesen juntos, pero mientras Pierre era del tipo discreto y no iba por ahí exhibiendo a sus amantes o demostrando su interés por cualquier infortunada criatura, Guy era todo lo contrario y era lo que en realidad molestaba tanto a Pierre, y en este caso en particular mucho más, porque el nuevo interés de Guy fácilmente podía costarle la cabeza.

 




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