La DinastÍa (libro 8. Rhyfeldstar)

Cap. 23 Lejos de casa

 

Aunque Henry había estado presente durante todo el drama, contrario a sus costumbres, se había mantenido en silencio, de modo que cuando Dylan se marchó tan precipitadamente, fue tras él y terminaron en su patria, algo que extrañó tanto a Yvaylo como a Henry. Sin embargo, no fueron a Livingstone, sino a Berwick. Naturalmente tanto Yvaylo como Henry estaban perfectamente al tanto de que aquel condado era propiedad de Dylan, puesto que era el último Conde de  Berwick, sin embargo, al menos Yvaylo que llevaba mucho más tiempo al lado de Dylan que Henry, jamás lo había acompañado a aquel lugar. En realidad, el mismo Dylan había estado solo un par de veces allí; la primera vez cuando Joseph lo había llevado en un recorrido por todas sus propiedades, y la segunda, cuando tomó posesión de los títulos a la muerte de su padre. 

 

Dylan recordó su primera visita y que en la misma, el castillo no le había gustado en lo más mínimo.

  • Es feo, padre - había dicho el niño y Joseph había sonreído
  • Te concedo que no se parece a Livingstone, pero lo estás juzgando desde lo que conoces y eso es un error

Dylan no había discutido más y continuaron la marcha. Se accedía a la construcción a través de un puente de piedra sobre un foso que no le gustó de manera especial. Mientras Joseph conversaba con su administrador, el pequeño Dylan que solía ser muy inquieto, se había escabullido hasta una de las torres desde donde vio la costa, y, aunque quiso ir hasta allá, le fue impedido el paso y poco después ya abandonaban el lugar. 

 

Ahora y una vez allí, en lugar de ingresar al castillo, se giró y unos segundos después estaba frente al agua. Henry tuvo la intención de avanzar, pero Yvaylo lo detuvo.

  • ¿Qué?
  • Creo que de momento no quiere compañía - dijo el Levjaner que lo conocía bien

Yvaylo estaba bastante seguro de que a Dylan no le gustaba aquel lugar, pero entendió primero que Henry, que lo que lo había llevado allí era el reciente encuentro con Callen y el recuerdo de la madre que no los había querido a ninguno de los dos, pues después de todo, aquel era el legado de su familia materna. Dylan se quitó la chaqueta y se descalzó, dejando todo tirado y comenzó a caminar por la orilla, y fue Tommy, que naturalmente los había seguido, quien se ocupó de recogerlo todo.

  • Pero… ¿Qué hace? - preguntó Henry en un tono cercano al horror

Yvaylo por su parte rio, pues él a diferencia de Henry, había tenido acceso a muchos de los recuerdos del Dylan niño, y sabía que aquella había sido una desagradable costumbre en opinión de su compañero de juegos de entonces, es decir, Kendall Arlington. Un momento después, Yvaylo se tensó y dio un paso con evidentes intenciones de acercarse.

  • ¿No dijiste que…?
  • Tenemos compañía - dijo el Levjaner señalando hacia el agua

Henry localizó la fuente de alteración de Yvaylo, pero sonrió en forma burlona.

  • No creo que te lo agradezca, Sesviatsky - dijo en el mismo tono burlón

Aquello obedecía, a que del agua estaba saliendo una persona que claramente era una chica.

  • Quédate aquí - le dijo Yvaylo
  • ¡Óyeme! - protestó Henry, pero él no le prestó atención

Yvaylo aceleró su energía desapareciendo mientras Henry seguía protestando. Dylan había demorado un poco más en registrar la presencia, pues iba distraído y perdido en sus pensamientos, pero lo que no pudo ignorar fue la fuerte alteración  de la chica, y cuando ella emitió la exclamación de sorpresa, ya él la estaba mirando. Dylan, caballerosamente, se volvió con rapidez, aunque en el brevísimo instante en el que la miró, le bastó para determinar varias cosas. La primera y lógicamente, el susto de la chica, segundo, que se trataba de una joven de no más de diecisiete años que solo llevaba encima una fina camisola que se adhería a las jóvenes curvas por efectos de la humedad.

 

Yvaylo por su parte, y aunque era un hombre sano y con ojos en la cara, no estaba prestando atención a lo anterior, sino a que Dylan no tenía arreglo, pues en principio estaba en sus tierras, y siendo el señor de las mismas, además de ser un príncipe, no tenía por qué disculparse, algo que ya estaba haciendo por cierto,  y segundo y tal vez más importante, que debido a su posición, y aunque ya Swaney llevaba muchos años muerto, seguían habiendo individuos a los que les encantaría fastidiarlo, de modo que prestó la máxima atención a los pensamientos de la chica y a lo que Dylan estaba diciendo.

  • Lamento haberla asustado, milady - estaba diciendo - Pero le aseguro que no tiene nada que temer

La chica había salido con rapidez de su momentánea parálisis y recogía a toda velocidad su ropa e intentaba colocarla en su lugar.

  • ¿Quién es usted y qué hace aquí? - preguntó en forma atropellada
  • Mi nombre es… - Dylan tuvo un momento de duda y no porque quisiese mentir, sino porque había estado a punto de decir el nombre por el que era conocido en su mundo, pero se corrigió a tiempo - Soy Lord Danworth




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