Yves Saint-Remy compartía con Lucien la aversión por las personas, pero mientras Lucien limitaba esa aversión a no confiar en ellas, Yves en realidad parecía odiar cualquier relación con las mismas, de manera que en la primera salida con Michel, supo que no iba a irle bien.
Sin embargo, por mucho que argumentó, y cabe destacar que Yves era capaz de hablar tanto como Iliar, Michel no era susceptible a ello y el individuo tuvo que habituarse. No obstante, después del incidente con Callen, y después que Michel fastidió hasta la desesperación para que Yves lo llevase a Zatvor una vez que Istvan se había negado, cambió de táctica y quiso hablar con Cristian Bentley, como aquello era no solo posible, sino mucho más sencillo, Yves localizó a Cristian y ahora estaban por ingresar a la reunión en la que éste se encontraba, pero estaban por hacerlo cuando Yves se detuvo.
La razón de Yves iba más allá de la habitual, pues había determinado que en el salón se encontraba no solo Cristian, sino Guy Dessart y el detestable Pierre Chifflet. Si bien Yves era francés y veía con indiferencia las relaciones amorosas entre individuos del mismo sexo, pues sostenía que eso era asunto de ellos y no suyo, Pierre lo enfermaba, porque en su opinión, mientras Guy se comportaba como una fémina en asuntos amorosos e intentaba atraerse la atención de quien le interesase valiéndose de su encanto, no era el caso de Pierre que por empezar estaba lejos de ser un caballero, de modo que desataba furiosas persecuciones y se había antojado con Yves hacía más tiempo del que él podía recordar, con la resultante de que Yves había estado a punto de matarlo ya en tres ocasiones, y si no lo había hecho, era porque tenía muy presente que él era un Levramzyk y no podía ir por ahí decapitando a cualquier infeliz porque lo molestase, pero tampoco iba a colocarse en una posición en la que le haría fácil a Pierre fastidiarlo, pues no sabía hasta cuándo le duraría la paciencia.
A pesar de todo lo anterior, y que no iba a explicarle a Michel, porque tampoco tenía ganas de aguantarse sus burlas, no recibió el permiso de este para desaparecer, de manera que se preparó para soportar lo mejor posible al infeliz aquel.
Yves entendió el punto, aunque pensaba que había otras formas de hacerlo, ya que bastaría con que Michel le ordenase a él o a Istvan una investigación, para que esta se llevase a cabo con la mayor inmediatez y diligencia, pero como ya había aprendido que aquel joven individuo podía competir con Istval en aquello de la anarquía, no dijo nada.
La situación de los gemelos Arlington había sido en principio de difícil resolución de cara a la sociedad inglesa, pero finalmente se habían decidido por lo más simple, Sttaford se había encargado de probar, que Arthur Arlington le cedía sus títulos a sus primos Saint-Claire en caso de que ni él ni sus hermanos tuviesen descendencia o en el más lamentable aún, de que todos falleciesen, de manera que, y como en Francia ellos eran los hijos de Phillipe Saint-Claire, último Archiduque de Lothrigen, Michel pasó oficialmente a ser el Duque de Darnley, y Armand el Conde de Durham.
Si bien Armand se pasaba la vida entre el Haigala y el Valkinka, no era el caso de Michel, y éste joven caballero era muy conocido en las cortes francesa, inglesa y austro-húngara, un poco menos en las de España, Nápoles y Milán, aunque lógicamente sabían quién era, porque como había señalado Yves, tenía la misma cara de Derek, así que cuando se le permitió comenzar a hacer vida social, fueron muchas las veces que fue confundido con Derek. Por lo anterior, en cuanto fue visto por los devrigs presentes, en principio se dedicaron a determinar quién era, porque si bien los consideraban a ambos una desgracia, pensaban que Phillipe se esforzaba en recordarles que podía prescindir de sus cabezas si lo fastidiaban, pero Michel fastidiaba a todo el mundo sin esforzarse, pero al menos se dignaba a hablar con todos, aunque solo fuese por lo anterior.
Como la identificación resultó sencilla al verlo en compañía de Yves, ya que Phillipe parecía cosido a D’Albret, algo que por cierto, ningún Lothian le había perdonado a Henri y por lo que a cualquiera le encantaría clavarle un Dykari en el cuello, se encaminaron hacia el grupo de damas con las que estaban, pues Michel era loco, pero no estúpido, así que había fingido no prestarles atención. Sin embargo, para refrendar lo dicho con relación a la habilidad de Michel para fastidiar, así como Guy y sus acompañantes se esforzaron en hacer marchar a las damas, Michel se empeñó igualmente en hacérselo difícil, pero finalmente las dejó marchar.
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Editado: 16.12.2021