La DinastÍa (libro 8. Rhyfeldstar)

Cap. 25 Lucien

 

Si bien Lucien estaba preocupado por Dylan y quería ir por él, y, aunque habitualmente no escuchaba a nadie cuando quería hacer algo, en esta oportunidad sería otro asunto el que se lo impediría. 

Cuando la persecución a los nelegas se había iniciado y en oportunidad de la visita de Lucien al oriente medio, aunque no le había dado mayores explicaciones a Jahi, a éste le había quedado claro que el príncipe estaba inmerso en alguna clase de cacería, y habiendo escuchado las órdenes que había impartido después de su conversación con Sayed, una vez que se había marchado, Jahi se mantuvo atento.

Jahi no era un Lovet, pero los muchos años que llevaba en una zona tan conflictiva, así como su empeño en evitar catástrofes, lo habían llevado a desarrollar algunas destrezas, como la habilidad para conseguir información y seguirles la pista a individuos que encontraba sospechosos, de manera que se dedicó a trasladarse a cada lugar del que tenía noticias de ataques similares, hizo preguntas, marchó junto a caravanas y siguió cada pista por pequeña o absurda que le pareciese, pero si bien recopiló mucha información, nada que lo pusiese cerca de los individuos a los que Lucien perseguía.

Habían pasado ya muchos años de lo anterior, pero repentinamente y estando en compañía de Sayed, y mientras éste se quejaba en todos los tonos por el asqueroso lugar en el que se hallaban, Jahi le hizo un gesto para que se callara y prestaron atención, aunque Sayed no tenía idea de por qué le interesaba a su amigo la conversación de aquellas personas. Lo cierto fue que una vez que los fulanos aquellos se marcharon, Jahi se puso de pie.

  • Gracias por la compañía y lamento que el lugar sea tan poco agradable, ahora tengo que marcharme, Sayed
  • Un momento – dijo sujetándolo – ¿Dónde se supone…?
  • No tengo tiempo, Sayed

Aquello extrañó a Sayed que pensó mil cosas, pero siendo que conocía la manía de Jahi por estar siempre metido en los problemas religiosos ajenos, y aunque estaban más bien lejos de donde usualmente sucedía, decidió ir con él a pesar de las protestas de Jahi. Aunque Sayed era un devrig antiguo, Jahi sabía que los problemas en los que  solía meterse, si bien lo habían hecho hábil para escapar a toda prisa de la habitación equivocada, o a un inevitable enfrentamiento con algún individuo furioso, no lo era para verse metido en cosas mayores, pero como no tenía tiempo para convencerlo o el grupo se le escaparía, se olvidó momentáneamente de él y continuaron. Sin embargo, cuando ya se habían alejado algo, se vieron repentinamente rodeados. Jahi intentó decirle a Sayed que escapara, pero no tuvo tiempo.

 

Lucien estaba paseándose por su habitación en estado de agitación cuando escuchó a Itlar que, aunque estaba allí, había permanecido en silencio.

  • Lucien
  • ¿Qué?
  • Adnan quiere hablar contigo - le dijo, pero como él no pareció interesado, insistió - ¿Lo hago pasar? 

Lucien se limitó a hacer un gesto con la mano que podía significar cualquier cosa, pero Itlar decidió pensar que daba su autorización.

  • Dhakvrevit, sarì - saludó el hombre
  • Adnan - dijo él
  • Sarì, soy portador de malas noticias

Tanto a Itlar como a Lucien les extrañó que si era así, fuese a dárselas a él, de manera que Lucien intentó hacer memoria, porque no recordaba, suponiendo que lo hubiese sabido, en qué lugar estaba destacado Adnan, pero lo que pensó primero, fue que las mencionadas malas noticias fuesen de Dylan.

  • ¿Dylan está bien? - preguntó y Adnan compuso expresión de extrañeza
  • Sarì, no he sabido nada del Rybik
  • ¿Qué quieres entonces? - dijo volviendo a su humor anterior
  • Se trata de Jahi Khalid, sarì

Lucien se giró clavando sus ojos en los de Adnan, razón por la cual éste no necesitó dar su informe.

  • ¿Cómo que no saben nada? - vociferó 

Itlar no había tenido oportunidad de enterarse por sus propios medios de lo que estaba sucediendo, pero fuera lo que fuere, y si el sarraceno, como llamaban casi todos a Jahi, estaba involucrado, entendía la ira de Lucien, así que se preparó a tener unas horas muy malas, pues cada vez que Lucien había ido a aquella zona por causa de Jahi, era para meterse en algún horroroso conflicto de los muchos que había en aquel lugar.

Normalmente un devrig, y gracias a sus desarrollados sentidos, no suele colisionar con nada ni con nadie, pero tal vez debido a la alteración, Lucien lo hizo con Istval.

  • ¡Lucien! – exclamó, aunque el otro no se detuvo - ¿Qué está sucediendo? 
  • Necesitamos a los ZD
  • ¿A todos? - preguntó Istval y fue cuando Lucien recordó que aquellos sujetos eran propiedad de Lucía

No obstante, como no le daba la gana de aclarar nada, no se detuvo. Así que Istval les dio aviso a los ZD, aunque excluía a Irakli, Hani y Louis. Los chicos los alcanzaron antes de llegar a Estambul, pero una vez allí, Lucien miró a Adnan, porque quien vivía allí era Sayed.

  • ¿Qué demonios estamos haciendo aquí?
  • Sarì, Sayed estaba con Jahi cuando sucedió todo y…




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