La DinastÍa (libro 8. Rhyfeldstar)

Cap. 26 Recuento

 

Cuando Alexander había sacado a Lucien de la línea de fuego, se preocupó, ya que el estado del sizvitel era en verdad catastrófico debido a la cantidad de heridas que había recibido, pues era evidente que era el que había sido atacado con mayor violencia. En otras circunstancias, o tratándose de otro individuo, era muy posible que hubiera colapsado mucho antes, pero Lucien no solo era un primigenio, sino uno extraordinariamente terco. En cuanto lo había sacado, Alex había notado que ya no podía hacer nada allí, así que dijo a Yves y a Michel que encontrasen a Jahi, pues era el último pensamiento que había captado en la mente de Lucien antes de que perdiera la consciencia, después de lo cual se dio mucha prisa en llevarlo al Haigala.

 

Aquel enfrentamiento había dejado un inusual número de heridos en estado crítico, algo que no habría sucedido si el conflicto se hubiese llevado a cabo de la forma usual, es decir, solo con dykaris y nelegasis, pero siendo que aquellos indeseables estaban utilizando armamento, fue que las cosas terminaron tan mal para los miembros del Arkel.

 

Cuando Iziaslav abandonó el campo de batalla, se fue directo al Haigala, pues desde que aquel estilo de ataque había comenzado a llevarse a cabo, si alguno de los príncipes resultaba herido, ya no era llevado a Illir como se hacía antes, sino directamente al Haigala para que fuese atendido con inmediatez.

 

Por primer vez, y en todos los muchos años que llevaba Haliq ejerciendo su oficio, se sintió verdaderamente enfermo al ver a quién traía Alexander, porque independientemente del conocimiento de que ninguno de ellos podía morir mientras conservase la cabeza sobre sus hombros, lo que todos sabían también, era que aquel seguía siendo el hijo de Iziaslav, y uno por el que el soberano había mandado a suprimir la vida de una indecente cantidad de devrigs por mucho menos de lo que estaba viendo, pero más allá de eso, Haliq sabía que Iziaslav iba a ponerse muy difícil al ver el estado de su hijo y la emprendería en contra de los veldeky sin importar lo injusto que esto pudiese ser.

 

Aleksèi por su parte no pensó en nada más que ocuparse haciendo a un lado sus emociones, que en su caso diferían de las de Haliq, pues él solo sentía el corazón oprimido al ver a su amigo en aquel lamentable estado. De modo que se apresuró a iniciar su trabajo.

 

A medida que fueron llegando los demás heridos, enviaron por Haris con urgencia e incluso por Armand, pues si bien los lijeniks tenían amplios conocimientos de medicina, los veldekys eran mucho más hábiles para ubicar con mayor precisión las municiones que se incrustaban en los órganos y que no se detectaban con tanta facilidad.

 

Armand había sido el último en presentarse, pues había estado muy ocupado intentando que Lucía reaccionase, ya que no tenía nada que justificase aquella inconsciencia tan prolongada, y para complicar aún más la situación, Louis había caído en un estado similar, lo que llevó a Irakli y a Hani, que sabían hasta el más mínimo detalle del lazo que se había establecido entre Lucía y Louis, porque la misma Lucía les había referido lo dicho por los svetsniks, a pensar que en verdad Lucía debía estar muy mal y que Armand todavía no tenía la suficiente experiencia y no estaba en capacidad de determinarlo.

 

Era por lo anterior que Armand había demorado en llegar al Haigala, pero cuando lo hizo, abrió mucho los ojos al ver a Iziaslav y a todos en realidad, pero naturalmente hacia quien primero se dirigió fue hacia el primero.

  • ¡Ymharyk! – exclamó - ¿Por qué no lo han atendido? – preguntó volviéndose

Pero en realidad no sabía a quién dirigir esa pregunta, pues no había ningún lijenik o veldeky a la vista, y todos los presentes estaban más o menos en las mismas condiciones.

  • Yo estoy bien, kicyk
  • ¡¿Bien?! – le gritó y comenzó a tirar de él

Todos lo miraron con extrañeza, pues Armad era el ser más dulce y menos inclinado a gritar a nadie, aparte de exhibir siempre los mismos modales de Dylan en contraposición con los de su hermano, pero al menos Iván sabía que debajo de toda aquella capa de fino y tranquilo comportamiento, aquel también era un Siglair al que era mal asunto molestar, pero siendo que no estaba allí para advertir a nadie, Anatoly intentó decir algo, pero fue limpiamente hecho a un lado con poca delicadeza mientras el furioso Armand sujetaba a su abuelo y comenzaba a arrástralo con él. Iziaslav se dejó conducir y cuando Armand lo colocó en la cama, el hombre perdió el sentido. Haliq que acababa de terminar de atender a Istval y a Milorad, se angustió.

 

Aunque los conocimientos de los veldekys y los lijeniks eran mucho más avanzados que el común de la época, todavía ni siquiera ellos habían descubierto la adrenalina,[1] aunque estaban cercanos a ello y sería Haliq quien en breve los haría partícipes de sus estudios al respecto, justamente debido a los hechos recientes y las reacciones de los individuos involucrados, pero de momento, solo se preocupó por Iziaslav y se dedicó a ayudar.

 

Una vez que todo aquel desastre había sido controlado, Istvan se reunió con los que no había resultado tan heridos, para un primer y rápido análisis de los hechos.

  • ¿Alguien sabe cómo sucedió esto?
  • Sí, lavny – dijo Sharik
  • ¿Tú estás bien? – preguntó Istvan, ya que Sharik estaba manchado de sangre
  • Lo estoy
  • Sharik
  • Me atendió uno de los lijeniks – dijo él y luego pasó a explicar cómo habían estado las cosas




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