La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 7 Vajda

 

Austria-Brandenburgo-Francia, 1793

Para el momento en el que Aureliè decidió hacer aquel viaje, ya la revolución llevaba cuatro años en curso, y se encontraba en el tristemente célebre periodo conocido como Reinado del Terror.

No solo los miembros del Arkel, sino muchos devrigs compasivos, habían estado prestando su colaboración bien fuese en los campos de batalla, o en improvisados puestos de atención médica. Y fue en éstos últimos donde Armand, Aureliè y un poco después Aleksèi, decidieron prestar la suya. Haris por su parte, había estado casi desde el inicio en los lugares de los enfrentamientos, pues sabía que los havariks invariablemente resultarían heridos, pero también se ocupaba con la misma diligencia de los humanos por los que podía hacer algo.

Alexander y Derek, en los años previos a la revolución habían consolidado varias relaciones entre los miembros más influyentes del sacro imperio, entre los que se encontraba una devrig de noble cuna, la duquesa Vajda Debreczeni. Vajda era una nya, pues para el momento del estallido de la revolución, tenía unos treinta años de transformada. Su izbretel había sido el conde Gaspar Barta. Si bien Barta era un djali de Loran Harsady, no era un nya, pero tampoco era muy antiguo, y aunque Loran no había dado un motivo muy convincente para la transformación, después de cumplir el castigo que le habían impuesto por la misma, se hizo cargo de su djali y hasta la fecha en la que Gaspar decidió transformar a Vajda, no había dado problemas. El problema había sido que en cuanto vio a la jovencita, perdió la cabeza. Gaspar intentó atraerse la atención de la chica, pero se daba el caso de que por esa época, Derek había estado de cabeza en la corte del sacro imperio, y al notar aquello, se fue derecho a hablar con Gaspar.

  • Jó estét, számol [1]
  • Larsèvirier – saludó Gaspar
  • Conde, hay en este salón una gran cantidad de hermosas damas que estoy bastante seguro que estarían contentas de dedicarle su atención – pero como Gaspar lo miró como si no hubiese comprendido, agregó – No quisiera ser brusco, pero puede usted mirar en cualquier dirección, menos en la de la csinos hölgy[2] Debreczeni

Gaspar experimentó una violenta ira al escucharlo, pero aparte de que había sido un sujeto poco violento antes de su transformación, y Loran se había encargado de advertirle con suficiencia, con quiénes no buscarse problemas y el sujeto que le estaba hablando figuraba bastante alto en esa lista, hizo su mejor esfuerzo por disimular, pero lo que no podía en ninguna circunstancia, era modificar la arrogancia que corría por sus venas.

  • ¿Y puedo preguntar con qué derecho se me prohíbe esto?

Henri que estaba a unos pasos de Derek, y Franz Ehrlich, que siendo el levjaner a cargo de aquella zona, y estando Derek allí, también se encontraba a pocos pasos, elevaron las cejas con incredulidad y pensaron que aquel muchachito o era muy estúpido, o era de la clase que les daría muchos problemas, algo que les extrañaba más bien poco tratándose de un djali de Loran. Sin embargo, e independientemente de lo que fuera o cómo fuera Gaspar, se esforzaba con el sujeto equivocado, ya que en cuestión de arrogancia, Derek le llevaba una grosera ventaja, y para desgracia de Gaspar, también era muy maligno.

  • En principio, porque se lo estoy ordenando y no se me da bien eso de que me desobedezcan, pero supongamos que ese detalle lo traiga sin cuidado, se da el caso de que también es usted un devrig y yo soy príncipe de nuestra raza, de manera que, por lo primero ya podría irle mal, pero por lo segundo, podría usted terminar en Zatvor si tiene suerte, porque si no la tiene, lo que podría sobrevenirle es la desagradable circunstancia de perder su aristocrática cabeza

Franz le ganó una batalla a la risa, mientras que Henri pensó que era mejor que el señor conde prestase la debida atención o al menos él, no apostaría mucho por su futuro. No obstante, y en previsión, hablaría luego con Franz para que Gaspar fuese vigilado, algo que a la luz de los hechos futuros resultaría muy útil, porque en verdad Gaspar había perdido la cabeza por aquella niña y tuvo la misma idea que tuviese muchos años antes el infortunado duque de Armagnac, pues como la señorita en cuestión no le prestaba atención, decidió secuestrarla.

Eso no habría revestido mayores problemas debido a que el individuo estaba siendo objeto de vigilancia, pero como le había explicado Lucien a Dylan hacía muchísimo tiempo, un devrig podía enamorarse, la desgracia era que el egoísmo parecía pesar siempre más que el mencionado amor, y el caso de Gaspar lo demostró sin lugar para la duda, porque en una reunión se las arregló para quedarse a solas con Vajda y la apuñaló. Obviamente su intención estaba clara, pero cuando el havarik que estaba a cargo de su vigilancia notó que él no estaba en el salón, se apresuró a seguir su rastro y cuando llegó a él, Gaspar estaba completando la transformación.  De más está decir que el havarik quería arrancarle la cabeza y seguidamente suicidarse, pues había fallado estúpidamente en un encargo sencillo, pero hizo eso a un lado para ocuparse de lo inmediato. Lo primero que hizo fue darle aviso a Franz para que se presentara en forma inmediata, después le acomodó un puñetazo que dejó inconsciente a Gaspar, y para cuando llegó Franz, él estaba revisando a la desdichada Vajda.

Franz montó en cólera y después de ordenar a un destacamento de havariks que llevasen a Gaspar a Zatvor, él mismo se ocupó de trasladar a la niña al Haigala, pero no pudo llegar en peor momento, pues estaban allí Derek, Alexander y Michel.

  • ¡Ilè holls dumi Jhains!
  • ¿Ehrlich?
  • Larsèvirieris – saludó él, pero miró a Derek – El conde Barta acaba de transformarla, sarì




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