La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 10 Monárquicos y republicanos

 

Yaroslavl-Inglaterra-Francia, 1794-1800

Después del episodio en el que Aureliè y Vajda resultaron heridas, las pobres criaturas tuvieron que soportar no solo los gritos de Michel, la reprimenda de Derek y el pesadísimo discurso de Dylan, sino que tuvieron que permanecer mucho tiempo en el Haigala, pues ambas recibieron una enorme cantidad de balas en su empeño por proteger a las personas de los proyectiles, pues Napoleón había ordenado disparar en forma indiscriminada contra la multitud. No obstante, si pensaron que aquella experiencia iba a disuadirlas, no pudieron estar más equivocados, y durante los próximos años, se verían envueltas en tantos conflictos que Derek casi conseguiría que Iyul diese la orden de encerrarlas.

En 1797, las consecutivas derrotas que había infligido Napoleón a los ejércitos Austríacos, terminaron con la firma del Tratado de Campoformio que dio a Francia el control de los Países Bajos y de la mayor parte del norte de Italia. Como cabía esperar, aquello desató la ira inmanejable de Lucien que se presentó en Yaroslavl interrumpiendo una audiencia de Iyul. Mirsad se dio la mayor de las prisas en hacer salir a quienes Iyul estaba atendiendo en aquel momento y que para empeorar la situación, se trataba de delegados devrigs de origen francés, razón por la cual estaba Derek presente.

  • Lucien, cálmate y… – había comenzado Iyul, pero su hermano miraba a Derek
  • Estarás feliz ¿no es así? – le gritó

Como Itlar se había dado mucha prisa en avisar a Yvaylo, Dylan se presentó en compañía de Michel que había estado haciéndole la vida miserable mientras él intentaba trabajar.

  • Luciano… – intentó, aunque fue ignorado

La idea de Itlar al avisarle a Yvaylo, era procurarse la ayuda de Dylan que habitualmente lograba que Lucien se tranquilizase, porque habían descubierto que la ecuanimidad de Dylan parecía un contrapeso que conseguía equilibrar el ánimo del volátil príncipe sin mayores esfuerzos, aunque no siempre daba resultado y esta parecía ser una de esas ocasiones en las que ni Dylan ni nadie podría hacer nada, y tendrían que recurrir a Alexander.

  • ¡Se los dije! – seguía vociferando Lucien – ¡Ese bastardo traidor va a masacrar a media Europa y nadie podrá detenerlo!
  • ¿Lucien de que…?
  • ¡No se te ocurra preguntarme de qué estoy hablando o pensaré que no estás capacitado para…!
  • Lucien, basta – intentó de nuevo Dylan
  • ¿No se lo has dicho? – le preguntó Lucien a Derek

Sin embargo, no lo dejó contestar lanzándose a un  furioso relato de cómo habían estado las cosas, pero no contento con eso y como debían haber esperado sabiendo como sabían la manía que le tenía a Bonaparte, la emprendió en su contra.

  • Lucien, no estoy de acuerdo con nada de lo que está sucediendo, pero en principio no podemos intervenir, y segundo, ese hombre solo está haciendo lo que esperan de él – dijo Iyul
  • Y los franceses son unos imbéciles, porque están depositando su confianza en un traidor
  • Lucien – dijo Derek que ya llevaba mucho tiempo en silencio para sus estándares – Te empeñas en llamarlo traidor solo porque nació en Córcega, pero te recuerdo que los Genoveses le vendieron la isla a Francia
  • Escucha niño estúpido, pero escúchame bien, porque tú y todos los franceses están ciegos. Por empezar, que un territorio cambie de manos no afecta a sus habitantes de forma inmediata y deben pasar muchos años para que absorban las costumbres y el sentido de nacionalidad de su nuevo dueño, suponiendo que eso suceda algún día. Pero los Buonaparte – dijo acentuando la pronunciación del apellido en su forma original – Son tan italianos como el Po. Carlo Buonaparte descendía de una familia de la nobleza toscana, y la madre de sus hijos, de una familia genovesa, así que no me digas que no son italianos. Pero sin duda lo traidor lo heredó del padre, porque en un inicio Carlo se opuso a la intervención francesa y trabajo en su contra al lado de Pasquale Paoli, pero cuando éste se vio obligado a huir, Carlo no dudo ni un segundo en cambiar de bando abandonando las ideas nacionalistas y apoyando la ocupación francesa de la isla. Años más tarde y por si no lo sabes, tu querido Napoleón – dijo en forma odiosa – intentó aprovechar el inicio de la revolución en Francia para escalar posiciones apoyando la resistencia corsa, pero Paoli fue inteligente al recordar que si el padre era un traidor, el hijo no podía ser muy diferente y no confió en él, lo que demostró ser un juicio acertado, porque este infeliz solo busca enaltecerse a sí mismo, algo que quedó demostrado cuando corrió a apoyar la revolución, así que cuando menos lo esperen, traicionará los ideales de la revolución en favor de sí mismo.

Como de costumbre y siempre que Lucien hablaba, todos permanecían en muda atención, pues no importaba si lo que decía era bueno, malo o simplemente venenoso como en la presente ocasión, porque siempre causaba el mismo efecto.

  • No sé cuál sea tu idea, hermano, pero al menos asegúrate de que nuestro pueblo esté a salvo, porque como dije, ese hombre va a asolar Europa

Dicho esto abandonó el salón dejándolos a todos con una pesada sensación de fatalidad. Iyul sabía que no escucharlo sería un error, y aunque de momento veía improbable que se cumpliesen tan negras predicciones, no sabía que al pensar así estaba cometiendo el mismo error que muchos monarcas, la diferencia era que creyéndolo posible o no, él tomaría las previsiones del caso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.