La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 16 Caos emotivo

 

Yaroslavl. Diciembre 1903 – Septiembre 1904

La suerte para el infortunado Aleksèi, si era que podía considerarse así,  fue que primero, Derek se había decantado por los golpes y no por destrozarle el cerebro, y segundo, que la alteración de Derek hizo que apareciesen dos de los únicos tres individuos que habrían podido detenerlo, pero mientras Michel se ocupaba de apartar a Aleksèi, un extraordinariamente furioso Alexander le había acomodado media docena de puñetazos a su hermano causando con ello que Istziar perdiese el sentido.

  • No sé y no me interesa el posible motivo por el que hayas decidido cometer una atrocidad como esta, Derek Phillipe, pero te sugiero no volver a intentarlo nunca
  • Sarì…
  • No lo intentes, Alek – lo detuvo él – Es mi hermano, pero si él ha olvidado que Lucía y yo te debemos la vida, y que lo único que has hecho siempre es velar por nuestra salud, yo no

Con los porrazos Derek parecía haber recuperado algo de su cordura perdida, así que se había puesto de pie y después de mirar a su hermano, se giró hacia el veldeky, pero antes de que pudiese decir nada, lo hizo Alexander.

  • D’Albret, déjanos por favor

Henri que había estado paralizado por todo lo sucedido, sintió que Yves y Edin tiraban de él. Después que ellos salieron, Alexander miró a los dos hombres.

  • Sabemos que un príncipe no se disculpa, pero tú lo harás, ahora, Derek Phillipe
  • ¡Sarì! – exclamó Aleksèi muy alarmado
  • Alex… – comenzó Derek, pero calló muy de prisa al ver los ojos de su hermano que eran un par de peligrosos rubíes
  • Hice salir a los levjaners para que no fuesen testigos de tu humillación, consideración que no mereces, pero no agotes mi paciencia
  • Lo lamento, Aleksèi

El pobre veldeky estaba a punto de sufrir un colapso, porque si había alguien en el mundo que respetase a sus príncipes, ese alguien era él, algo que había quedado demostrado con su negativa a salir de Zatvor ni siquiera cuando fue indultado. Sin embargo, logró moverse y doblar una rodilla ante ellos.

  • Sarì, soy yo quien suplica tu perdón si en algo te ofendí y…
  • Ya basta, Alek – lo interrumpió Alexander y luego miró a Derek – Sabes que te amo, hermano, pero también lo amo a él, y lo que intentabas hacer es el peor crimen que podías cometer. Y da gracias a Maikata Priroda de que quien no está es Lucía, pues de haber sido así, habríamos tenido verdaderas dificultades para salvar tu cabeza

El pobre Aleksèi estaba sufriendo una de las mayores alteraciones emocionales de su vida, porque por una parte estaba muy preocupado por Derek, y por la otra, muy emocionado al escuchar a Alexander; no era que él no supiese que su amor por los aykeris era plenamente correspondido, pero aquella muestra de desmedida lealtad y del mencionado amor, lógicamente lo emocionaban mucho.

  • No quiero ser inoportuno – escucharon a Michel – pero mi madre

No pudo concluir, pues en ese momento fue que los tres notaron que Istziar estaba inconsciente.

  • ¡Ilè holls dumi Jhains! – exclamó Aleksèi corriendo hacia ellos al igual que los demás
  • Espero que tu necedad no le reporte a Istziar… – pero Alexander se detuvo al percibir con claridad otra energía desconocida
  • ¡Derek! – exclamó la chica cuando fue reanimada después de una rápida revisión

Aleksèi comenzó a caminar hacia la puerta, pues pensaba que debía dejarles cierta privacidad para que Derek recibiese la noticia, pero Alexander lo detuvo.

  • No te muevas, Alek – dijo y una sonrisa maligna se dibujó en sus labios – Tienes derecho a ver esto
  • Istziar… – estaba diciendo Derek, pero ella colocó un dedo en sus labios
  • Tengo algo importante que decirte

Era una buena cosa que Alexander siguiese allí, pues todavía el necio aquel miró en forma peligrosa a Aleksèi, porque aquella frase se tradujo en su caótica cabeza, como que eso importante podía tratarse de que Istziar hubiese decidido que él no le prestaba suficiente atención y…

  • Presta atención, necio – le dijo Alexander golpeándole la cabeza
  • Derek, vamos a… vamos a tener un bebé

En principio Derek pareció no haber escuchado, pero cuando las palabras penetraron aquella laberíntica cabeza, abrió los ojos con desmesura y seguidamente la boca, pero parecía que de la misma no saldría nada, aunque no fue así.

  • ¡Oh, por Dios! – exclamó

Pero mientras Alexander tenía una sonrisa maligna en los labios, y Michel estaba tirado en el piso partiéndose de risa, Aleksèi había estado atento, pues había registrado con claridad la enorme alteración que estaba operándose en el organismo de Derek y estaba seguro que tendría que asistirlo. No obstante, con Derek nunca nada era como esperaban o imaginaban, pues al minuto siguiente todos salieron corriendo tras la pareja, ya que Derek lo había hecho arrastrando a Istziar con él. Entraron al Pravitel y si bien Derek se fue derecho hacia el despacho de Dylan, Aleksèi al notar que el individuo aquel no corría ningún peligro de colapsar como había pensado, se fue hacia el salón de audiencias.

  • Misha, me urge hablar con Iyul




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