La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 23 Casualidades

 

Mar Egeo. Octubre 2005

 

Norman Jensen miraba hacia el horizonte infinito desde la cubierta del yate de lujo que navegaba por las tranquilas aguas del Egeo. A Norman le gustaba la quietud y la paz de aquella hora previa al amanecer, y en los tres días que llevaba a bordo de aquella mansión flotante, salía a ver asomarse el sol primero en forma tímida para luego derramar sus estridentes rayos sobre las cristalinas aguas. Respiro el aire salobre contaminado con el humo de su cigarrillo y lanzó éste al agua.

  • Eres un cretino infeliz, Jensen, así que luego no vayas por ahí quejándote de la contaminación o…

Se interrumpió y entrecerró los ojos, pues su vista había captado algo que en su opinión, estaba fuera de lugar. Sin embargo, un momento después estaba riñéndose de nuevo.

  • Te harías un favor si dejaras de beber y tu editor te lo agradecería el doble

Norman era un escritor que había alcanzado cierta fama a raíz de un libro en el que no había puesto mucha fe, pero que, sin embargo, había alcanzado el estatus de best-seller. Su vida había mejorado mucho desde entonces, pues dejó el miserable departamento donde había residido  desde que estaba en la facultad y en los últimos 15 años; ahora se codeaba con estrellas de cine, escritores de éxito e industriales que nadaban en dinero como era el caso de Cristian Vanderleik que era quien lo había invitado a aquel paseo en su yate. Sin embargo, Norman seguía sintiéndose fuera de lugar, extrañaba su soledad, sus horas de investigación y sus viajes a los lugares más improbables en busca de información; lo único que no había variado era su afición al cigarrillo y a la bebida, solo que ahora no bebía vodka barato, sino que podía darse el lujo de comprar el Stolichnaya que a su juicio era el mejor vodka del mundo.

  • ¡Por los clavos de Cristo!

El segundo oficial de la embarcación, que en aquel momento hacía un recorrido por la cubierta, escuchó la exclamación y corrió hacia el individuo que parecía a punto de caer por la borda.

  • ¡Señor Jensen! – dijo al reconocerlo – ¿Se siente bien?

Ya todos habían notado la inclinación de aquel sujeto, a beber mucho, de modo que Arthur Brady asumió, equivocadamente, que tal vez llevaba una descomunal resaca encima, de manera que lo sujetó, pero él seguía con el brazo extendido, así que Brady miró en la dirección que estaba señalando y fue su turno de asombrarse, pues lo que estaba viendo, sin duda alguna era un cuerpo que se movía en el agua.

 

Después de dar la voz de alarma, se apresuraron a prestar auxilio. En principio habían creído que se trataba de alguno de los pasajeros quien después de la juerga había decidido pasearse por la cubierta y había caído, sin embargo, una vez que subieron al hombre, notaron que no solo no era así, sino que tenía algunas heridas que parecían arponazos, algo bastante absurdo, pero al menos Brady dejaría eso para después, ya que era evidente que aquel desdichado necesitaba atención y ordenó trasladarlo a la enfermería mientras él se iba a hablar con el capitán.

 

Norman se alegró de no estar siendo víctima de ninguna alucinación, algo que ya le había sucedido en dos o tres ocasiones con anterioridad y que había atribuido a su ya mencionada afición al vodka, pero por la otra, se preocupó por aquel individuo y decidió ir a la enfermería. Mientras esperaba, ya su cabeza estaba armando toda clase de historias que explicasen el inusual hallazgo. Aunque en medio del susto, la sorpresa y las carreras, no había logrado ver mucho, le pareció que era un hombre como de su edad, es decir, de unos treinta y tantos, que debía dedicar mucho tiempo al ejercicio, pero no alcanzó a ver mucho más, y basado en lo único que había visto, comenzó a considerar y a descartar posibilidades, que iban desde que fuese algún amante de los deportes acuáticos que hubiese caído de su embarcación, hasta una víctima de secuestro o de un ajuste de cuenta perpetrado por alguna organización mafiosa. 

  • ¿Cómo está? – preguntó cuando el médico abandonó el cubículo.
  • ¿Lo conoce?
  • Hombre, eso sería difícil teniendo en cuenta que acaba de aparecer de la nada

El médico juntó levemente las cejas, pero antes de que pudiese decir nada, estaban entrando Brady y el capitán de la nave, John Cavendish.

  • ¿Larson? – dijo el capitán y Norman asumió que se dirigía al médico, así que prestó atención
  • Le dimos un sedante ligero, pues parecía muy alterado
  • ¿Y las heridas? – preguntó Brady – ¿Son muy serias?
  • ¿Heridas? Salvo por algunos raspones, no presentaba ningún otro traumatismo

Brady elevó las cejas lo mismo que Norman, pues ambos habían visto las mencionadas heridas.

  • Avíseme cuando despierte
  • Capitán – llamó el médico, pues era evidente que el hombre tenía intenciones de marcharse sin agregar nada más – ¿Habla usted ruso?
  • ¿Disculpe?
  • Creo que este sujeto es ruso, porque si bien no lo hablo, me pareció que era el idioma en el que se estaba expresando
  • Pues cuando despierte averígüelo, y si es así, ya nos ocuparemos de eso




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