La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 31 Sorpresivo

 

Italia-Riùrik. Octubre, 2005

Francesco Di Vella se había convertido en un personaje político muy importante dentro de su raza, y al igual que Gianfranco, a pesar de ser un Savaresce, había demostrado lo que siempre había sostenido Dylan con relación a que no por serlo, debía ser necesariamente una mala persona, así que ahora ocupaba un cargo importante dentro de la maquinaria de Estado Riùrika, pues era el Lanik de la nación en Italia. A diferencia de Gianfranco, que no ocupaba ningún cargo político, Francesco había demostrado tener dotes en aquel sentido, pues tenía la educación y el refinamiento propios de un noble de cuna, era de trato agradable, muy observador y un mediador muy eficaz, mientras que si bien Gianfranco, había adquirido el refinamiento cortesano y tenía un caudal de conocimientos valiosos, obtenido a través de la experiencia que le daba su ya muy larga existencia, y era un sujeto de trato agradable, lo que no tenía era la paciencia para lidiar con políticos mentirosos, de manera que habría sido un mal asunto ponerlo en situación de vérselas con individuos cuyo mayor activo era mentir con descaro. Sin embargo, como era un exitoso empresario, además de un devrig primigenio, no se valía de lo segundo, sino de lo primero para tener acceso a los círculos de poder más elevados, lo que le permitía acceder a información importante, pero suponiendo que por cualquier motivo, la mencionada información fuese de difícil consecución, podía hacer uso de las habilidades asociadas a su raza para obtenerla. Por lo anterior, y, aunque nominalmente no era un funcionario del Estado, trabajaba en cercana colaboración con Francesco desde los tiempos de la Revolución.

Los inicios de Francesco no habían sido especialmente buenos, pues su único problema eran las féminas, pero era uno muy grande, pues aquel individuo se enamoraba cada semana, pero habían sido muchas las ocasiones en las que juraba que la chica en cuestión era el amor de su vida y la había transformado. En un principio aquello le había válido varias estadías en Zatvor, una indecente cantidad de multas y era un dolor de cabeza para Sergei, pues cuando a Francesco se le pasaba el amor, entonces era Sergei quien tenía que ocuparse de ver qué hacer con la criatura en cuestión. Con las cosas así, Sergei había acudido a Dylan para que hablase con aquel infeliz y le dejase las cosas claras, pues Sergei lo único que quería era sacudirlo. Francesco se había sentido enfermo cuando lo citaron al Pravitel y lo condujeron al despacho del sizvitel. Francesco conocía a Lucien y había tenido mucho trato con él, pero eso había ocurrido en medio de los períodos más álgidos de los conflictos bélicos, después de los cuales se veían más bien poco, pero de Dylan todo lo que sabía era que siendo el artífice de la mayor parte de la legislación de su raza, defendía sus leyes a sangre y fuego, y que era la cosa más peligrosa colocarse en posición de disgustarlo, pues también había escuchado que era el más pacífico de todos los Yaroslávich, aunque en su opinión ese era Armand, pero, si alguien tenía la desgracia de disgustar a Dylan, por el motivo que fuese, ya podía despedirse de su cabeza. Aquella era una muy equivocada información, pues era cierto que Dylan era tremendamente peligroso en batalla, pero no iba por ahí matando a nadie y de hecho, no solo lo evitaba a toda costa, sino que gracias a él, eran muchos los que habían salvado sus vidas. No obstante, Sergei había esparcido aquel rumor en un casi vano intento de que los miembros más problemáticos de su raza se comportasen con más civilidad, y, aunque había tenido un éxito relativo, había casos definitivamente perdidos.

La entrevista de Francesco con Dylan sirvió más bien de poco, porque si bien Francesco lo escuchó y en teoría entendió la situación, e incluso se comprometió a modificar su conducta, lo que parecía era incapacitado para evitar meterse en problemas de faldas. Durante un tiempo no efectuó ninguna otra transformación, pero un buen día, un agitado levramzyk se presentó en el Pravitel para anunciar que el descocado de Francesco se había metido en un lío mayúsculo al transformar a la hija de un senador de la nación norteamericana. Aquello les generó un enorme problema, pero Yves estuvo a cargo de la operación para hacer desaparecer a la chica simulando un muy aparatoso e indescifrable accidente. La escena fue hábilmente preparada por los chicos de la División Sozdatel’ de manera que les resultase imposible a las autoridades hasta la identificación positiva del cadáver.

De Iyul para abajo, todos estaban furiosos con Francesco, Istvan dio la orden de encerrarlo por el tiempo más largo que establecían sus leyes para casos de transformación, pero Iyul ordenó que se hiciese por el doble, y, aunque Istvan sabía que aquello les iba a traer problemas con Dylan, no podía negarse, así que Istval fue el encargado de ir por el angelito, lo que fue afortunado, porque la noticia la había recibido Gianfranco estando con Lucien, y como ya éste conocía el historial de Francesco e incluso lo había amenazado con sus lindas maneras, montó en cólera y la de él era mucho más peligrosa que casi cualquier otra, así que apenas si terminó de escuchar lo que le estaban informando a Gianfranco y salió en carrera a buscar a Francesco. Aquello por supuesto era una pésima idea, pero Gianfranco no pudo detenerlo como no pudo hacerlo Itlar, así que cuando llegó Istval, Lucien estaba literalmente destrozando a Francesco, porque aparte de estarle propinando la más despiadada paliza, ya le había arrancado un brazo y estaba a punto de quitarle la cabeza cuando llegaron los ZD.

Dylan fue comisionado para que hablase con la chica, pues esta no era cualquier mujer, sino la hija de alguien importante, pero comprobarían que había sido un error, pues la muchachita perdería su ya desequilibrada cabeza por Dylan. Aquel era un problema que ya se les había presentado con otros dos individuos que compartían con Dylan las buenas maneras, la dulzura y la buena apariencia, éstos eran Aleksèi y Armand, razón por la cual los dos veldekys tenían terminantemente prohibido acercarse a las nyas, así que después que las atendían si llegaban en muy mal estado, luego no las volvían a ver hasta mucho tiempo después si era que las veían. Aquellos que eran portadores del poder mental como Liever, Henri o el dudosamente simpático Yves, habían dicho que aquello obedecía a que las criaturas, cuando llegaban, estaban en un estado muy vulnerable, y la excesiva zalamería de aquellos individuos las conducía a la lamentable situación de perder sus cabezas por ellos.




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