La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 36 Vacaciones interrumpidas

 

Francia. Septiembre, 2006

Las cuevas de Denísova, ubicadas en el macizo de Altái en Siberia, eran el destino que Kýevska Leclerc, una arqueóloga recién graduada, se había prometido para cuando finalizase su carrera. Sin embargo, se le había olvidado el pacto hecho con sus amigos de la infancia, en el sentido de que cuando terminasen la facultad harían un viaje por toda Francia. De manera que miró el mapa de que había sobre su escritorio, luego el equipaje y de nuevo el mapa.

  • La palabra empeñada es primero – dijo con un suspiro y como si aquel trozo de papel cartográfico pudiese entenderla

Dos días después de aquello, se estaba insultando en todos los tonos, pues si bien quería mucho a sus amigos, Mina era francamente insoportable y de no ser por lo anterior y porque la conocía de toda la vida, le habría arrancado la cabeza; Bobby era efervescente, parlanchín y decididamente caótico, pero al menos y en la medida de lo posible y si se era capaz de ignorar sus payasadas, se podía sostener una conversación medianamente racional con él; mientras que con Mia en realidad no habría podido hablar de no ser porque había aprendido a hacerlo en el lenguaje de señas, pues Mia era muda.

Aquellos cuatro chicos se habían conocido desde la escuela elemental ya que Kyv, como llamaban todos a Kýevska, había ido a vivir con su abuela paterna cuando sus padres murieron en un accidente. Aimeé Leclerc residía en Lowestoft, ciudad británica en el condado de Suffolk, tenía una tienda de antigüedades y era muy posible, como pensaría Kyv más adelante, que habiendo crecido entre antigüedades de todas las épocas, hubiese sido lo que despertase el amor por su carrera.

Mina, cuyo nombre era Wilhelmina Halt, era la niña rica de la zona. Su padre ostentaba el título de barón de Egerton, aunque Kyv no estaba muy segura de que aquello fuese cierto o importante, la cuestión era que los Halt se comportaban como si perteneciesen a la realeza, algo que en principio descomponía mucho a Kyv y se enfrentó a puñetazos con Charles, uno de los hermanos de Mina, por llamarla híbrida. Si bien en aquel momento Kyv no tenía ni idea de lo que aquello podía significar, como le sonó a insultó y ella tenía poca paciencia, y cero tolerancia, la había emprendido a golpes en contra del niño, y fue el hermano mayor de los Halt, Hugh, quien los detuviera. Charles le había puesto un ojo morado a Kyv y ella le había roto la boca. Aunque aquello habría podido costarle la simpatía de Mina que iba al mismo año que Kyv, no fue así y las niñas  se hicieron amigas; más adelante, Kyv se enteró que Charlie la había llamado de aquel modo por su doble filiación, ya que Kyv era franco-rusa; y más adelante todavía, el descerebrado de Charlie comenzaría a perseguirla asegurándole que estaba enamorado de ella.

El caso de Robert Johnson o Bobby, como lo habían llamado siempre, era algo diferente, pues este chico había vivido metido en problemas toda la vida y Kyv se había autoimpuesto la tarea de sacarlo de ellos. Bobby era hijo de una eminente médico y de un distraído profesor de Matemáticas, que lo era tanto, que un buen día salió a trabajar y no lo vieron nunca más, y aunque todos apostaban a que el pobre individuo se había perdido, Kyv que era muy realista, siempre pensó que el hombre se hartó de tener una esposa solo de nombre y había decidido buscarse una más real, pero se olvidó de llevar a su hijo con él, algo que seguramente la mencionada esposa ni siquiera habría notado. Bobby era hijo único, de modo que habría crecido muy solo de no ser por las chicas, ya que con un padre desaparecido, una madre que dedicaba todo su tiempo a sus pacientes olvidándose de que tenía un hijo,  y docenas de nanas que no duraban el tiempo suficiente ni para saber cuál era la comida favorita del incordio aquel, no había muchas posibilidades de que el chico no se sintiese solo.

Y Mia, la otra miembro de aquel grupo, era una personita muy dulce, pero había nacido marcada por la desgracia, pues su madre había muerto al dar a luz y nunca había sabido quién era su progenitor, de modo que una tía se había hecho cargo de la niña. La buena tía Ann, lo era, pero también era sumamente enfermiza y pasaba más tiempo en el hospital que en casa, así que cuando su esposo murió, quedaron ella dos, pero era como si Mia hubiese quedado sola por lo antes explicado. Mia había nacido muda, pero como escuchaba perfectamente, Ann la había matriculado en una escuela normal, pues en cualquier caso no tenía los medios para hacerlo en una que se ajustase a la especial condición de Mia, y lo único que pudo permitirse, fue pagar a quien las enseñase a comunicarse adecuadamente por señas, porque si bien Mia podía escuchar, de ninguna manera habría podido comunicarse con su tía, ni con nadie en realidad, si no era de aquella manera, así que por eso fue necesario que aprendiesen ambas, como lo harían con posterioridad sus amigos. Al inicio, Mina molestaba mucho a la mudita, pero tanto Kyv como Bobby le acomodaron las ideas a su modo cada uno, pero finalmente los cuatro terminaron siendo los mejores amigos. Cuando comenzaron su educación media, Mina le hizo la vida miserable a Bobby, porque el chico había perdido su alocada cabeza por Mia, pero como la niña no le hizo ni el más mínimo caso, y siempre pensó que aquel incordio solo bromeaba, las cosas no pasaron de allí.

El grupo se había distanciado un poco cuando fueron a la facultad; Bobby había estudiado algo de lo más extravagante en opinión de las chicas, pues acababa de recibirse en astrofísica, pero al menos Kyv pensaba que aquello se ajustaba al carácter su amigo que parecía preferir cualquiera cosa que estuviese convenientemente fuera de este mundo, pues salvo por ellas tres, no encontraba nada más de su agrado a su alrededor; Mia se había decidido por la arquitectura; mientras que Mina había comenzado media docena de carreras, pero no había concluido ninguna y ahora se dedicaba a lo que en realidad había constituido su pasión toda la vida. La moda. Así que el señor barón había decidido montarle una boutique a su hija y así dejar de tirar el dinero en diversas universidades. Sin embargo, si bien se veían poco durante el año, invariablemente se reunían en las vacaciones y viajaban a cualquier lugar juntos, y ahora estaban embarcados en aquel loco viaje que habían planeado en sus adolescencias.




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