Riùrik. Octubre, 2006
Como ya hacía más de dos semanas de la aparición de Iziaslav, y aún no se habían reunido, Iyul cursó la convocatoria. Dylan se planteó que Lucien no se presentase, porque solo había asistido a las dos últimas debido al motivo de las mismas, pero como ahora no se trataba de un nuevo hallazgo, entonces él pensó que se negaría a asistir. Los primeros en llegar fueron los más jóvenes, porque Michel había estado incordiando a Armand y a Aureliè cuando recibieron el mensaje. Un momento después se presentó Dylan, y estaba intentando no enloquecer con Michel, cuando llegó Iyul y miró a Istvan elevando una ceja, porque Iziaslav no estaba.
Efectivamente, Iziaslav había estado en el Valkinka desde temprano, aunque aquella no era la costumbre y la primera sorprendida había sido Mia.
Como nadie tenía muy clara la situación, se habían limitado a informarle a Mia las características de su nueva situación, pero le habían hablado más bien poco de Iziaslav, porque ni siquiera Iyul o Dylan habían ido más allá de aclararle el nombre, y en el caso de él mismo, solo se había empeñado en convencerla de que ser una devrig no significaba que no pudiese vivir con normalidad, y extrañamente, al menos en su caso, había prestado atención a lo que Mia le había contado con relación a sus estudios y a sus planes futuros. Pero había llegado el momento de las aclaraciones importantes.
Ella había obedecido sentándose y ahora lo miraba con expectación, pero, aunque había notado que en algunas ocasiones, podía saber lo que estaba pensando un lijenik o algún otro devrig con el que se cruzaba en al Valkinka, no tenía ninguna posibilidad con Iziaslav. Él inició la conversación desde el punto de sus orígenes, algo de lo que se enteraban los nyas, habitualmente mucho después.
Aunque Mia quería preguntar muchas cosas, y las ideas se atropellaban unas a otras en su mente, no parecía poder formular ninguna. Sin embargo, como Mia no se decidió por ninguna, Iziaslav continuó.
Iziaslav había elevado las cejas, porque del mundo de cosas que habría podido esperar que ella dijese, ciertamente no aquello, mientras que Yves, a quien Iziaslav había llevado de nuevo, y aunque estaba fuera y se suponía que no tenía por qué estar escuchando aquella conversación, lo estaba haciendo, y pensó que aquella chica tenía la cabeza bien puesta sobre los hombros, pero como también entendía que quien no lo haría sería Iziaslav, acostumbrado como estaba, a que las mujeres dependían completamente de los hombres, y se había perdido de los cambios que se habían sucedido en el tiempo con relación a las chicas, se preparó para la reacción que no se hizo esperar.
Sin embargo, en ese momento les llegó la convocatoria, así que Yves que estaba a punto de decirle a Milorad que debían sacar a Iziaslav de aquella habitación, no tuvo mayores inconvenientes, pues Milorad le hizo saber a Iziaslav la novedad y éste abandonó el lugar sin despedirse siquiera, dejando a Mia sin saber qué era lo que él consideraba mal.
Los levjaners al notar la alteración de Iziaslav, se emplearon a fondo para tranquilizarlo antes de llegar a Levzheir, mientras que Yves, sabiendo a qué obedecía la mencionada alteración, maldijo por lo bajo preguntándose cómo iba a terminar todo aquello.
Contra todos los pronósticos, Lucien se presentó casi al mismo tiempo que Iziaslav, de manera que, aunque el segundo llegó preguntando a qué obedecía la urgencia, esto quedó opacado por la inesperada llegada de Lucien, pues ciertamente nadie se esperaba que asistiera.
#920 en Otros
#191 en Novela histórica
#516 en Fantasía
#349 en Personajes sobrenaturales
guerra perdida dolor desapariciones, persecucion nuevos amigos recuerdos, amor imposibles traiciones
Editado: 16.03.2022