Riùrik. Octubre-Noviembre, 2006
Aunque Iziaslav, tal vez más por la fuerza de la costumbre que por otra cosa, al inicio había querido irse a Illir, con rapidez notó que aparte de solitario y enorme, aquel lugar se le hacía poco práctico, pues ya no era como antes y no pretendía quedarse allí encerrado. No obstante, aunque dormía poco, en aquellas poco más de cuatro semanas, y una vez que dejó de pasarse las noches al lado de la cama de Mia, lo había estado haciendo en diversos lugares que iban desde el Dvorets de Iyul, hasta en Levzheir, pasando eventualmente por Korszemel. No obstante, cuando discutieron acerca de la vivienda para Mia, decidió que él también necesitaba una, pero escogería quizá al peor individuo del mundo para que lo ayudase a agenciársela, pues hizo el comentario una mañana mientras desayunaba en el Dvorets de Derek, donde se había quedado la noche pasada.
Aquello sorprendió a Iziaslav, pues no se suponía que una chica interrumpiese de aquel modo a un hombre y menos si el mencionado hombre era un príncipe, independientemente de que la chica en cuestión fuese su madre, pero iba a sorprenderse aún más al escuchar a Sofía.
Como ya Iziaslav había sido informado tanto del cambio de nombre de la capital, como de la nueva configuración territorial de su nación, tomó nota mental de lo que acababa de decir Sofía, pues ciertamente no quería terminar en aquella situación, y aunque no sería así, la opción le pareció inaceptable a casi todos, pues Michel se empeñaba en que debía ser el propietario del pent-house de un ultramoderno y lujoso edificio que se acababa de construir en Lind.
Como Iziaslav no tenía idea de qué estaban hablando, decidió que mejor se aseguraba antes de hacer nada. Dado que Sofía tampoco era especialmente cuerda, en opinión de sus parientes, se unió con entusiasmo a la idea y de hecho iría con ellos a ver el tan discutido lugar.
Lind le pareció una ciudad ruidosa y con mucho tráfico, y esto último era algo que Iziaslav no comprendía de ninguna manera, es decir, que sus congéneres utilizaran aquellos medios de transporte cuando podían trasladarse a cualquier parte sin ayuda y hasta mucho más rápido en algunos casos.
En este punto Darko se frotó la frente asintiendo, pues aunque Iyul había utilizado ese término en la primera conversación que tuviese con Iziaslav, él parecía habérselo perdido, pero mientras Darko tenía expresión de fastidio, Michel rio con su desparpajo habitual.
Mientras Michel hablaba, y si bien lo había escuchado, Iziaslav lo que había estado haciendo era recordar, porque desde luego conocía aquel término, solo que era uno que llevaban siglos sin utilizar, pero recordaba perfectamente que había sido la forma habitual de referirse a cualquiera que no fuese un devliano, independientemente de su lugar de origen o la tribu a la que perteneciera. Como Darko sabía que ya había comprendido, prosiguió.
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Editado: 16.03.2022