La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 55 La noticia

 

Riùrik. Noviembre-Diciembre, 2006

 

Si bien Norman estaba muy contento, Gino no, así que detuvo a Gianfranco antes de que éste se marchase.

  • Ese tipo es…
  • Cuidado, Gino – lo detuvo
  • ¿Por qué lo hizo pasar ese mal rato si al final iba a coaccionarlo lo mismo?
  • No lo hizo
  • No soy estúpido, Gian
  • A veces no estoy muy seguro de eso – dijo él, aunque Gino no le prestó atención
  • Después de decirle todo lo que le dijo, y que sabemos solo le hizo daño, después utilizó su habilidad de coacción para…
  • Detente – le ordenó – Y te repito que no, no lo hizo. Una vez que Norman aceptó quedarse, lo que Luciano hizo fue tranquilizarlo
  • ¿Y por qué…? Un momento ¿Puede hacer eso? ¿Qué no eran los levjaners los que…? – pero calló al recibir un golpe en la cabeza

Gianfranco era más bien poco paciente, porque era cierto que había efectuado muchísimas transformaciones, pero pocas las que se había encargado él mismo del djali en cuestión, así que el niño aquel solía agotar su escasa paciencia con mucha rapidez.

  • En verdad tú no prestar atención, Gino. Tranquilizar a alguien, es algo que puede hacer cualquier devrig que haya alcanzado el dominio de sus propias emociones, pero, adicional a lo anterior, Luciano no solo es un primigenio y por tanto un individuo con una larga experiencia, sino que, cuando te hablé de él, te dije que era muy especial, pues tiene habilidades poco comunes en cualquier devrig común o levjaner, nya o itsliev
  • ¿Y por qué Norman estaba tan contento después que hizo… lo que sea que haya hecho? – insistió y Gianfranco se frotó la frente
  • Escucha, todo lo que hizo, aparte de lo que ya dije, fue colocar una idea más alegre en su cabeza, porque supongo que por lo que dijiste, notaste que estaba deprimido, pero no modificó sus pensamientos y ciertamente no suprimió ninguno

Después de eso, si bien Gino seguía sin estar muy contento, dejaría de fastidiar con el asunto.

 

A pesar de que aquella parte del día le había salido bien y según lo que Lucien tenía planeado, las cosas iban a cambiar, pues se presentó un levramzyk con un mensaje de Iziaslav para que se presentase en el palacio real, y no fue exactamente el ser requerido por él lo que le molestó, sino porque no dijo el motivo. Él se presentó temprano, algo más bien extraño, al menos en él, porque siempre era el último en llegar.

  • ¿Acaso piensan ahogarlo?

Aquello obedecía a que Iziaslav estaba hablando con Michel y Armand, aunque en realidad quien hablaba era el primero sin dejar que nadie más dijese nada. Como Iziaslav recordaba que el problema de Lucien eran los celos, y si había sido difícil con sus hermanos, ya no digamos con cualquier otro, apartó a Michel antes de que Lucien reaccionase mal, pues él era el que se había girado y ya estaba diciendo quién sabía qué barbaridad.

  • Syn, me alegra que hayas llegado – le dijo abrazándolo
  • Pues no parecía que me echaras mucho de menos – dijo él como el niño malcriado que efectivamente seguía siendo

Armand que conocía bien a su hermano, había tomado la precaución de silenciarlo, aunque no tendría que esforzarse mucho más, pues en ese momento estaban entrando Iyul y Dylan. Alex llegó un poco después en compañía de Aureliè, y fue cuando comenzaron los problemas.

  • ¿Qué está haciendo ella aquí? – preguntó Lucien en tono casi horrorizado
  • También es familia – puntualizó Iziaslav después de saludar a la chica
  • ¿Y desde cuando las mujeres están presentes cuando se discuten asuntos importantes?

Iziaslav tenía aspecto de ir a sacudir a aquel necio; Iyul se frotó la frente y pensó que su padre, conociendo a Lucien, debió prepararse para aquella reacción; Dylan se moría de la vergüenza; Michel tenía una grosera expresión que estaba a medio camino entre la burla y la satisfacción; Armand y Alexander lo que tenían era una máscara idéntica de inexpresividad; y Aureliè, a pesar de que había probado de muy distintas maneras su valentía, siempre le había temido a Lucien, no solo porque no era necesario ser un devrig para percibir con claridad la negatividad que emanaba de aquel sujeto en presencia de una Saint-Claire, sino que había sido testigo de los memorables pleitos entre Lucía y Lucien, de manera que le constaba que el hecho de ser una chica, no hacía que él se comportase con más delicadeza. Aunque Iyul habría querido estar en cualquier otro lugar, llevaba demasiado tiempo ocupándose de que Lucien no cometiese disparates demasiado grandes, así que lo sujetó por un brazo y salieron a una de las terrazas.

  • ¡Suéltame!
  • Primero vas a escucharme
  • Y para eso no…
  • Cierra la boca – lo silenció – Como acaba de decir haryk, Aureliè es familia, y antes de que repitas la enorme necedad que dijiste antes, te recuerdo que los derechos de las mujeres son los mismos que los de cualquier hombre de esta familia.




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