La Dinastía (libro 9. Verk Svetl's)

Cap. 57 Ecos del pasado

 

Riùrik. Diciembre, 2006

 

Cuando Lucien nació, y después de los hechos que vistieron de sangre un día que debió ser exclusivamente de alegría, el tiempo comenzó a transcurrir en relativa normalidad. El Riùrik de entonces no era más que un conjunto de tiendas, bastante grande para la época y condiciones de vida general, pero que eran la forma de la suya. Los devlianos tenían un sistema de castas bastante marcado compuesto por: la familia del Hlavary que estaba por encima de todos, los levjaners que junto con los anteriores, vendrían a ser algo análogo a la nobleza occidental, los svetniks, los veldekys y las vidmagys, que si bien no tenían el estatus de los dos primeros, eran muy respetados, y el escalafón más bajo era ocupado por guerreros, artesanos, labriegos y las familias de todos éstos.

Si bien la vida por aquellos días, era bastante dura, pues entre el clima y las constantes batallas, se habían habituado a vivir en estado de zozobra, aun así, los niños, y por el corto período en el que lo eran, a día de hoy no dudaríamos en decir que parecían animalitos salvajes, pues una vez que podían valerse por ellos mismos, es decir, que podían hablar y caminar, se pasaban los días correteando y jugando alrededor de la aldea sin mayor supervisión. Sin embargo, esto no aplicaba a los hijos del Hlavary ni a los de los levjaners, pues tanto los unos como los otros, sí estaban sometidos no solo a vigilancia, sino a adiestramiento casi desde antes de aprender a caminar. 

Una de las características de aquellas sociedades en general, era que la jefatura no era necesariamente hereditaria y podía recaer en casi cualquiera, siempre que demostrase tener las habilidades necesarias, y habían sido muchos los jefes de tribu que se habían hecho con la jefatura de las mismas, matando al anterior, y en algunos casos de tribus que tenían aquella costumbre, retando al jefe a un duelo en el que el vencedor se quedaba con la jefatura. No obstante, si esto  sucedía en otras tribus, no en la devliana y desde hacía mucho tiempo, porque aparte de que los descendientes de Yaroslav, eran no solo aptos, sino poco dispuestos a ceder su autoridad, contaban con el cuerpo de levjaners que se encargaban de preparar a sus hombres no únicamente en el arte de la guerra, sino que les inculcaban una lealtad a toda prueba. No era que no hubiese individuos con mucha ambición, como fue el caso de Massarik, y tal vez otros con la habilidad necesaria para comandar, pero lo que no tenían era ninguna oportunidad en contra de la formidable maquinaria a la que habrían tenido que enfrentarse.

Todos los Hlavarys que habían precedido a Iziaslav, o al menos los más cercanos, solían sentirse sumamente orgullosos de la cantidad de hijos varones, fuertes y sanos que pudiesen engendrar, y hasta la época de Ialen, a quien recordaban solo por haber hecho desaparecer a las Elskis, y no por haber institucionalizado el matrimonio monogámico, era común que los Hlavarys tuviesen más de una mujer y que todos sus hijos fuesen considerados legítimos herederos. Sin embargo, después de aquella prohibición, y si bien eso no evitó que siguiesen teniendo muchas mujeres, los posibles hijos que tuviesen con las mismas, no tenían ningún derecho, aunque seguían siendo portadores de aquella sangre, algo que quedaría demostrado para el momento de la transformación, en el que muchos hombres la sufrieron a pesar de que se suponía que solo afectaría a la familia del Hlavary y a los levjaners, y así había sido, solo que ni Iziaslav ni los directamente afectados, lo supieron o lo imaginaron, sino hasta muchísimo tiempo después.

Como ya se dijo en una ocasión, los hijos de Iziaslav y los de los levjaners, no se relacionaban de forma cercana con los demás niños de la aldea, la excepción la constituyeron Mikha y Lucien, pero en el caso de Mikha, fue solo con Radek, pero en el de Lucien fue diferente, pues aquella personita era en extremo sociable y jugaba con quien se le antojaba. Aquella manía de Lucien, por la que Janos tuvo muchos problemas, no hubo forma de cambiarla, y si a cualquier desventurado guardia se le ocurría interferir, solía salir muy mal parado, pues si bien Lucien era muy sociable, lo que también tenía, era un carácter horroroso que salía a relucir si lo contrariaban.

A pesar de lo anterior, Lucien no hizo muchos amigos reales, porque si bien los chiquitos se avenían a jugar con él, poco a poco, cuando iban creciendo y siendo más conscientes, entendían que no les convenía acercársele mucho, porque al sizvitel podía no sucederle nada, pero sus cabezas sí podían rodar con extrema facilidad. Lucien había sufrido mucho por esto, pues cuando tuvo un poco más de criterio, entendió lo mismo que sus antiguos amiguitos, es decir, lo que su cercanía podía reportarles.

Atli, la bizlyki que lo cuidaba, había tenido que pasarse horas consolando al pequeño livlje, primero, cuando los niños comenzaron a alejarse, y luego cuando alguno resultó muerto o desaparecido en extrañas circunstancias.

  • ¿Por qué ya no quieren jugar conmigo, Atli?
  • No se trata de eso, nym kicyk kirjk [1], lo que sucede es que ahora están ocupados entrenándose

Aunque aquello no había convencido mucho a Lucien en primera instancia, a pesar de que él adoraba a sus padres, Janos y Atli estaban en el mismo estatus que éstos para él, y, de hecho, Gianna intentó por todos los medios, alejar a Atli de sus vidas, primero, porque la consideraba una amenaza con respecto al mismo Iziaslav, pues Atli era una niña hermosa; y segundo, porque sentía que la alejaba de su hijo. El asunto fue, que Lucien escuchó a Atli, pero a partir de ese momento, fue cuando comenzó a prestar más atención y llegó a la conclusión antes mencionada con relación a que su cercanía era un peligro para sus amigos.




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