Cuando los Saint-Claire llegaron a casa, Phillipe ordenó que Sophie fuese bañada, alimentada y metida en la cama, y una vez que las doncellas le informaron que sus órdenes se habían cumplido, subió a verla.
Aunque Sophie estaba en total desacuerdo con su padre, y no era precisamente dócil, decidió no darle mortificaciones y se quedó en la cama como se le había ordenado. Anne-Marie fue a verla al igual que Cecile, pero Desiree ni se asomó por allí, y cuando Rachell lo hizo, fue para mortificar a Sophie.
Rachel solía burlarse cruelmente cuando Sophie se refería a sus amiguitos, por lo que la niña había aprendido rápidamente a no referirse a ellos en presencia de sus hermanas.
Ahora Rachel abrió los ojos francamente sorprendida, pero enseguida decidió que debía ser otro de los cuentos de su hermana.
Rachel hizo un rápido inventario de los chicos hijos de los sirvientes, y aunque se mantenía muy alejada de ellos, no recordó ninguno de esos nombres.
Y ciertamente lo había hecho, pero sus pensamientos iban a velocidades abismales. Casi inmediatamente cambió su actitud hacia la niña.
A Rachell se le dibujó una sonrisa en los labios. A pesar de que no tenía trato con los sirvientes ni con sus hijos, había escuchado a hablar a Rosie y a Alice, las doncellas del piso de arriba, y según ambas, Lord Arlington era un chico muy guapo, pero según podía recordar, era un año menor que ella. Mientras que Lord Danworth, futuro Duque de Livingstone, tenía su misma edad, y a pesar de que Kendall Arlington sería el futuro Duque de Darnley, las posesiones de los Danworth eran mucho mayores, y pertenecerían exclusivamente a su único hijo, mientras que Kendall tenía un molesto hermano. Lo que restaba saber, era si el tal Dylan, era tan apuesto como decían que era Kendall, y aunque no fuese así, tenía sobradas ventajas que suplirían aquel detalle, en opinión de Rachell.
Sophie era pequeña aún, pero algo en la expresión de su hermana, la hizo comprender que lo mejor que podía hacer era guardar silencio. Pero Rachell no era de las que se daba por vencida tan fácilmente.
Rachell abandonó la habitación, para tranquilidad de Sophie, pero siguió dándole vueltas al asunto, después de todo, una chica tenía que preocuparse por su futuro, pensó. Aún faltaban tres años para su presentación en sociedad, pero si las cosas podían arreglarse antes, mucho mejor.
A las chicas no se les permitía asistir a bailes ni reuniones de ningún tipo antes de ser presentadas en sociedad, de modo que no le serviría de mucho fastidiar a su padre para que invitase a los Danworth a su casa. Así que tendría que idear otra forma para que Dylan Danworth, se enterase de su existencia, y si la tonta de su hermana lo había conseguido de forma tan sencilla, con toda seguridad ella también lo lograría.
Al día siguiente, y en vista de que Sophie estaba bien, Phillipe le permitió salir de la cama. Lo primero que hizo Sophie, fue ir a ver a su madre, pero eso le causó una gran tristeza, porque Daphne había empeorado de nuevo. Pasó casi todo el día en la habitación de su madre, solo bajó a comer y volvió. Sus hermanas también habían estado allí, pero no se habían entretenido mucho, la que se quedó más tiempo fue Cecile, pero finalmente también se marchó.