La DinastÍa (libro I. Vidas Cruzadas)

Lejos de Francia

Faltaba solo una semana para la boda y el Chateau Saint-Claire era un hervidero. A pesar de lo muy emocionada que estaba Sophie, estaba igualmente muy cansada de tantas carreras. Y una mañana se lo expresó en esos mismos términos a un risueño Phillipe.

  • Padre, el día de mi boda ni siquiera tendré voluntad para llegar al altar, porque caeré a las puertas de la Iglesia, rendida de puro agotamiento  --  se quejó la chica
  • Vamos hija, todas las mujeres disfrutan mucho de los preparativos de sus bodas
  • Pues insisto en que debí ser hombre  --  dijo ella con terquedad
  • Dudo que tu prometido se muestre muy conforme con ese deseo  --  siguió bromeando Phillipe

El susodicho prometido estaba enormemente emocionado, y no veía que llegase el momento tan esperado.  Solo dos cosas empañaban su dicha y ya se había resignado a que no había forma de revertir eso. Sus padres seguían negándose a hacer aquel viaje y por lo que le había escrito su padre, no se trataba de que no quisiesen ir, sino que Brenda, su madre, no estaba muy bien de salud. De modo que ya Kendall se había resignado al asunto. Por otro lado, faltando apenas una semana para la boda, le llegó una carta de su hermano Arthur donde le comunicaba que él tampoco podría asistir, porque su esposa le había anunciado que estaba embarazada. Por una parte se alegró sinceramente por su hermano, pero por otro, lamentó que también tuviese que prescindir de su presencia. Y por último, pero no menos importante, la última carta que recibió de Dylan fue en oportunidad de la muerte de Joseph Danworth. Era extremadamente breve, y aparte de notificarle el lamentable deceso, solo decía que debía ocuparse de algunos asuntos legales y nada más. Después de eso no había tenido más noticias suyas. Le había escrito tanto a su Villa en Florencia, como a Living Hall e incluso a su residencia de Londres, pero no había recibido respuesta. De modo que ya asumía que tampoco estaría presente el día de su boda.

Después de la muerte de Joseph, Dylan se había ocupado concienzudamente de todo cuanto su padre le había encargado. Una vez que atendió todo lo concerniente al asunto legal de su herencia y la posesión de los títulos, resolvió la cuestión de su madre. Ese mismo día, cuando salió de Living Hall, fue a Darnley. Ese era un asunto pendiente, porque en su última carta, Kendall había manifestado su tristeza y la de Sophie, ya que los Arlingthon confirmaban que no asistirían a la boda.

Brenda estaba en su saloncito particular haciendo un poco de bordado, cuando fue interrumpida por el mayordomo.

  • Mi lady, siento interrumpirla, pero milord me ordenó avisarle que Lord Danworth está en el salón  --  dijo el hombre
  • Gracias  --  dijo Brenda

Dejó a toda prisa lo que estaba haciendo para ir a recibirlo. No veían a Dylan desde que había partido con su hijo, y le causaba mucha emoción verlo.

  • ¡Dylan!  --  exclamó en cuanto entró al Salón
  • Mi lady  --  dijo él poniéndose de pie, pero un segundo después, la mujer lo estaba abrazando
  • Que gusto verte, Dylan
  • Gracias mi lady, a mí también me complace verla.
  • Lamento mucho lo de tu padre  --  dijo luego, y el chico bajó la cabeza

Los Arlingthon se sintieron de veras apenados, porque era evidente que le había afectado mucho la muerte de su padre.  Después de un momento le pidieron que les diera noticias de su hijo. Él les dijo que llevaba casi un año sin verlo, porque desde que se había ido a Italia por la enfermedad de Joseph, no había vuelto a Francia.

  • Sin embargo, aparte de mi deseo de saludarlos, y a riesgo de parecer entrometido, esa es la razón que me trajo aquí hoy  --  les dijo y ellos lo miraron con extrañeza
  • Él está bien ¿verdad?  --  preguntó Brenda con aprensión
  • Sí mi lady, Kendall está perfectamente, pero muy triste porque tengo entendido que no asistirán ustedes a su boda.

No fue necesario que ellos dijesen nada, porque por la forma en la que se miraron, Dylan supo que no había ningún impedimento para su asistencia, y que fuese cual fuere el motivo, obedecía a una decisión personal. Esto lo hizo preguntarse de nuevo si la pasada conducta de la madre de Sophie, tenía algo que ver en el asunto. Pero si algo no tenía Dylan, era intenciones de quedarse sin respuestas, y siendo como era, muy directo para todo, los enfrentó con la pregunta.

  • Están ustedes en libertad de no responder, por supuesto  --  comenzó  --  Pero ¿Hay algún motivo por el que se sientan inclinados a desaprobar la decisión de Kendall?

Los Arlingthon se sorprendieron tanto por la percepción como por la precisión de aquel chico, pero más aún por lo directo de la pregunta.

  • No tenemos nada en contra de la señorita Saint-Claire como persona  --  comenzó William  --  pero pensamos que no es la dama más adecuada para Kendall
  • ¿Y puedo preguntar la razón?
  • Dylan, entendemos que Phillipe pasó por una época muy dura, y que tuvo que hacerse cargo él solo de sus hijas, razón por la cual, creemos que al menos la pequeña no recibió la educación adecuada
  • ¿En qué sentido?  --  Dylan estaba furioso, pero se cuidó muy bien de demostrar ningún sentimiento
  • Para ser honesto, en todos los sentidos. Estamos al tanto de la amistad que mantuvo con ustedes siendo apenas una niña, y ya eso en sí mismo deja mucho qué desear. Por otra parte, no tuvo la orientación adecuada por parte de una madre, de modo que dudamos mucho que pueda cumplir con su rol de esposa, y menos aún con el de madre de un niño, porque supongo que no has olvidado que Kendall tiene un hijo.




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