La DinastÍa (libro I. Vidas Cruzadas)

Matrimonio Sangriento

Mientras Phillipe y Sophie bajaban del carruaje, las personas que permanecían a las puertas de la catedral comenzaron a entrar. De hecho, a las hermanas de Sophie que ya debían estar ocupando sus lugares en el interior, las había vencido la curiosidad y habían esperado afuera la llegada de ésta, pero una vez que arribó, entraron y ocuparon sus sitios.

Dylan sintió un desagradable vacío en el estómago cuando vio a avanzar a Sophie del brazo de su padre por la nave central de la iglesia, pero tan tercamente como lo había venido haciendo, atribuyó la repentina sensación al malestar que lo había estado aquejando durante los últimos días, y no a sus sentimientos por ella.

Kendall por su parte, fue superado por la emoción y pensaba que no podría respirar nunca más en su vida, porque sentía una terrible opresión en el pecho que casi le producía dolor, pero a pesar de ello, una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Madeleine que había estado mirando con atención a Kendall y sintiéndose muy feliz por su prima, desvió su mirada hacia el otro personaje importante, Dylan Danworth. Lo que no esperaba la chica, fue el repentino sentimiento de terror que se apoderó de ella al cruzar la mirada con aquel hombre. Madeleine había visto muchas veces a Dylan, y aunque había intentado con ahínco descifrar lo que había tras ese hermético rostro, nunca pudo hacerlo. Siempre se encontró con la misma fría indiferencia, pero en esta ocasión al mirarlo a los ojos, tuvo la certeza absoluta que él representaba una seria amenaza, aunque no podía explicar cómo o por qué.

El Duque de Armagnac, en ese mismo momento miraba con supremo dolor a Sophie, y con un odio mortal a Kendall. Aquel desdichado no podía arrebatársela y él iba a asegurarse de ello. André por su parte vigilaba atentamente a Jean Pierre, porque sabía que le importaría muy poco que toda la nobleza estuviese presente, para hacer un escándalo o para intentar perpetrar un asesinato, dependiendo de lo que su desquiciada mente le ordenase primero, y solo esperaba poder llevar a cabo sus propios planes sin perjuicio para su necio amigo, antes de que éste perdiese el precario control de sus actos. Sin embargo, y mientras André pensaba en ello, tuvo la desagradable sensación de que lo estaban mirando. Él sabía de hecho que así era, pero del mismo modo sabía que aquella vigilancia no habría despertado su bien entrenado instinto. Aun así, cuando volteó con el mayor disimulo y paseó su mirada por la concurrencia, no vio nada extraño, aunque la sensación persistía.

Padre e hija llegaron hasta al pie del altar, y el primero entregó con una mezcla de alegría y dolor, la mano de su hija al que estaba por convertirse en su esposo. Phillipe había mantenido largas conversaciones con Kendall a lo largo de este último año, y de ellas lo más destacable, era la petición de que no tratase a Sophie como un objeto decorativo. Le recordó que él la había conocido desde la infancia, y sabía que ella era un espíritu libre, y si era sometida a alguna clase de encierro, bien fuese físico o mental, ella sería incapaz de soportarlo. Kendall le había dado su palabra a Phillipe en el sentido de que eso nunca sucedería, pero Phillipe Saint-Claire era por naturaleza desconfiado, y si se trataba de algo que afectase a  su hija, mucho más, de modo que le había hecho saber de forma muy clara a Kendall, que hasta el momento tenía su aprecio y su confianza, pero que si alguna vez hacía sufrir a Sophie de cualquier manera, no dudaría ni un solo segundo en matarlo.

Kendall amaba a Sophie con toda su alma, y no necesitaba que Phillipe lo amenazara para hacerse el firme propósito de hacerla feliz. Sin embargo, se había tomado la amenaza de Phillipe como la expresión del enorme amor que sentía por su hija, y aunque en otras circunstancias aquello habría sido impropio e inaceptable, él había dado su palabra de nunca interferir con el particular modo de vida de su futura esposa, y seguir respetando tanto su libertad de acción como de pensamiento. Y en aquel momento, en el que estaba recibiendo la mano de su prometida, se sintió enormemente feliz y lleno de los mejores propósitos y planes para su futuro juntos.

Los Arlingthon, que habían tenido oportunidad de compartir con los Saint-Claire en una agradable velada unos días antes de la boda, habían tenido ocasión de comprobar que sin duda Dylan estaba acertado en lo referente al comportamiento social de la futura esposa de su hijo, y  también notaron muchas otras cosas. Recordaban a Sophie como una niña muy hermosa, pero se había convertido en una joven mujer de una extraordinaria belleza. Lord Arlingthon había podido hacerse una rápida y acertada opinión acerca de su educación que no solo cubría los aspectos básicos, sino que estaba versada en ciencias, literatura, filosofía, arte e idiomas, y podía hablarse con ella sin dificultad de cualquiera de aquellos temas. Lady Arlingthon comprobó por su parte, que era una joven muy dulce y serena, además de mostrar un vivo interés por Brian, el hijo de Kendall. De modo que no podían estar más satisfechos y agradecían el haber escuchado a Dylan.

Luciano se encontraba varias filas más atrás y vigilaba con atención a varios de los personajes asistentes. Siempre le divertía mucho ver las distintas actitudes de las personas cuando pensaban que nadie las estaba mirando. El padre de la novia por ejemplo, era notorio que tenía sentimientos encontrados, por una parte se veía feliz y por la otra, mortificado. Las hermanas en cambio, ciertamente no estaban nada felices y era igualmente obvio que les molestaba algo, pero Luciano no se decidía si lo que les molestaba era la excesiva belleza de su hermana pequeña o lo que consideraban una suerte igualmente excesiva. En el caso de los tíos, estaban verdaderamente felices, al igual que el esposo de la prima, pero ésta última lucía preocupada y… ¿asustada? Esto despertó la curiosidad de Luciano, pero tendría esperar para satisfacerla. Sin embargo, y en conjunto, la familia de la chica exceptuando las hermanas, parecían buenas personas y sobre todo estaban muy contentos, en líneas generales.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.