I. El Legado de la Libertad.
Las semanas se deslizaron en meses desde la caída de Corporación Sol. Neo-Sevilla, antes una ciudad de obediencia ciega, era ahora un crisol de libertad y caos. El pulso de Nix había liberado las mentes, pero no había erradicado el miedo, ni la ambición. El Cazador de la Libertad, Ramsés, se encontraba en el corazón de esta vorágine, liderando un nuevo Consejo en la ahora renombrada Torre de la Memoria.
Desde las antiguas oficinas de Aldrich, Ramsés observaba la ciudad. La Giralda, majestuosa, parecía sonreírle. Pero la sonrisa era agridulce. Las viejas facciones de la Zona Roja, antes oprimidas, ahora luchaban por el control. Los cárteles de energía, las bandas de ciborgs modificados y los políticos corruptos que habían servido a Corporación Sol, ahora se disputaban los recursos y el poder en el vacío dejado por la tiranía.
«La situación es inestable», informó Nix, su voz resonando en la sala de reuniones holográfica. Su figura, proyectada en el centro de la mesa, mostraba mapas de calor de conflictos por toda la ciudad. «Los cárteles del Neón están bloqueando los conductos de energía, forzando cortes. Las bandas del Subdistrito Prohibido están asaltando los almacenes de alimentos. Y los 'Exiliados', antiguos ejecutivos de Corporación Sol que lograron escapar, están reuniendo fuerzas en las afueras, esperando su momento para regresar.»
II. El Sueño de la Diosa.
Mientras tanto, en el centro médico clandestino, Aura Sol seguía en su duermevela. El Dr. Kael, con su paciencia inquebrantable, monitoreaba sus constantes vitales. La sobrecarga psíquica la había sumido en un coma inducido, un estado en el que su mente viajaba por la red de Neo-Sevilla, percibiendo cada conflicto, cada emoción, cada susurro de la ciudad.
En sus sueños, Aura era la Diosa del Sol. Flotaba entre las estrellas, sintiendo la energía de los planetas, conectada a un vasto entramado cósmico. Veía las sombras que crecían en los rincones olvidados de Neo-Sevilla, y la promesa de una antigua profecía que se agitaba bajo el río Guadalquivir. Una entidad conocida como el "Deiken" comenzaba a despertar, atraída por la luz de su propia conciencia.
Pero en esos sueños, también veía a Ramsés, luchando incansablemente por la libertad. Sentía el dolor del sacrificio de El Fantasma, y la dedicación de Nix. La Diosa del Sol no estaba sola. Y su despertar completo sería la clave para el futuro de Neo-Sevilla.
III. Un Mensaje Inesperado.
En la Torre de la Memoria, el implante de Ramsés zumbó con una alerta. Nix lo miró con preocupación.
«Un mensaje encriptado. Frecuencia desconocida. De origen antiguo. No es de ninguna de las facciones conocidas», informó Nix, sus dedos volando sobre el datapad. «Parece ser un dialecto del Viejo Mundo. Pero hay un dato claro: 'Deiken'.»
Ramsés sintió un escalofrío. El nombre resonaba con una extraña familiaridad, como un eco de los sueños de Aura.
«¿Puedes rastrear la fuente?», preguntó Ramsés.
Nix asintió. «Sí. El origen está muy por debajo del Subdistrito Prohibido. En las profundidades del Guadalquivir. Un lugar que ni siquiera Corporación Sol había explorado por completo.»
IV. La Invocación.
El Dr. Kael, en el centro médico, observó cómo los monitores de Aura parpadeaban con una actividad inusual. Su mente, en el plano astral, estaba recibiendo el mismo mensaje.
De repente, los ojos de Aura se abrieron. No eran los ojos de una persona que acababa de despertar de un coma. Eran los ojos de la Diosa del Sol, llenos de una sabiduría ancestral y un poder inmenso. Su cuerpo se irguió lentamente, emanando un brillo sutil.
«Está despertando», susurró el Dr. Kael, asombrado.
Aura miró a su alrededor, y luego, con una voz que no era suya, sino el eco de una profecía milenaria, dijo: «El Deiken ha sido invocado. El guardián de la luz y la sombra ha regresado. Y viene a por mí.».
V. El Temblor de Neo-Sevilla.
El grito de Aura resonó en la sala de la clínica clandestina. En el exterior, una serie de micro-terremotos sacudieron la superficie de Neo-Sevilla. No eran destructivos, pero lo suficientemente intensos como para hacer parpadear las luces de neón y sembrar el pánico entre los ciudadanos. Los drones de vigilancia aérea, que ahora operaban bajo el nuevo Consejo de Ramsés, registraron actividad anómala en el lecho del Guadalquivir.
En la Torre de la Memoria, Ramsés y Nix sintieron el temblor.
«Nix, ¿qué está pasando?», preguntó Ramsés.
«Los sismógrafos de Neo-Sevilla están registrando una actividad geotérmica sin precedentes bajo el río. Es… es como si algo gigantesco se estuviera moviendo en las profundidades», respondió Nix, sus ojos fijos en los mapas holográficos que mostraban el subsuelo. «La señal del 'Deiken' proviene de la misma zona. Y es muy antigua. Más antigua que la propia Neo-Sevilla.»
VI. La Conexión Ancestral.
En la clínica, Aura se levantó de la camilla. Su cuerpo irradiaba una luz suave, y sus ojos brillaban con una intensidad sobrenatural. El Dr. Kael, a pesar de su asombro, intentó mantener la calma.
«Aura, debes descansar. Tu cuerpo no está…»
«Ya no soy solo Aura», interrumpió la Diosa del Sol, su voz ahora poseía una dualidad extraña, una resonancia que era a la vez milenaria y completamente nueva. «Soy el canal. La conexión. El Deiken se acerca. Lo siento en cada fibra de mi ser. Y no es una amenaza. Es… un llamado.»
Aura se acercó a una de las pantallas de la clínica, sus manos levitaron sobre el cristal. Las imágenes que mostraba la pantalla eran sorprendentes: antiguos jeroglíficos, símbolos desconocidos, y la silueta de una criatura majestuosa, mitad luz, mitad sombra, emergiendo de las profundidades.
«El Deiken… es un guardián», dijo Aura, sus ojos fijos en la imagen. «Un protector de la conciencia. Pero ha estado dormido durante milenios. Mi despertar, mi energía psíquica, lo ha invocado.»
VII. La Decisión del Consejo.
Ramsés y Nix se apresuraron a llegar a la clínica clandestina, alertados por el Dr. Kael. Encontraron a Aura de pie, en el centro de la sala, con una calma que desmentía su poder.
«Aura, ¿estás bien?», preguntó Ramsés, sus ojos llenos de preocupación y asombro por la transformación.
«Estoy mejor que nunca, Cazador. Pero el tiempo se acaba. El Deiken llegará pronto. Y si no estamos preparados, su llegada podría desestabilizar Neo-Sevilla más de lo que ya está», respondió Aura.
Nix analizó los datos que Aura había proyectado en la pantalla. «Estos símbolos… son de una civilización pre-corporativa. Leyendas sobre una "Entidad de Luz y Sombra" que vivía bajo el río. Si es cierto, su poder es incalculable. Y el Dr. Kael tiene razón. Tu despertar lo ha provocado.»
«Necesitamos ir al Guadalquivir. A la fuente del mensaje. Necesitamos encontrar al Deiken antes de que las nuevas facciones lo hagan», dijo Ramsés, su mente ya en modo de planificación. «Su poder podría ser el equilibrio que Neo-Sevilla necesita. O su destrucción.»
VIII. El Llamado del Deiken.
Aura asintió. «El Deiken no es una fuerza para controlar. Es una fuerza para comprender. Me está llamando. Lo siento.»
Nix tecleó en su datapad. «He localizado la fuente exacta de la señal. Está en las profundidades de un complejo de túneles sumergidos, bajo el cauce principal del Guadalquivir. Un lugar llamado el 'Nido del Deiken'. Es extremadamente peligroso. Y la corriente es muy fuerte.»
«Entonces iremos al Nido del Deiken», dijo Ramsés, mirando a Aura. Su rostro, aunque aún mostraba la dureza del Cazador, también reflejaba una nueva fe en el poder de la Diosa del Sol. «Si el Deiken ha regresado, y Aura es la llave, entonces tenemos que enfrentarnos a lo que venga. Por Neo-Sevilla.»
El Dr. Kael preparó un equipo de buceo especializado. El equipo, ahora reducido a Ramsés, Nix y Aura, se preparó para una nueva inmersión en las profundidades, hacia un misterio que podría cambiar el destino de Neo-Sevilla para siempre.
IX. La Inmersión en lo Desconocido.
El equipo de tres, Ramsés, Aura y Nix, se encontraba en el borde de un túnel sumergido bajo el Guadalquivir, un vestigio de antiguas civilizaciones. El Dr. Kael les había proporcionado trajes de buceo avanzados, equipados con sistemas de respiración recirculadores y luces de xenón. La oscuridad del agua era casi absoluta, solo rota por las bioluminiscencia de algas extrañas y el brillo de sus propios equipos.
«La corriente es fuerte. Manteneos unidos», advirtió Nix, su voz resonando en sus comunicadores. «La señal del Deiken está en el fondo, a unos doscientos metros. Hay estructuras antiguas que no aparecen en ningún mapa de la Corporación Sol.»
Aura, con su nuevo poder, sentía la vibración del río, la presión del agua, y el llamado incesante del Deiken. No era miedo lo que sentía, sino una profunda curiosidad, una conexión atávica con lo que les esperaba.
X. El Nido del Deiken.
Se sumergieron en las profundidades, descendiendo por un abismo rocoso. Las luces de sus cascos revelaron una serie de cámaras y pasadizos excavados en la roca, adornados con los mismos jeroglíficos y símbolos que Aura había visto en sus sueños. Era un lugar sagrado, olvidado por el tiempo y la memoria de Neo-Sevilla.
«Estamos entrando en el Nido del Deiken», informó Nix, su voz teñida de asombro. «Hay un campo de energía pulsante. Parece ser una barrera. Y la señal es muy potente. Está justo delante.»
De repente, una figura gigantesca se manifestó en la oscuridad, una silueta colosal que emanaba una luz suave y vibrante. No era un monstruo de carne y hueso en el sentido tradicional. Era una entidad de pura energía, una amalgama de luz y sombra, con ojos que parecían contener estrellas y un cuerpo que cambiaba de forma, entre lo etéreo y lo sólido.
«¡El Deiken!», exclamó Aura, su voz llena de reverencia.
XI. El Guardián Ancestral.
La entidad flotaba ante ellos, majestuosa e imponente. Su tamaño era comparable al de un submarino, y su presencia llenaba el túnel con una energía palpable. No atacó. Simplemente los observó, sus ojos estelares fijos en Aura.
«Es un guardián», dijo Aura, sacándose el casco para poder hablar sin el filtro del comunicador. El agua no la afectaba. Su cuerpo, ahora, era diferente. «Ha estado protegiendo este lugar desde antes de que Neo-Sevilla fuera concebida. Protegiendo la conciencia de la humanidad.»
El Deiken extendió una de sus extremidades etéreas hacia Aura. Ramsés se interpuso, apuntando su plasma-caster, pero Aura lo detuvo con un gesto.
«No es una amenaza, Ramsés. Es… una conexión», dijo Aura. Se acercó a la entidad, extendiendo su propia mano.
XII. El Legado del Deiken.
Cuando la mano de Aura tocó la energía del Deiken, una descarga de luz y datos fluyó entre ellos. La mente de Aura se expandió, absorbiendo miles de años de historia, de sabiduría ancestral, de la verdadera naturaleza de la conciencia. Vio la historia de Neo-Sevilla, no como una ciudad, sino como un punto de convergencia de energías, un nexo para el despertar de la humanidad.
La visión fue abrumadora, pero no la destruyó. La fortaleció. Aura se volvió hacia Ramsés y Nix, sus ojos brillando con una nueva comprensión.
«El Deiken no es un monstruo. Es un legado. Un legado de conocimiento que ha estado esperando el momento adecuado para ser revelado», dijo Aura. «Y ahora… la verdad sobre la Corporación Sol, sobre la humanidad, sobre el universo… ha sido revelada.»
El Deiken, con su misión cumplida, comenzó a desvanecerse lentamente, su energía disolviéndose en el agua, dejando tras de sí un resplandor residual. La entidad ancestral había transferido su conocimiento a la Diosa del Sol. El camino hacia el futuro de Neo-Sevilla, y tal vez de toda la humanidad, estaba ahora en manos de Aura. XIII. El Conocimiento Ancestral..
El resplandor del Deiken se desvaneció por completo en las profundidades del Guadalquivir, dejando tras de sí solo el silencio del agua y la tenue luz de los equipos de buceo. Aura permaneció inmóvil por un momento, sus ojos cerrados, asimilando la inmensa cantidad de información que acababa de recibir. Ramsés y Nix la observaron con una mezcla de asombro y preocupación.
Cuando Aura abrió los ojos, su mirada era más profunda, más antigua. No había rastros del agotamiento o la confusión que la habían acompañado en su despertar inicial. Había absorbido el conocimiento del Deiken, convirtiéndose en un receptáculo de sabiduría milenaria.
«La Corporación Sol... no fue la primera en intentar controlar la conciencia», dijo Aura, su voz serena y clara, resonando en los comunicadores. «Hubo otros, mucho antes. Y el Deiken... fue creado para proteger la libre voluntad, para mantener el equilibrio entre la luz y la sombra en el planeta.»
XIV. Los Orígenes de Neo-Sevilla.
Aura comenzó a relatar la verdadera historia de Neo-Sevilla. No era solo una ciudad construida sobre las ruinas de la antigua Sevilla, sino un nexo de energía, un punto geográfico de gran poder que había atraído a civilizaciones a lo largo de los milenios. El Guadalquivir no era solo un río; era un conducto de energía, una vena vital para el planeta.
«Los fundadores de Neo-Sevilla, los que construyeron las primeras redes, estaban conscientes de este poder. Intentaron utilizarlo para el bien. Pero como siempre, la ambición corrompió. Las facciones que ahora luchan por el control de la ciudad son ecos de antiguas luchas, reencarnaciones de viejas sombras», explicó Aura.
Nix tecleaba furiosamente en su datapad, su mente de hacker intentando procesar la información. «Los patrones energéticos que detecté… la actividad geotérmica… todo encaja. El Deiken estaba protegiendo un punto de convergencia neural. La propia Neo-Sevilla es un cerebro viviente.»
XV. El Peligro del Vacío.
«El Deiken se ha ido, pero su legado permanece en mí», continuó Aura. «Ahora, el vacío de poder en Neo-Sevilla no es solo político o económico. Es espiritual. Las sombras ancestrales que el Deiken mantuvo a raya están comenzando a manifestarse. Los Deiken de Luz y Sombra. No son entidades físicas, sino fuerzas, influencias. Y buscan un huésped, un canal para manifestarse en nuestro plano.»
Ramsés sintió un escalofrío. La liberación de Neo-Sevilla había desatado algo mucho más grande, mucho más peligroso de lo que habían imaginado.
«Entonces, ¿qué hacemos?», preguntó Ramsés, su instinto de cazador listo para cualquier amenaza.
«Debemos proteger la conciencia de Neo-Sevilla. Debemos guiar a la ciudad hacia la luz, antes de que las sombras la consuman», dijo Aura. «Y yo… yo soy la clave. Soy la Diosa del Sol. El Deiken me ha preparado para esto.»
XVI. El Capítulo Final del Deiken.
El equipo regresó a la superficie, la experiencia de la inmersión en el Nido del Deiken había cambiado su percepción de la realidad. El Dr. Kael, al escuchar el relato de Aura, se mostró asombrado. La medicina del futuro se unía a la sabiduría ancestral.
Las noticias de los conflictos en la superficie seguían llegando. El caos crecía. Las facciones se volvían más violentas. La amenaza de un nuevo tirano, o de una guerra civil, era inminente.
Ramsés, ahora con Aura a su lado, había encontrado una nueva razón para luchar. No solo por la libertad de Neo-Sevilla, sino por su alma. Nix, con su conocimiento de la red y el apoyo del Deiken, sería la arquitecta de su defensa.
«El Deiken ya no está físicamente», dijo Aura, mirando a la Torre de la Memoria. «Pero su legado vive en mí. Y ahora, Neo-Sevilla, tiene una nueva guardiana. Y juntos, debemos protegerla.
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Editado: 20.11.2025