Narra Matteo
Ya han pasado tres meses desde que Ada es mi novia. No se me borra la sonrisa en el rostro; sentí una inmensa felicidad y quería gritar al viento. Incluso hemos comprado collares con nuestras iniciales: yo me compré el collar con la inicial de Ada y Ada compró el collar con mi inicial. Fue una sensación inexplicable y única. Aquella día pasamos paseando por la ciudad.
Por supuesto, sentí la necesidad de hacer algo para que mi hermanita Nora no estuviera molesta conmigo. Por ello, la llevé a Disneyland París. Se mostró muy emocionada al encontrarse con las princesas y príncipes, y su rostro se iluminó especialmente al ver a Tiana. Esa expresión de alegría.
un momento realmente invaluable. Sin duda, valió la pena, definitivamente fue una experiencia valiosa.
Desde aquel viaje, Nora ha estado muy feliz, lo cual he notado en su comportamiento cotidiano. Sin embargo, no ha dejado de hablar sin parar. Por otro lado, me he dado cuenta de que nuestros padres se han comportado de manera extraña y callada, lo que me ha preocupado. Por esta razón, decidí preguntarle a Deimom si sabía algo al respecto, y ella me respondió que nuestros padres hablarían con nosotros en presencia de Nora.
En este momento, estamos con el abuelo Juan hablando de un tema importante. Al parecer, el padre de nuestro padre está en la cárcel. Ante esta noticia, observo cómo mi padre trata de mantenerse fuerte, mientras mi madre intenta calmarlo un poco. Por otro lado, Alonzo está intentando entender que tiene un abuelo en la cárcel; al ver su expresión, puedo notar que está un poco confundido, al igual que todos nosotros.
Al ver nuestras expresiones, el abuelo Juan comienza a compartir más información sobre nuestra historia, mencionando que ya estaba al tanto de lo que sucedía, pues había iniciado su investigación hace tiempo. En ese momento, nuestro padre se levanta y, a continuación, nuestra madre lo sigue. Alonzo, como hermano mayor, pregunta por qué se nos había ocultado la existencia de nuestro abuelo. Este último comienza a explicarnos, y pronto entendemos perfectamente lo que nos está diciendo. Tras esta conversación, Alonzo se retira, supongo que para aclarar sus pensamientos.
Por lo tanto, respiro hondo y me inunda una serie de pensamientos profundos. Ellos me observan, como si intentaran encontrar una expresión que refleje cómo me siento.
Un rato después, el abuelo Juan se despide de nosotros y se va de la casa. Por otro lado, Deimom y yo nos quedamos conversando un poco más sobre otros temas, aprovechando para hablar sobre la carrera que he elegido para estudiar en la universidad. Él me dice que es una buena elección. En ese momento, aparecen Rihanna y Nora; al acercarse, Nora comienza a contar algo, pero nos miran con esos ojos tan expresivos, como si estuvieran tratando de adivinar qué ha pasado.
Sin embargo, continúan compartiendo cada detalle de su día con Rihanna. Unas horas más tarde, llegan nuestros padres, y, por supuesto, Nora corre emocionada a abrazar a nuestro padre. Mientras tanto, nuestra madre muestra una expresión de preocupación, la cual intenta disimular ante nosotros. Nora se aparta de él. Rihanna y Deimom se despiden de nosotros mientras se van.
Mi padre se ofrece a pedir comida a domicilio, y nosotros le decimos qué es lo que queremos. Después de mencionarlo, toma su móvil y empieza a llamar. En ese momento, veo que Nora se da cuenta de que nuestra madre está un poco rara y la abraza.
Cuando nuestro padre termina de hablar, nos informan que nuestros pedidos llegarán en 20 minutos. Ellas se apartan, así que me levanto del sofá para poner la mesa, alejándome de ellos y entrando en la cocina. Desde allí, escucho cómo Nora les cuenta algo. Tomo tres platos, tres vasos y tres cubiertos, y regreso al salón. Coloco en la mesa los platos, los vasos y los cubiertos.
Una vez la mesa está lista, alguien toca el timbre. Voy a abrir la puerta y veo a un repartidor con nuestros pedidos. Me dice que son 50 euros, los cuales estaba dispuesto a pagar, pero mi padre se acerca y se encarga de hacerlo. Después, el repartidor se va y cierro la puerta. A continuación, todos nos dirigimos al comedor, donde nos sentamos y comenzamos a cenar con gusto. Sin embargo, me preocupa que mi madre esté callada y cenando en silencio, así que decido aprovechar el momento para llamar a Ada.
No obtengo respuesta, así que decido intentar contactarlo dos veces más, pero no recibo una contestación inmediata. Comienzo a experimentar una inquietante sensación de que algo podría haber ocurrido. En ese momento, recibo una llamada; escucho una voz amenazadora que me informa sobre lo que le está sucediendo. Al principio, no puedo creerlo, hasta que reconozco la voz de Ada, y los secuestradores la amenazan con revelar información sobre ella. Esta situación me deja reflexionando y aumenta mi preocupación.
Al ver que mis padres y mi hermanita Nora me están observando. Decido pedirle a mi madre que lleve a Nora a su habitación, ya que quiero hablar con papá. Al notar mi expresión, ambas se marchan. Entonces empiezo a contarle a mi padre lo que está sucediendo y, sin perder tiempo, él llama al abuelo Juan.
Después de hablar con el abuelo Juan, me dice que vendrá pronto.
—Hijo, dime quién es esa persona que te preocupa tanto —suspiró profundamente.
—Papá, esa persona se llama Ada y es mi novia —Se queda en silencio mirándome, como si ya lo supiera.
De repente, alguien toca el timbre. Supongo que es el abuelo Juan. Justo cuando mi padre va a abrir la puerta, veo a mi hermano junto al abuelo Juan. Ambos entran y, acto seguido, se sientan. Mientras mi padre cierra la puerta, se une a nosotros. Sin perder tiempo, les explico la situación, y en ese momento, el abuelo Juan me pregunta por el teléfono de Ada. Rápidamente, busco su número entre mis contactos y se lo muestro.
De manera expedita, anoto el número de teléfono y comienzo a realizar el rastreo. Tras unos momentos, logra identificar que la ubicación se encuentra en una casa en las afueras de la ciudad. De inmediato, el abuelo Juan se comunica con sus hombres para que busquen a Ada, sabiendo que no puedo permanecer tranquilo sabiendo que ella está en peligro. Recordando la ubicación, invento una excusa para ir al baño y, rápidamente, me levanto y me dirijo a mi habitación.