Narra Matteo
Han pasado ya dos años desde que nos vimos por última vez. En este momento, estoy sentado en una acogedora cafetería bebiendo con mi hermano Alonzo. Al observar su rostro, noto una expresión que me hace intuir que está a punto de compartir una noticia que podría transformar nuestras vidas de manera drástica. Sin dar demasiadas vueltas al asunto, Alonzo me comunica de manera directa que tiene planes de trasladarse a Barcelona , ya que siente que aquí no tiene nada que lo ancle. Su declaración me deja pensando en las repercusiones que esto podría tener para ambos.
Así que esta tarde debe tomar el avión. Suspiro profundamente y le pregunto por qué ha decidido irse. Entonces, empieza a explicarme todo.
Parece que fue Mariam quien lo rechazó; ella solo lo ve como a un amigo. Esto me hace recordar la historia de nuestros padres. Le sugiero que hable con nuestro padre para que le ofrezca algún consejo, pero me doy cuenta de que está decidido a marcharse. En ese caso, siento que no puedo hacer nada para cambiar la situación.
Continuamos conversando con mucho entusiasmo y energía hasta que se hizo tarde.
Así que le pido al camarero que me traiga la cuenta. Una vez que la recibo, procedo a realizar el pago. Después de haber pagado, nos levantamos de la mesa y salimos de la cafetería.
Caminar hasta su coche fue un momento que compartimos con tranquilidad. Al llegar, nos despedimos con una sonrisa y un par de palabras de afecto. Ella sube al su coche, y mientras se acomodaba en su asiento, no pude evitar observar cómo encendía el motor. Con un leve movimiento de la mano y una última mirada, lo vi iniciar la marcha. Poco a poco, su coche se fue alejando, y tras unos momentos, se desvanece en el horizonte.
Hay una frase que dice así
Las despedidas son solo un concepto para aquellos que sienten amor de manera superficial, utilizando únicamente la visión. En cambio, para aquellos que aman de verdad, desde lo más profundo de su corazón y de su alma, la idea de separación no tiene cabida. Para ellos, el vínculo emocional trasciende la distancia física y el tiempo, manteniendo siempre viva la conexión, sin importar la ausencia. En este sentido, el amor verdadero se manifiesta como un lazo inquebrantable que perdura más allá de los momentos de despedida.
Subo a mi coche y, una vez dentro, arranco el motor. Comienzo a conducir en dirección a mi casa, disfrutando del trayecto. Mientras avanzo por las calles, aprovecho cada momento del viaje para apreciar el paisaje que me rodea y relajarme con la música que suena en el equipo de audio. Este paseo en coche me brinda la oportunidad de desconectar de las preocupaciones y absorber la tranquilidad del camino.
En el momento en que llego a casa y cruzo el umbral de la puerta, me encuentro con una escena entrañable: mi esposa está sentada, meciéndose suavemente, mientras canta una dulce nana para nuestra pequeña princesa. La ternura del momento me conmueve profundamente, y no puedo evitar tomar mi teléfono para capturar esa imagen tan hermosa.
Una vez que termino de tomar la foto, decido subirla a Facebook. En la publicación, escribo una frase que dice lo siguiente: El universo te envía un regalo que puede transformar tu vida. Quiero compartir que, para mí, hay dos regalos que valoro aún más que todo lo demás.
Deimom me escribe un mensaje en para informarme que tiene la posibilidad de que yo cuide a mi sobrina. Al recibir su mensaje, le respondo afirmativamente, expresando mi disposición y gusto por poder ofrecerle mi ayuda en el cuidado de la niña.
Él me comenta que llegará en unos minutos. Después de terminar la conversación con él, me acerco a mi esposa para informarle lo que Deimom me acaba de decir.
Ella siente una gran emoción al hacer del cuidado de nuestra sobrina una prioridad. Con entusiasmo, me pide que prepare y organice la habitación de invitados, asegurándose de que todo esté listo y acogedor para que la pequeña se sienta cómoda y feliz.
Me dirijo a la habitación de invitados. Al entrar, me doy cuenta de que hay algunas cosas desordenadas, así que me pongo manos a la obra para organizar todo y que quede impecable. Después de dedicar unos minutos a alinear las sábanas, colocar los cojines y asegurarme de que todo esté en su lugar, de pronto escucho el timbre de la puerta. Rápidamente, termino de ajustar los últimos detalles en la habitación de invitados antes de salir.
Una vez que termino de organizar todo, salgo de la habitación de invitados y comencé a caminar hacia el salón. Al llegar, veo a Deimom, mi cuñada, acompañada de su hija Melissa. Al acercarme, Deimom me saluda con gran entusiasmo, mostrando una expresión llena de alegría. Fue en ese momento que me entrega la mochila de mi sobrina, con un gesto amable y cordial.
A continuación, me comenta que Nora ha cambiado mucho y se ha vuelto rebelde porque está atravesando una etapa difícil de la adolescencia.
Mientras mi esposa y mi cuñada Rihanna conversan animadamente, llenas de risas y complicidad, mi sobrina Mellisa sostiene a nuestra pequeña princesa con mucho cuidado. La niña, en un momento de alegría, ríe con dulzura, un sonido que llena el ambiente de ternura. En medio de esta entrañable escena, mi atención se desvía hacia Deimom. Debo confesar que me preocupa su situación, así que decido que es el momento adecuado para hablar con ella y averiguar cómo se siente.
Le envio un mensaje a Nora para que viniera a mi casa. Afortunadamente, me responde de inmediato diciendo vale. Me contesta que estará aquí en unos minutos.
Deimom y Rihanna nos dicen adiós mientras mi sobrina parece no darse cuenta de su partida, ya que está completamente concentrada en mi hija. Al notar que sus padres están a punto de irse, ella levanta la mano para despedirse.
Se van por completo, pero de repente alguien toca el timbre. Supongo que es Nora. Decido abrir la puerta y, al hacerlo, veo a Nora esperando. Le digo a mi esposa que lleve a Mellisa y a nuestra hija a la habitación.