Rachel
Bajo del auto sin dejar de sonreír porque nunca se sabe dónde van a estar los paparazzi o los fans, entro al edificio en el cual vivo y todos me saludan sonriendo, una vez dentro del ascensor respiro hondo mirando mi imagen en un espejo, por suerte, soy la única con autorización de usar este ascensor, no me gustan los espacios cerrados llenos de gente, cuando las puertas se abren en el último piso salgo de ahí y camino hacia mi apartamento, sé que debería estar en la empresa haciéndome fotos para la campaña publicitaria de la próxima colección, pero estaba cansada, ha sido un día largo y sé que mi jefe lo entenderá, el señor Lorenz es un amor. Lanzo mi bolso a un asiento cuando entro al apartamento y quito mis zapatos en la entrada luego de cerrar la puerta.
—Jhon —río cuando el cachorro viene a darme la bienvenida y acaricio su cabeza cuando se levanta en dos patas —también te extrañe pequeñín
—¿Pequeñín? —levanto la mirada al escuchar su voz —el animal en dos patas es más alto que mi nieto Rachel —sonrío
—Tío —camino hacia él ignorando los intentos de Jhon de jugar conmigo —no esperaba verte aquí —cuando me detengo él deja un beso en mi frente
—Nos quedamos esperándote, pensamos que ibas a pasar tu cumpleaños con nosotros, habíamos preparado una bonita cena Rachel, Laura está enfadada —respiro hondo caminando hacia la cocina
—Le pediré perdón —bufo —los invité a la fiesta
—Sabes que no nos gustan esos ambientes —me sirvo un poco de vino —y no me gusta la vida que llevas —río mirándole
—Carlo por Dios, no fumo, no me emborracho y no consumo drogas, ¿de qué hablas?
—De los hombres, el sexo, pasas la noche con uno luego con otro, de eso hablo
—No quiero que te metas en mi vida —dejo claro mirando sus ojos —agradezco lo que has hecho por mí pero soy así
—Hija nos preocupamos, pensé que en algún momento nos presentarías a alguien, te casarías y tendrías hijos
—Sabes lo que pienso sobre eso, no creo en ello, no quiero eso —digo mirando como toma asiento y bebo de un trago el vino que me había servido
—Rachel
—No quiero hablar de ello —sonrío triste mirando sus ojos —soy feliz así —él respira hondo —y estoy bien —dejo la copa —no hay de que preocuparse
—¿De verdad eso crees? —tenso mi mandíbula
—Pensé que ya lo sabías —sonrío, Carlo se pone de pie
—Irás mañana a cenar a la casa y no quiero negativas —asiento —si tienes alguna fiesta cancélala —río
—Ustedes son más importantes que cualquier fiesta —él toma mis manos
—Aunque no me guste ese detalle de tu vida —asiento —estoy orgulloso de ti pequeña —una de sus manos acaricia mi mejilla —eres grandiosa —mi sonrisa aumenta
—Toda una diva —él ríe asintiendo y se aleja de mí
—Deberías educarlo —grita señalando a Jhon que está en una esquina —es peor que mis nietos —en eso tiene razón, miro a Jhon y borro mi sonrisa cuando escucho la puerta cerrarse, luego me sirvo más vino y camino con la copa en una mano y la botella en la otra, como cada día dejo estas cosas junto a la bañera y preparo esta necesitando un largo y relajante baño, estúpidamente pensé que estaría mejor en esa fiesta que con ellos, no me fue mal, pero no fue como quería aunque la noche fue buena, estuvo muy buena con... niego sonriendo, ya ni siquiera recuerdo su nombre aunque sí sus bonitos tatuajes, suspiro sabiendo que pronto también los olvidaré porque sencillamente eso hago siempre, olvidar.
—Adelante Rachel —dice Lorenz cuando entro a su oficina —toma asiento, preciosa —sonrío
—Pidió verme
—Su contrato acaba en unos meses —asiento consciente de eso —y me gustaría renovarlo, eres la mejor modelo que tengo, todos te aman
—Está bien, pero podemos esperar a que acabe
—¿Y por qué no ahora? —él sonríe mostrándome unos documentos —Rachel solo quiero mantenerte aquí, serás la imagen de toda la campaña publicitaria de la colección y estarás en ese desfile —mi sonrisa aumenta —pero necesito seguridad
—Bien —suspiro tomando el bolígrafo que me extiende y luego de pasar la vista por el contrato dejo mi firma —una sesión de fotos me espera —me pongo de pie
—Perfecto —expresa mirando el contrato y salgo de su oficina algo confundida, pero feliz de lo que en el futuro me espera.
—Tengo todas las fotos de la fiesta —grita Steven al verme, un gran amigo y compañero de trabajo que se ocupa del vestuario, él se sienta frente a mí dejando un montón de fotos sobre la mesa a la que estoy sentada
—Steven no necesito verlas —niego con la cabeza sonriendo —solo estoy tranquila bebiendo mi café porque no tengo ahora mucho trabajo —señalo mi café, él bufa
—Mira esta —me enseña una y de mala gana la miro viéndome ahí bailando con el hombre con el cual pasé la noche —es muy guapo por dios
—Buenísimo —digo mirando hacia otro lado
—¿vas a decirme que ya lo olvidaste? —sonrío
—Sabes que soy pésima para los nombres y los rostros amigo mío —y no miento.
—En realidad solo olvidas a los hombres con los que te vas a la cama —miro sus ojos viendo que me mira con sumo interés —es como si quisieras solo borrar esa parte Rachel
—Son cosas insignificantes —me encojo de hombros sin dejar de mirar sus ojos, él bufa sabiendo que hay algo más en mi frase
—Rachel
—Eres peor que mi tío Carlo —bufo poniendo los ojos en blanco —te daré un consejo, no te encariñes con las personas, no todas son buenas Steven y los hombres menos —lo señalo y él ríe
—Pues yo conozco a muchos muy buenos —ruedo los ojos —y este se veía buenísimo
—Rachel —levanto la mirada hacia Niki cuando me habla, otra modelo —el jefe quiere verte en su despacho
—¿No le viste ayer? —miro a Steven
—Me echará de menos —sonrío poniéndome de pie y me alejo del lugar caminando con la cabeza en alto y firmeza hacia el despacho de Lorenz, luego de dar dos toques en la puerta empujo esta y entro, pero me detengo en la entrada al ver al sujeto que está en la silla de mi jefe mirándome con una enorme sonrisa en sus labios.