Liam
Me quedo perdido en sus bonitos ojos azules deseando escuchar su voz nuevamente, pero ella está en silencio mirándome, quizás queriendo saber cómo salir del problema en el que está y ahora amo verla así, sin control, ya no es la diva que salió de la habitación de hotel, ahora está abatida, lo que significa que esta batalla la he ganado, Rachel suspira bajando la mirada y luego vuelve a mirar mis ojos, rompo el contacto visual y voy hacia mi silla, completo la primera fase de mi plan, ahora iré a por la segunda, algo es seguro, no le daré tregua alguna hasta no verla humillada frente a mí, tomo asiento notando que ella no ha dejado de mirarme y sonrío con superioridad aunque lo único que desee es estar a sus pies y volver a hacerla mía una y otra y otra vez hasta el cansancio.
—¿Qué quieres? Ya puedes irte —señalo la puerta, pero no se mueve de lugar
—No quiero trabajar aquí
—Rachel ya te dije lo del contrato, si prefieres la cárcel avisa
—No, no —ella se acerca a mí —lo que quiero decir es que me mantengas como modelo aquí, haré el trabajo que quieras, pero no en este lugar, no me pongas a trabajar limpiando suelos aquí —sonrío alzando una ceja
—Tienes miedo de que se burlen de ti
—Haré el trabajo que me pidas, pero no aquí —entrecierro mis ojos
—Pídelo bien Rachel —me acomodo en mi silla divertido con todo esto —¿acaso no te enseñaron a decir por favor y gracias? —la chica tensa su mandíbula y parece costarle bastante
—Por favor —mi sonrisa se agranda
—Te daré otra opción —sobo mi mentón —puedes seguir con tu vida y no me volverás a ver
—¿Qué tengo que hacer? —parece muy interesada en eso y solo me hace enojar más, ¿qué mujer no me quiere en su vida? Ella es la única
—Hablarme sobre ti
—¿Perdón? —me mira confundida y se acerca más
—Cuéntame sobre tu vida y tu familia Rachel —miro sus ojos —quiero saber todo sobre ti desde que naciste hasta tus 16 años de edad que fue la edad en donde tu tío te llevó a su casa, después de eso lo sé todo, pero lo anterior no —su mirada cambia por completo y se oscurece —háblame de esos 16 años y de tus padres y te dejaré en paz —pido sin perder detalle de su rostro, la forma en la que me mira y el miedo en sus ojos.
—No hay nada que decir
—Puedes acabar con mis deseos de verte humillada Rachel con solo decirme
—Supongo que sabes mucho sobre mí —ella vuelve a ser la misma que entró en la oficina —tienes seguro mi número de teléfono, envíame un mensaje con el primer trabajo que debo hacer —Rachel camina hacia la salida
—¿Fueron tan malos padres? —se detiene por completo al tomar el pomo de la puerta y ella está tensa —puedes decirme, mi padre tampoco fue muy bueno que digamos —río, pero la puerta se abre y la chica sale de la oficina borrando mi risa, aprieto mis puños, descubriré todo sobre ella.
Miro los papeles de la empresa y Rachel tenía razón, de moda no se nada, tendré que buscar a alguien más para esto, tampoco quiero perder mi dinero, bufo mirando mi reloj sabiendo que no he salido de esta oficina, miro mi teléfono cuando suena y maldigo al ver que es Samir, de seguro quiere hablarme sobre Serguéi y reclamarme por haber atrasado mi cita con este por lo que cuelgo la llamada, ya habrá tiempo para eso.
—Señor —Armando entra a la oficina y sonrío, sé que trae alguna información sobre mi diva
—Dime que has encontrado algo más —él suspira —tengo el presentimiento de que ni torturándola le sacaré algo.
—Su tío no es su tío —lo miro confundido —y Jhonson no es el apellido de Rachel, su tío le dio su apellido luego de acogerla, aún sigo sin saber algo sobre sus padres.
—¿Y entonces ese hombre que es de ella? —me pongo de pie sin dejar de mirarlo
—Carlo Jhonson es un hombre importante y poderoso Liam, siempre ha estado mezclado con la política y ahora es el gobernador, tiene dos hijos y tres nietos adorables así como una esposa hermosa a la que traiciona con su secretaria —sonrío, no hay otro como Armando, lo que quiero él lo descubre —quizás fue un amigo de la familia de Rachel —asiento
—Síguelo investigando, todos los políticos son corruptos —Armando asiente —y quiero saber más sobre esa amante —él sonríe y yo también, tomo mis cosas y salgo de esa oficina rápido.
Mientras camino por la empresa todos me miran intrigados, seguro esperan algún discurso, algo de mi parte, pero se quedarán esperando, las mujeres sonríen a mi paso, pero yo mantengo la mirada solo en una, la cual conversa cerca de la entrada con otra chica.
—Rachel —la conversación acaba y ella me mira frustrada mientras su amiga me come con la mirada
—¿Desea algo jefe?
—Que me llames Liam —las cejas de la chica a su lado se alzan y ella se tensa, está loca si cree que seré profesional con ella
—Así que el nuevo jefe —la mujer al fin habla, claro, hubiera explotado de no hacerlo —Liam, soy Niki —su mano se extiende hacia mí
—Usted llámeme jefe —miro su mano —y por favor déjame solo con Rachel —su mirada se oscurece y parece enfadada, pero la ignoro y miro a Rachel, la mujer tarda segundos en poner sus pies a moverse y se aleja rápido de nosotros.
—Aquí eres mi jefe, debería llamarte
—Liam —gruño acercándome a ella —esta empresa me importa un bledo Rachel así como todos en ella excepto tú, me da igual lo que piensen y hablen los demás.
—¿Qué quiere? —sonrío
—Cenar esta noche en un restaurante bonito, te enviaré la hora y la dirección del restaurante, no llegues tarde
—¿En serio? —su voz me detiene cuando me iba —¿es una de las cosas que debo hacer?, si pretende que con sus juegos me va a llevar a la cama está equivocado —la miro alzando una ceja
—Puede terminar con todo, solo háblame de tus padres
—Vete al infierno —sonrío
—Rachel pienso averiguarlo y cuando lo haga por mi cuenta juro que lo diré a todos —su rostro pierde color —sacaré tu secreto a la luz —afirmo y salgo del lugar a paso rápido dando un suspiro.