La diva del mafioso

Capítulo: 4

Rachel

Steven y yo seguimos cenando en completo silencio, pero la comida de mi plato sigue casi intacta, la mirada de Liam sigue grabada en mi cabeza y daba miedo, quizás olvidé que es un mafioso peligroso que me amenaza, pero no me gusta que me obliguen a hacer nada y él quería eso, sí, enfadé al tipo equivocado, pero él intenta doblegar a la mujer equivocada, si cree que caeré de nuevo en sus brazos por sus amenazas debe tener algún problema mental. Suspiro y miro a mi amigo al sentir su intensa mirada sobre mí y este me está mirando con demasiada curiosidad para mi gusto.

—Me invitas a cenar, pero pareces preocupada —comenta mirando mis ojos

—¿Y?

—Rachel, vi a nuestro jefe aquí y

—Detente —pido y bebo un poco de vino —no te apresures a sacar conclusiones erróneas Steven

—Solo quiero saber si estoy en problemas —sonrío

—Claro que no, solo invité a cenar a un amigo —me encojo de hombros, pero él sigue mirándome interesado —sigamos cenando y deja de mirarme.

—Lo haría feliz si comieras con ganas —ruedo los ojos y tomo los cubiertos en mis manos.

Subo al auto de Steven notando que la noche está yendo demasiado bien, eso es extraño, no he recibido mensajes ni llamadas del mafioso y lo único que lamento ahora mismo es que Steven sea gay, este me sonríe mientras conduce y pone algo de música.

—Estás sonriendo —dice feliz —¿en qué piensas?

—En que lamento que seas gay —ambos reímos con ganas

—Por Dios Rachel —bufa —sabes que de no serlo no estaría conduciendo ahora mismo, estaríamos en la parte trasera de este auto —río a carcajadas

—Gracias Steven —suspiro —es bueno tener un amigo como —mis palabras quedan en el aire cuando un auto nos choca por detrás, Steven frena de golpe y agradezco llevar puesto el cinturón de seguridad, mi amigo baja del auto y grito cuando un hombre lo golpea y luego rompen la ventanilla a mi lado haciendo que todos los vidrios caigan sobre mí.

—Baja del auto —ordena el que me apunta a la cabeza con una pistola y me pierdo en su oscura mirada

—¿Fue Liam?

—Baja, tengo órdenes de no ser delicado y lo estoy deseando —trago en seco con su sonrisa y bajo del auto, al instante siento el golpe en mi cabeza que hace que caiga al suelo desmayada.

La cabeza me duele y cuando abro mis ojos gimo de dolor, intento moverme, pero me es imposible mover mis brazos o mis piernas, levanto un poco la cabeza y miro mi cuerpo, mi ceño se frunce y trago en seco viendo que estoy en ropa interior con mis pies atados y las manos también por encima de mi cabeza, mi corazón se acelera a tal ritmo que pienso que me dará un infarto e intento moverme para soltarme, pero los ojos se me llenan de lágrimas por el dolor que causa en mis muñecas las ataduras.

—Al fin despiertas —me quedo quieta mirando sus ojos, él sonríe parado frente a mí con sus manos dentro de sus bolsillos

—Dijiste que no obligabas a nadie a estar contigo —reclamo y sus cejas se alzan

—No te he tocado

—Estoy en ropa interior

—No te preocupes, ya vi todo de ti —ríe y maldigo en voz alta —una vez más me dejas en ridículo Rachel

—Dijiste donde cenaríamos, no aclaraste que lo haríamos en la misma mesa —río mirando sus ojos viendo como tensa su mandíbula.

—Graciosa y bella —él se acerca más a mí y me tenso, pero no me toca —estoy enfadado

—Busca ayuda —sonrío —estás loco y eres un imbécil

—Dios Rachel, ¿qué haré contigo? —él acerca su rostro al mío —¿sabes las ganas que tengo ahora de castigarte?

—¿Dónde está Steven?

—Hablas del idiota con el que pensabas pasar la noche —alza una ceja —quizás está muerto ya —mis ojos se abren en demasía y niego rápido

—Solo quería molestarte, es gay, no íbamos a hacer nada

—¿En serio?

—Lo juro —una vez más intento moverme, pero solo provoco dolor a mis muñecas

—Dame un segundo —él se aleja un poco y saca su teléfono —David, dime del individuo —me quedo mirándolo mientras habla —no, no lo mates —vuelvo a respirar tranquila —rómpele una mano y déjalo

—¡¿Qué? ¡No! —chillo, pero él cuelga ignorándome por completo

—Hijo de puta, pienso mandarte a la cárcel —Liam ríe

—Inténtalo preciosa —vuelve a acercarse a mí —¿quieres que te libere? Mañana lo haré

—No puedo dormir así —vuelve a acercar su rostro a mí y sonrío un poco —por favor, no me iré, me quedaré esta noche contigo —sus labios están bastante cerca —por favor —pido y levanto un poco la cabeza y lo beso, solo que el beso dura pocos segundos, al instante Liam lo rompe y ríe

—No vas a engañarme Rachel, tengo 30 años —limpia su boca con su mano

—William

—No me llames así —espeta enojado y alzo mis cejas

—Es tu nombre

—Dime Liam —bufa —William es mi padre

—¿Problemas familiares? —río —William

—dije que no

—¿Qué pasa? ¿No se llevan bien?

—He logrado más que él sin su ayuda, no quiero que me llamen como a él y que toda la gloria siga siendo suya —hay odio en su voz y sonrío —soy Liam

—William —aprieta sus puños —pobre William, preguntas por mi familia, pero al parecer la tuya está muy rota —río mirando sus ojos —¿qué pasó William? —Liam suspira sin dejar de mirarme.

—Eres una zorra

—Y tu un demente William —aprieta sus dientes sin dejar de mirarme y se acerca a mi rápido, una de sus manos va a mi cuello y me tenso un poco

—Liam —gruñe con mucha rabia

—Te llamaré como se me pegue la gana William —sonrío

—Bien, entonces te irás de aquí cuando termines todos los trabajos que te haré hacer —él vuelve a acercar su boca a la mia, pero no me besa —y hoy dormirás así, semidesnuda y atada a mi cama —me tenso cuando siento una de sus manos en mi muslo —indefensa y sola en mi habitación

—¿Es tu habitación? —trato de sonreír, pero su mano se acerca a mis bragas y estoy tensa —tienes mal gusto William

—Dame una razón para no matarte —su mano sigue subiendo hasta mi vientre —una razón —pide mientras mi corazón ya se ha acelerado al máximo y hay mucho odio en su mirada, su mano aprieta más mi cuello y sonrío un poco.



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En el texto hay: mafia, amor, jefe-empleada

Editado: 20.11.2024

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